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Rafael Dutrús Zamora

Biografía

Dutrús Zamora, Rafael. Llapisera. Cheste (Valencia), 1892 – Valencia, 16.II.1960. Torero cómico.

Llapisera, que comenzó como torero serio, está considerado como una de las primeras figuras del toreo cómico, una especialidad humorística del toreo que tiene su origen en las mojigangas, comparsas y otros “juguetes” cómicos. Era hermano del picador Miguel Dutrús, también apodado Llapisera.

Según se escribió en la enciclopedia Lances y figuras del toreo, “hay constancia documental de que durante los siglos XVI y XVII, en los espectáculos taurinos (con todas las salvedades que quieran ponerse a esta denominación, en una época en la que la Fiesta aún no estaba definida como tal) se hacían suertes que se apartaban de los cauces normales del toreo. Esos juegos, que podían ser cómicos o arriesgados, recibían el nombre genérico de ‘invenciones’. En muchas ocasiones eran parodias del toreo serio, con los ‘toreros’ vestidos con los más disparatados disfraces, y en otras eran las pantomimas que, siglos después, derivaron en las famosas mojigangas, tan importantes durante el siglo XIX”.

Rafael Dutrús se presentó en Valencia en octubre de 1914, y tuvo tanto éxito que repitió los días 12, 22 y 29 de noviembre. José Épila Latiguillo, crítico taurino del periódico Las Provincias y director de la revista El Toreo en Valencia, escribió en su resumen de la temporada 1914: “En su género, es gente”, lo que da una idea de la importancia que ya iba tomando la figura de Llapisera. En 1915 se anunció como El rey del Toreo Cómico, unas veces actuando solo y otras formando pareja con Tancredo López Don Tancredo, un zapatero valenciano que había comenzado a hacer su número (vestido de blanco y subido en un pedestal, hacía la estatua delante de los toros) en 1899.

A partir de 1916, el toreo cómico tomó un nuevo y definitivo impulso. Eduardo Pagés, empresario de la plaza de Las Arenas de Barcelona, contrató a Llapisera (que vestía impecablemente de frac) y a Carmelo Tusquellas, imitador de Charlot, para debutar el 8 de mayo de 1916. A este dúo de cómicos les acompañaba un tercero, al que llamaron Botones. La nueva cuadrilla de toreros cómicos llegó a sumar, en 1918, setenta y seis festejos, y unos mil a lo largo de los años siguientes. Su trabajo consistía en parodiar el toreo, pero ridiculizando las suertes y los movimientos de los matadores de toros.

Una vez separados Llapisera y Charlot en 1922, Rafael Dutrús contrató en 1929 a la banda musical El Empastre, originaria de Catarroja (Valencia), en lo que sería el germen de los espectáculos cómicotaurino- musicales que tanta importancia tuvieron durante las décadas siguientes.

“La gran aportación de este grupo de artistas —se dice en Lances y figuras del toreo— estuvo basada en el toreo: antes, la gracia estaba en el disfraz y en la impericia, o en el valor y la sangre fría, en el caso de Don Tancredo; a partir de este momento, la comicidad vino derivada del toreo (en su faceta cómica, bufa y paródica del serio), pero toreo al fin y al cabo. Los cómicos comenzaron a torear y a seguir las reglas del toreo, que luego eran transgredidas; podría decirse de otra manera: para torear ‘mal’, primero hay que saber torear ‘bien’. Ésta es la clave del toreo cómico contemporáneo: que antes que disparate o caricatura, es toreo. [...] Debido al éxito obtenido por ‘El Empastre’, en los años siguientes surgieron otros muchos espectáculos. Los principales de aquellos años fueron ‘Los Calderones’, ‘El Embrujo Musical’, ‘Galas de Arte’ y el más importante de todos ellos, ‘El Bombero Torero’. Estos espectáculos fueron una auténtica cantera todos ellos tanto de toreros cómicos como de toreros serios, los chavales que vestidos de luces mataban un becerro soñando con hacerse un nombre y abrirse camino en su profesión”.

Suele darse por hecho que Llapisera fue el creador del lance llamado posteriormente “chicuelina”, una vez que, transformado, pasó del toreo cómico al serio, y lo adoptó y adaptó (prescindió de los elementos cómicos y le imprimió temple y gusto) Manuel Jiménez Chicuelo.

 

Bibl.: Parmeno (J. López Pinillos), “Charlot y Llapisera” y “Don Tancredo: el hombre del pedestal”, en Lo que confiesan los toreros, Pesetas, palmadas, cogidas y palos, Madrid, Editorial Renacimiento, 1917 (Madrid, Turner, 1987, págs. 75- 88); J. M. Cossío, Los toros. Tratado técnico e histórico, vol. 1, Madrid, Espasa Calpe, 1943, págs. 704-746; Anónimo, “Ha muerto ‘Llapisera’. Puede considerársele como el creador del toreo cómico”, en El Ruedo (Prensa y Radio del Movimiento, Madrid), n.º 817 (18 de febrero de 1960); Ganga [seud.], “Fue a Pagés a quien se le ocurrió la idea del ‘charlotismo’. Llapisera llevó este género a la categoría de espectáculo”, en El Ruedo (Madrid, Prensa y Radio del Movimiento), n.º 818 (25 de febrero de 1960); J. L. Llorens Raga y E. Porcar, Aquí, “El Empastre”... Mosaicos de su arte y de su vida, Valencia, Guerri, 1969; C. Baeza, “Don Tancredo y Llapisera”, en F. Villaverde (coord.), Cómicos. La otra tauromaquia, Valencia, Diputación, 2004, págs. 22-55; J. L. Ramón, “El toreo cómico”, en Lances y figuras del toreo”, Barcelona, Altaya, 2004, págs. 641-647.

 

José Luis Ramón Carrión

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