Transcurrida la infancia en el hogar nobiliario en que vino al mundo, vivió su niñez en Pozoblanco (Córdoba), en compañía de un tío materno de profunda religiosidad y acendradas costumbres. Retornado a su casa a los trece años, después de la muerte del citado familiar, estudió filosofía y teología con los padres dominicos; se doctoró en la última y de ella impartió docencia como catedrático. Ordenado sacerdote, fue sin tardanza canónigo del Sacromonte, así como catedrático y rector de su afamado colegio. De allí se trasladó a Madrid como canónigo de la Real Colegiata de San Isidro, donde destacó por su abnegada entrega a sus labores como consiliario perpetuo del Hospital General de la capital de la monarquía. En junio de 1798 fue consagrado en ésta obispo de Buenos Aires, debido al prestigio adquirido en los ambientes cortesanos por su labor asistencial, pero no pudiendo llegar a aquella sede al ser nombrado obispo de Sigüenza. [...]