Estupiñán de Figueroa, Lorenzo. Jerez de la Frontera (Cádiz), p. m. s. xvi – Lima (Perú), s. m. s. xvi. Encomendero y colonizador.
Hijo de Pedro de Estupiñán y Virués, conquistador de Melilla, marchó a Perú siendo aún muy joven. Al poco de ser fundada la ciudad de Lima en 1535, la posición política de Estupiñán se consolidó gracias a su hábil participación en los enfrentamientos entre Francisco Pizarro, Diego de Almagro y los partidarios de ambos. En 1552, y en virtud de un título expedido por Carlos I un año antes, tomó posesión del oficio de corregidor de la ciudad de La Paz, fundada cuatro años antes por el capitán Alonso de Mendoza.
A pesar de haber sido nombrado con carácter vitalicio, su permanencia en el Alto Perú sería breve, pues, a los pocos meses de desempeñar su cargo, fue desterrado y sustituido por Sancho de Ugarte, que tomaba partido en la campaña que Pedro de la Gasca y Alonso de Alvarado emprendieron contra el rebelde Francisco Hernández Girón. Algunos años después, ya regresado a Lima, ejerció el oficio de alcalde y, en su calidad, presidió el cabildo de la ciudad en 1561 y 1564, órgano en cuyas decisiones desempeñaría un importante papel. Disfrutó, a su vez, de una firme situación económica, dada su condición de encomendero en la villa de Huánuco de los Caballeros, situada entre la Cordillera Occidental y el río Ucayali, donde era vecino de otros prominentes colonizadores como Gómez Arias de Ávila, Juan Sánchez Falcón y Gonzalo Hernández Heredia. El clima templado de la región y su acertada administración favorecieron que labrara una de las más sólidas fortunas de la región. Gracias a las buenas relaciones que mantenía con fray Domingo de Santo Tomás, obispo de Charcas y principal representante del lascasianismo peruano, Lorenzo de Estupiñán pudo mantener una postura equilibrada en los pleitos que los indios chupaychus elevaron a la Real Audiencia de Lima para solicitar la revisión de las tasas de los tributos. Estos procesos revelaban, en definitiva, la pugna entre la emergente administración colonial y la elite formada por los encomenderos, a la que la Corona intentaba disciplinar después de graves insurrecciones que habían protagonizado en los años anteriores. Guardando su posición, Estupiñán llegó a convertirse al final de su vida en uno de los personajes principales de la Lima de su época y de su descendencia procedió buena parte de la aristocracia limeña de los siglos del virreinato.
Bibl.: M. B. Anders, Historia y etnografía: los mitmas de Huanuco en las visitas de 1549, 1557 y 1562, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1990; E. Trelles Aréstegui, Linajes y futuro, Lima, Otorongo Producciones y Sur, 1994, págs. 145- 161; L. Oporto Ordóñez, “León M. Loza y los archivos del país”, en Boletín de la Biblioteca y Archivo Histórico del H. Congreso Nacional (Bolivia), VII (2004), págs. 18-25; R. Honores, “La asistencia jurídica privada a los señores indígenas ante la Real Audiencia de Lima. 1552-1579”, en Revista de Estudios Histórico-jurídicos, XXVIII (2006).
Jaime J. Lacueva Muñoz