Videla del Pino, Nicolás. Córdoba (Argentina), s. m. s. XVIII – Buenos Aires (Argentina), 17.III.1819. Obispo del Paraguay.
Fueron sus padres Juan Agustín de Videla y Aguiar y Antonia del Pino Machado. Desde joven se distinguió por su capacidad intelectual, primero como alumno de la Universidad de Córdoba del Tucumán y luego como deán de la Catedral y rector del Seminario en el que enseñó Filosofía y Latín. Entre sus escritos se encuentra la “Relación Histórica de la ciudad de Córdoba del Tucumán”.
Por sus virtudes y méritos académicos y eclesiásticos, Videla del Pino fue propuesto para el obispado del Paraguay en 1802, llegando a su diócesis el 20 de septiembre de 1804, año en que se produjo una conspiración del pueblo contra el gobernador Lázaro de Ribera por su verticalismo a ultranza, típico prosélito del despotismo ilustrado. A propuesta suya, los alumnos del Real Colegio Seminario de San Carlos se vieron obligados a entregar sus Conclusiones a “Censores Regios” nombrados por la Corona en 1801 para “examinar todas las conclusiones que se han de defender en las Universidades, así sean de regulares y seculares de todos los Pueblos, antes de reimprimirse y repartirse, no permitiendo que se defienda ni enseñe doctrina alguna contra la autoridad y Regalías de mi Corona, dando cuenta al referido mi Consejo de cualquier contravención para su castigo e inhabilitar a los contraventores para todo ascenso...”. No se conoce la reacción del obispo ante las censuras de las Conclusiones, pero es de suponer que las habrá acatado sin contradicciones.
Después de un breve gobierno, Videla del Pino fue trasladado a Salta, haciéndose cargo de la diócesis el 25 de marzo de 1807. Se destacó por su inclinación al estudio, afición que manifestó en una circular enviada a los sacerdotes de su diócesis en 1808; en ella les decía que “sin el auxilio de buenos libros no era posible que pudieran cumplir con sus obligaciones, además de la necesidad que tenían de libros para que ocupen útilmente el tiempo que les sobre de sus tareas pastorales, evitando así el ocio, raíz y principio de todos los males y recreando el ánimo con tan benéfica distracción”.
Videla no ocultó su disconformidad con el movimiento revolucionario de mayo de 1810, motivo por el cual, en abril de 1812, el general Manuel Belgrano le envió una intimación para que, en el plazo de veinticuatro horas abandonara la ciudad. El obispo desacató la orden ocultándose en casa de una familia amiga; fue descubierto, aprehendido y enviado preso a Buenos Aires en el mismo año. Estuvo recluido en el convento de los Mercedarios, luego en el de los Recoletos del Pilar y por último en Calamuchita. En 1817 prestó juramento de fidelidad al Gobierno y se le concedió licencia para ejercer su ministerio. Según el padre Fidel Maíz, Videla regresó al Paraguay de donde fue expulsado por el dictador José Gaspar de Francia.
Viajó a Buenos Aires donde murió pobre y sin beneficio alguno, el 17 de marzo de 1819. Sus restos descansan en el templo de Santo Domingo de dicha ciudad.
El obispo Nicolás Videla del Pino gozó de mucho prestigio en toda la provincia del Plata y su alejamiento de la diócesis fue motivo de disputas en el seno del Congreso de Tucumán en 1816, siendo su protector el prócer Juan José Paso y otros ilustres representantes de ese congreso. En el palacio episcopal de Salta se le ha erigido un busto en bronce junto a cual se exhibe su retrato pintado en lienzo de gran tamaño.
Bibl.: H. Roa y F. Maíz, Breve Reseña Histórica de la Iglesia de la Santísima Asunción del Paraguay, Asunción, 1906; E. Udaondo, Diccionario Biográfico Colonial Argentino, Buenos Aires, Ed. Huarpes, 1945; Conferencia Episcopal Paraguaya, Guía Eclesiástica del Paraguay, Asunción, 1997; M. Durán Estrago, “Videla del Pino, Nicolás”, en Forjadores del Paraguay. Diccionario Biográfico, Asunción, Aramí Grupo Empresarial, 2004.
Margarita Durán Estrago