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Francisco Bens Argandoña

Biografía

Bens Argandoña, Francisco. La Habana (Cuba), 28.VI.1867 – Madrid, 5.IV.1949. Militar destacado en los territorios del Sáhara español.

Hijo de José Bens Alcanse y de Josefa Argandoña López; su padre, natural de tierras sevillanas, era músico militar y su madre había nacido en Santiago de las Vegas, provincia de La Habana. De sus dieciséis hermanos, llegó a conocer a cinco: Carlos, que ingresó en la Academia Militar de La Habana; José tuvo pretensiones de ser sacerdote pero murió joven; Eduardo, dedicado a diversos negocios comerciales; Lola, que murió en plena juventud, y Carlota, que vivió en Camagüey.

Su niñez transcurre en La Habana, donde conoce la todavía existente esclavitud de los negros, a pesar de los esfuerzos del conocido abogado Cortina, quien trabajó intensamente por su liberación. Otro aspecto que le llama la atención son los ñánigos, sociedad secreta de negros que terminó siendo exterminada y que era muy conocida por sus incansables bailes al compás de los tambores.

A los catorce años prepara el ingreso en el oficio de las armas, consiguiéndolo e ingresando en la Academia Militar de La Habana, de donde sale como alférez de Infantería. Posteriormente es destinado a la Península, al regimiento Saboya número 6, en Alcalá y más tarde en Madrid; por la lealtad y disciplina con que contribuyó a la sofocación de la sublevación ocurrida en Madrid el 19 de noviembre, mereció las gracias de Su Majestad la reina regente, en nombre de su augusto hijo Alfonso XIII. En 1887 fue destinado a Cuba, donde permanecerá seis años, siendo su primer destino cubano la guerrilla montada del batallón de Cazadores de Isabel II. dos años más tarde contrae matrimonio con la cubana María Ana Arrarte, con la que tuvo cuatro hijos. En 1893 el conflicto del morabito de Sidi Aguarich le lleva a la Melilla del general Margallo, en concreto al regimiento de África número 1, siendo su estancia breve, ya que regresó a la isla en 1894.

El regreso a su tierra natal comienza en el regimiento María Cristina número 64 y posteriormente en el de Infantería de Tarragona. Su actuación es patente en lugares como La Alegría, Yamaguad, Cascorro, Monte Dirán, etc. En 1896 recibe la cruz del Mérito Militar de 1.ª clase, con distintivo rojo, pensionada, por el mérito que contrajo en la acción sostenida en el Potrero Saratoga; fue ascendido a capitán en abril de 1897 por antigüedad. Vuelve de nuevo a la Península en 1898, siendo reconocidos sus méritos en los diversos encuentros con el enemigo en los Potreros Pendejera y Martell; su destino peninsular sería en el regimiento Castilla número 16. El desastre colonial de Cuba y Filipinas hace desaparecer el Ministerio de Ultramar en 1899; no obstante, el Sáhara pasó a depender de la sección de Colonias del Ministerio de Estado, en 1901.

Si en el año 1900 recibió la medalla conmemorativa de la campaña de Cuba, con tres pasadores, el año 1903 marcará un cambio fundamental en su vida. Destinado en el batallón de Cazadores de Tenerife desde 1900, es propuesto para marchar al Sáhara, como jefe político-militar de aquel territorio, ocupado en 1884 por Bonelli. El Ministerio de Estado solicitaba un capitán de ciertas cualidades para sustituir al comisario Regio de Río de Oro. Bens acepta el reto, estudiando las fuentes que hacían referencia al territorio y sus gentes. Embarca el 15 de enero de 1904, llegando el día 17 a Villa Cisneros; una vez realizado el relevo sin novedad alguna, la situación era desoladora: en veinte años la presencia española se veía reducida a un fuerte de sesenta metros de largo por cuarenta y cuatro de ancho. Los españoles apenas podían separarse seiscientos metros del fuerte sin correr el riesgo de ser atacados, siendo muy temidos los “hombres azules”. Los nómadas del interior que más frecuentaban la colonia eran miembros de las tribus Ulad Delim, Ulad bu Sbaa, Erguibat, Arosiem, como otras de pescadores como los Imeraguen. Además, sus predecesores no habían explorado el territorio, desconocían las costumbres y la sensación de hostilidad era constante. Este mismo año es reconocida su profesionalidad con la cruz de la Orden del Mérito Naval de 1.ª clase, con distintivo blanco.

Desde el principio, el capitán Bens tiene claro anteponer la acción política a la militar, así como una política de atracción de los jefes más notables, como de las mujeres, en una dinámica de atención médica, hospitalidad a las gentes que se acercaban a la colonia, frecuentes regalos, supresión de impuestos.

En definitiva, una misión de paz y concordia que desterrara las posibles susceptibilidades de los indígenas y a la vez se dieran a conocer por la presencia española. Si hubiera que definir la acción de Bens en el Sáhara, se calificaría de pacífica, no exenta de firmeza, sin olvidarse de la misión política allí empleada y con unas grandes dotes diplomáticas para no despertar la enemistad de los nativos y conseguir atraerles. Todo ello era logrado con la escasez de medios económicos.

En marzo de 1906, con motivo de la visita de Alfonso XIII a las islas Canarias, Bens acude a saludarle con varios nativos de Erguibat y Ulad Bu Sba, expresando así los intereses y la motivación española por la presencia en el territorio.

Desde 1907 tendrá el nuevo gobernador una actividad incansable, llegando en 1910 a la Mauritania francesa, acompañado del gerente de la Compañía Transatlántica, José Rodríguez Montero; el recorrido les llevaba hacia el interior por el Aguerguer e Imilili, de manera que a finales de año llegaban a las posiciones francesas, siendo recibidos por el comandante Vanwaetermeulen.

No hay que olvidar que si bien las ocupaciones de Cabo Juby (1916) y La Güera (1920) fueron todo un logro, no por ello hubo intentos fallidos o no aprobados en las altas instancias gubernamentales, así en 1911 hay un proyecto de ocupación de la costa occidental de África, preliminar de la ocupación de Ifni, proyecto confeccionado por Ricardo Burguete en Santa Cruz de Tenerife, en dicho informe se aludía a ese hinterland desde Cabo Blanco hasta Cabo Juby, límite sur de las posesiones del Imperio de Marruecos, donde Abd-el-Azis compró al irlandés Makenzie la factoría del citado Cabo Juby. Esta compra daba límites definidos al Imperio de Marruecos hasta entonces inciertos. A lo largo de 1911, 1912 y 1913 se realizan pruebas y gestiones de todo tipo para establecer posiciones en la zona norte, El Perchel, Cabo Juby, Ifni, etc.

La situación internacional por la que atravesaban los sucesos de Marruecos, en concreto el incidente de 1911 en la zona francesa y los recelos alemanes de no respetar la Conferencia de Algeciras, unida al levantamiento de El Heiba en la zona francesa, hacían desaconsejables nuevas ocupaciones efectivas. Su reconocimiento fue manifestado con diversas condecoraciones: en 1913, la cruz del Mérito Naval de 2.ª clase con distintivo blanco, sin pensión, por Real orden manuscrita del Ministerio de Marina de 19 de julio, por sus méritos en Río de Oro. A pesar de las dificultades, la Real Sociedad Geográfica confeccionó en 1913 una miscelánea de estudios científicos y geográficos entre el Uad Dra y el paralelo 26 norte, tal expedición fue confiada a un auxiliar administrativo de minas, llamado D’Almonte, quien efectuó un verdadero trabajo no sólo geográfico, con la descripción de costas, estudios pesqueros, comerciales, sino también con la intención de conocer al indígena.

Bens había informado al Gobierno de las inmejorables condiciones comerciales de la costa atlántica, y así será el gobierno de Romanones quien decide la ocupación de Cabo Juby. El 16 de noviembre de 1914 se llega a Cabo Juby en el crucero Cataluña, pero se le ordena el reembarco. La frustración española en general, y de Bens en particular, es mejorada en 1915 con la concesión de comendador ordinario de la Real Orden de Carlos III y por su ascenso, en abril de 1916, a teniente coronel por los méritos logrados en sus responsabilidades como gobernador político-militar en el Sáhara español. La ocupación efectiva tendrá que esperar hasta fines del mes de junio de 1916, previa entrevista en Madrid, con el ministro de Estado y el alto comisario en Marruecos, unido a la buena disposición de El Heiba en los territorios comprendidos entre Agadir y Cabo Blanco. El esperado desembarco en Cabo Juby tiene lugar el día 29 de junio; la operación se llevó de forma totalmente pacífica, ocupándose la llamada Casa del Mar y la del continente. El propio Bens comprueba que de las diversas tribus que habitan la zona ninguna reconoce al Sultán de Marruecos.

En la factoría de Cabo Juby se estableció la Compañía Transatlántica, llevando una serie de intercambios comerciales poco destacados; dos barcos mensuales salían de Las Palmas y hacían el recorrido por Río de Oro y Cabo Juby; en cuanto a las fuerzas existentes en la zona se relevaban cada seis meses.

Parecía que la excesiva paciencia y la lentitud en tomar posiciones en el Sáhara era la característica más destacable en la acción española allí representada, así después del desembarco de Bonelli en Río de Oro en 1884, tendrían que pasar treinta y dos años para la segunda en Cabo Juby y cuatro más para La Güera, cuya costa se había convertido en un problema para los pescadores, objeto de secuestros y operaciones de rescate.

En mayo de 1920, Bens fue ascendido a coronel por antigüedad; este ascenso lo estrena dirigiéndose a Tenerife, donde se entrevista con el capitán general de Canarias sobre los recursos empleados en el desembarco de La Güera, que tiene lugar el 30 de noviembre de 1920. La Real Orden del Ministerio de Estado, sección de Colonias, establecía dos factorías pesqueras. El conde de Torrellano sería secretario civil y le serían asignadas funciones diplomáticas. En esta expedición también formaron parte no oficial varios representantes comerciales: la casa Marcotegui con Ignacio Sainz Marcotegui y Pedro Pou Mutra, la casa Orive Hermanos y la empresa Sarmiento. El procedimiento sería el mismo que en Cabo Juby: ocupación de forma pacífica sin alterar el estado amable y positivo de los indígenas, que esperaban beneficios de la presencia española.

El comienzo de la década de los veinte supone para Bens un nuevo reto con la posible ocupación de Ifni, pero los terribles sucesos de Annual (1921) suspenden la operación. En 1923 es reconocido como comendador de la Real Orden de Isabel la Católica, según la cuota reducida por Real orden de 19 de mayo del Ministerio de Estado, y en 1924 se le concede por el Ministerio de Estado la Gran Cruz de Isabel la Católica, como recompensa por sus servicios como inspector general de los destacamentos del Sáhara y delegado del Alto Comisario de España en Marruecos, unido a la cruz de beneficencia de 1.ª clase, con distintivo blanco y negro; un tercer galardón lo formaría el título de comendador de la Orden Tercera de Uisan Alanita.

Sin embargo, al año siguiente, consecuencia de la reorganización administrativa iniciada en 1924 y de la visita al territorio de una comisión, se produjo el cese de Bens en la zona. Así, el general de brigada Leopoldo Ruiz Trillo, con destino en el Estado Mayor Central, sin haber motivos serios que justificaran el cambio, fue el encargado de ejecutar la finalización de su mandato en la zona. En 1925 se publica un Real Decreto de la Presidencia del Directorio Militar, por el cual las funciones hasta ese momento desempeñadas en la zona sur del Protectorado no exigen una elevada categoría militar, no pudiendo recaer en una categoría superior a la de teniente coronel. Bens era cesado de sus funciones, decía adiós a sus largos, provechosos y apasionantes veintidós años en el desierto.

Partió el 22 de noviembre de 1925.

Su llegada a la península supuso una cierta apatía vivida en un piso de Madrid, con el recuerdo del desierto y la incomprensión de las grandes ciudades. Recibió en 1930 honores de jefe superior de Administración civil. Murió el 5 de abril de 1949.

 

Obras de ~: España en el África Occidental, Las Palmas, 1907; Dos visitas a algunas kábilas del Sahara español, 1907; Mis memorias. 22 años en el desierto, Madrid, Selecciones Gráficas, 1947.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exps. personales, 1.ª División, 2237B; Archivo General de Palacio, Fondo reinados, Reinado de Alfonso XIII, caja 15621/4.

J. R. Diego Aguirre, “La obra colonizadora del general Bens”, en Revista de Historia Militar, n.º 60 (1986), págs. 105- 128; J. Morillas, Sahara Occidental. Desarrollo y subdesarrollo, Madrid, El Dorado, Biblioteca Hispanoamericana, 1988; M. Fernández-Aceytuno Gavarrón, Ifni y Sahara. Una encrucijada en la Historia de España, Palencia, Simancas Ediciones, 2001.

 

Javier Ramiro de la Mata