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Diego María Santiago Calvo de la Banda y Aragón

Biografía

Santiago Calvo de la Banda y Aragón, Diego María de. Marqués Consorte de Casa Ulloa y Conde Consorte de Vistahermosa. Utrera (Sevilla), 4.III.1808 – 25.XII.1886. Benefactor, fundador de colegios Salesianos.

Diego María de Consolación José Domingo Gertrudis fue el tercer vástago del matrimonio formado por Antonio María de Santiago Calvo de la Banda y Arias de Saavedra, bailío de la Orden de San Juan de Malta y su prima y esposa, Catalina de Ricis de Aragón y Arias de Saavedra, pertenecientes a una noble y antigua familia de ganaderos y acendrada religiosidad, que presumía de su parentesco con San Pedro de Alcántara y Santa Teresa de Jesús. Por ello, Diego María recibió una esmerada formación religiosa a cargo de la Orden franciscana —estrechamente unida a su familia— y se dedicó a la administración de sus numerosas propiedades rústicas y urbanas, situadas en las ciudades de Utrera y Sevilla y en las villas de Lora y Palma del Río.

Contrajo matrimonio en 1841 con Magdalena de Ulloa y García de Tejada, II marquesa de Casa Ulloa y VI condesa de Vistahermosa, también dueña de una considerable fortuna, del que nacieron tres hijos: María de los Dolores —que entró en religión en el Instituto de María Reparadora de Sevilla con el nombre de Madre María de Consolación—; María de la Concepción, casada con Enrique Muñoz y Gámiz, doctor en Jurisprudencia y caballero de la Orden de Santiago y Antonio, único varón, que se casó con Ignacia Pacheco y Núñez de Prado y sucedió a su madre en el marquesado de Casa Ulloa, aunque no en el condado de Vistahermosa, por haberlo cedido ésta en 1844 a su primo Ángel García Loigorry y García de Tejada.

El 12 de junio de 1870 un grupo de forajidos concibió la idea de asaltar la vivienda de los marqueses en Utrera, para lo cual utilizaron a un viejo criado, llamado José el Gallego amenazándolo con matarlo si no les abría la puerta a media noche. Aún así, éste denunció el caso a la Guardia Civil, que ordenó a la familia salir disfrazados de la casa, a la vez que varios de los guardias se apostaban en lugares estratégicos. Los salteadores, siete en total, recibieron una fuerte descarga que acabó con la vida de uno de ellos. Este trágico suceso impresionó de forma extraordinaria a Diego María que llegó a la conclusión que eran causados por la extrema pobreza de una gran parte de la población. Eran muchos los enfermos sin recursos que morían sin ningún tipo de asistencia mientras que los hijos crecían analfabetos y con una falta total de recursos y oportunidades. Con el fin de remediarlo se puso en contacto con el Padre Torres Padilla, director espiritual de Santa Ángela de la Cruz, fundadora de la Compañía de las Hermanas de la Cruz, con el fin de abrir a sus expensas una casa en Utrera dedicada a la atención y cuidado de los más pobres. A causa de la falta de religiosas hubo que posponer el proyecto hasta que, finalmente, la casa se inauguró el 16 de Julio de 1877, que fue la primera después de la Casa Madre de Sevilla y marcó el inicio de la expansión de la Orden por Andalucía, hasta que ésta tuvo recursos suficientes para llevar a cabo sus caritativos fines sin necesidad de su patronazgo. Aunque ya anteriormente, en 1874, el marqués de Casa Ulloa había hecho posible la supervivencia del convento de Carmelitas Calzadas de Utrera. Ante la pobreza extrema del monasterio sus religiosas se plantearon el cierre del mismo. Al saberlo, les entregó un importante donativo que les permitió continuar su vida contemplativa.

Al fallecer sus hermanos Miguel y María del Carmen —que lo nombraron heredero con la recomendación de realizar obras beneficiosas para la infancia— se decidió a fundar un colegio gratuito en donde no sólo se enseñase a los niños, también se remediase en lo posible su situación personal. Para ello estableció contacto con san Juan Bosco por mediación del cardenal arzobispo de Sevilla, Joaquín Lluch Garriga, para permitir que la Orden Salesiana se estableciera en España, fundando un colegio en Utrera. Al fin, el 16 de Febrero de 1881 una expedición dirigida por Juan Cagliero e integrada por Juan y Miguel Branda, Francisco Azteni, Ernesto Oberti, Carlos Pane y el familiar José Goitre llegaba a Utrera. Diego María había conseguido del arzobispado de Sevilla la cesión a los Salesianos de la iglesia del antiguo Convento del Carmen, les tenía preparada una casa de su propiedad, amueblada y con todo lo preciso para su establecimiento y le aseguraba una renta diaria de ocho reales. Ese fue el principio de la Congregación Salesiana en España. Muy poco tiempo después, eran centenares de niños los que recibían clases y comían y eran vestidos en las escuelas gratuitas de San Diego.

En 1883, con la fundación de la casa de Sarriá, en Barcelona, los Salesianos comenzaban a extenderse por España. Dos años después, en 1885, ante la perspectiva de nuevas fundaciones y dada la escasez de personal docente, se planteó el cierre de la casa de Utrera. Al saberlo el marqués de Casa Ulloa, y tratando de evitar el final de lo que consideraba su gran obra, construyó a los Salesianos en Utrera un extenso edificio, dotado de todo lo necesario para colegio de Segunda Enseñanza, con el fin de que los ingresos obtenidos por la educación de los niños de familias acomodadas sirvieran para costear la de los desfavorecidos de la fortuna, invirtiendo en dichas obras cuantiosas sumas. A su muerte, los Salesianos habían consolidado su presencia en España. Todo se debió a la inquietud de Diego María, que, en palabras del salesiano Carlos Pane “fue nuestro más fiel amigo, nuestro cooperador más activo y nuestro constante bienhechor”.

 

Bibl.: Á. Martín González, Los Salesianos de Utrera en España: una institución al servicio del pueblo: aproximación a su historia secular (1881-1981), Sevilla, Inspectoría Salesiana, 1981.

 

Eduardo González de la Peña y de la Peña