Murguiondo, Prudencio. Vizcaya, 1770 – Montevideo (Uruguay), 1826. Militar, agrimensor, insurrecto.
Se trasladó a Buenos Aires en 1804 y, dos años después, fue puesto al frente del Regimiento de milicias de asturianos y vizcaínos destinado a rechazar la primera invasión inglesa al Río de la Plata. Al frente del batallón de Cantabria, se batió en la reconquista de Buenos Aires, el 12 de agosto de 1806. Desalojados los invasores, se le encomendó a Murguiondo dirigir la expedición que aprehendió al virrey Sobremonte, el 28 de febrero de 1807, cuando estaba a punto de huir a Montevideo. Tuvo igualmente una relevante actuación durante la segunda invasión inglesa. Posteriormente estuvo al frente del Regimiento de Voluntarios del Río de la Plata, que prestaba servicios de guarnición en Montevideo. Fue nombrado teniente coronel del cuerpo de Cántabrosen 1809. Cofundador de San Fernando de la Florida, levantó el plano de la villa, dadas sus condiciones de agrimensor. Producida la Revolución de Mayo de 1810, el primer intento de rebelión de las fuerzas urbanas destacadas en Montevideo se hizo notar por la influencia de Pedro Feliciano Sáinz de Cavia, escribano del Cabildo oriental, que logró atraer los intereses de Murguiondo y Luis González Vallejo, jefes de los Voluntarios y del Cuerpo de Infantería ligera, respectivamente. Las andanzas de los conjurados fueron pronto sometidas por los realistas; el jefe naval español, Salazar, actuó con rapidez. Sus tropas ocuparon el Barracón de la Marina; Murguiondo y sus hombres se hicieron fuertes en la Ciudadela y el Cuartel de Húsares. El Cabildo oriental, reunido con el gobernador Joaquín de Soria, resolvió comisionar al doctor Nicolás Herrera, a los efectos de calmar a los revolucionarios e invitarlos a conferenciar en la Sala Capitular para hallar una solución pacífica al conflicto. Los jefes sublevados cayeron en la trampa y al presentarse en el Cabildo fueron tomados presos, al mismo tiempo que una columna de tropas veteranas dirigidas por Soria marchaba sobre sus cuarteles. Así concluyó el intento de controlar Montevideo y arrastrarla a la causa patriótica. Murguiondo, Juan Balbín Vallejo, Luis González Vallejo y Miguel Murillo fueron detenidos, y Prudencio quedó recluido en un barco de guerra. Los implicados en la sublevación de las tropas fueron enviados a Río de Janeiro, y desde allí pasaron a Cádiz. Puesto en libertad, Murguiondo regresó a Buenos Aires y, en enero de 1813, fue promovido a teniente coronel y designado comandante general del Depósito de Reclutas. Con el grado de coronel asistió al sitio y rendición de Montevideo. Mereció la Medalla de Oro acordada por el director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Gervasio Posadas. Integró las fuerzas en la lucha contra el caudillo oriental Artigas, declarado en abierta rebelión contra las autoridades porteñas. Hasta fines de febrero de 1817 comandó el Regimiento de Granaderos de Infantería. Desterrado por el director supremo Pueyrredón, debía quedar detenido en una casa particular bajo fianza o salir del territorio a bordo de un barco sueco. Se trasladó a Montevideo y en 1820 era diputado de la Asamblea General Constituyente y Legislativa del Estado Oriental. En 1823 figuraba como coronel del Regimiento de Cívicos de Montevideo. Falleció tres años después.
Bibl.: A. Fernández, Historia de la Villa de San Fernando de la Florida y su región (1750-1813), Montevideo, Ed. Pérez, 1928, págs. 84, 86 y 95-96; J. Yaben, Biografías argentinas y sudamericanas, t. IV, Buenos Aires, Metrópoli, 1945, págs. 84-86; V. O. Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, t. IV, Buenos Aires, Elche, 1975, págs. 722-723.
Sandra Fabiana Olivero
