Soria, Diego de. Toledo, 16.IV.1558 – Filipinas, 1613. Obispo de Nueva Segovia en Filipinas.
Abandonó su villa natal de los Yébenes para tomar el hábito dominico en el Convento de Ocaña hacia 1575, tras lo cual pasó al Colegio de Alcalá y en él se graduó de licenciado.
Se integró a la primera misión dominica a las Filipinas en 1585 y embarcó en Cádiz en el año siguiente rumbo a Manila. A su paso por México se incorporó en 1586 a la Universidad y, finalmente, arribó a Manila en 1587. Fue allí el primer vicario y prior del Convento de Santo Domingo y actuó como definidor de los capítulos provinciales de 1588 y 1596 y como miembro de la Junta en 1594 y se desempeñó como misionero en Pangasinán e inició la prédica apostólica en Cagayán.
En 1597 fue elegido procurador general de la provincia de Filipinas en los Reinos de España y Roma, pero estuvo muy cerca de no poder realizar su viaje a la Corte, pues en junio de aquel año, siendo prior del Convento de Santo Domingo de Manila, predicó un sermón en la catedral de Manila, en el que tocó algunas cosas relativas a las costumbres y a la necesidad de evitar que los gobernadores proveyeran a parientes en regimientos, de las que se sintió agraviado el gobernador Francisco Tello, quien pidió al provincial que le castigase, y éste ordenó al religioso que pusiera por escrito su sermón para examinarlo y rogó al gobernador que no arrestara al dominico y le dejara embarcar para que cumpliera sus encargos como procurador general de su provincia.
Después de una serie de gestiones logró embarcar y a su paso por México estableció allí la hospedería de San Jacinto para que se alojaran en ella los religiosos que iban de camino a Filipinas. Ya en la Corte, en 1600, presentó un memorial en el que solicitaba que fueran los eclesiásticos los encargados de hacer justicia a los indios, que se pusiera por separado el dinero que se recaudaba para el pago de prebendados y eclesiásticos, que en la hospedería que había fundado en México se pudiera decir misa y que del hospital de los dominicos en Manila se pudiera acudir a los que intentaban fundar en Camboya y China, y en otro memorial solicitaba se le concediera licencia para regresar a Filipinas con cincuenta religiosos de su orden con la finalidad de enviarlos a las misiones en Camboya y, aunque él no realizó el viaje, sí envió esta misión en el año 1601 a cargo de fray Tomás Fernández.
Sobre consulta de la Cámara del 18 de agosto de 1601 fue nombrado obispo de Nueva Cáceres en Filipinas y en la misma consulta fue nombrado el agustino Baltasar de Covarrubias para el obispado de Nueva Segovia.
Ambos religiosos solicitaron al Consejo cambiar su sedes, porque fray Diego de Soria conocía la lengua de los naturales de Nueva Segovia, a lo que el Consejo accedió y así fue presentado para este último obispado el 12 de noviembre de 1601 y fue preconizado el 15 de noviembre del año siguiente, concediéndosele licencia para embarcar el 12 de junio de 1603 y lo hizo junto a una nueva misión de hermanos suyos, y a su paso por México practicó la visita de su Orden.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Indias (Sevilla), Contratación, 5.276 B, n. 37; Filipinas, 18 B, r. 7, n. 82; Filipinas, 76, n. 51; Filipinas, 79, n. 39, 40, 43; Filipinas, 84, n. 72, 75 y 76; Filipinas, 329, l. 1, fol. 69r; Filipinas, 339, l. 2, fol. 273r.-275v.
M. A. Medina, “La primera comunidad de dominicos en Filipinas y la defensa de los derechos de los naturales (1587- 1605)”, en La Ciencia Tomista, 116 (1989), págs. 333-363; M. González Pola, “Episcopologio dominicano en la diócesis de ‘Nueva Segovia’ en Filipinas”, en VV. AA., Los Dominicos y el Nuevo Mundo. Actas del II Congreso Internacional. Salamanca, 28 de marzo-1 de abril de 1989, Salamanca, Editorial San Sebastián, 1990, págs. 616-617; M. González Pola, Obispos dominicos en Filipinas, Madrid, Institutos Pontificios de Filosofía y Teología, 1991, págs. 24-25, 59-60; L. Gutiérrez, Historia de la Iglesia en Filipinas, Madrid, Editorial Mapfre, 1992, págs. 98, 112; V. Guitarte Izquierdo, Episcopologio Español (1500-1699). Españoles obispos en España, América, Filipinas y otros países, Roma, Instituto Español de Historia Eclesiástica, 1994, pág. 119.
Javier Barrientos Grandon
