Manglano y Cucaló de Montull, Joaquín. Barón de Llaurí (XVIII), barón de Cárcer (XV). Valencia, 23.VIII.1892 – 26.II.1985. Diputado, procurador en Cortes, alcalde, caballero de la Orden de Montesa, Grande de España.
Fue bautizado en la parroquia castrense de Santo Domingo de Valencia el 1 de septiembre de 1892.
Hijo de Luis Manglano y Palencia, barón de Llaurí, y de Josefa Cucaló de Montull y Cubells, baronesa de Terrateig. Hermano mayor de Luisa (baronesa de Almiserat), Blanca (religiosa de las Esclavas del Sagrado Corazón), María de la Asunción, María del Carmen, Julia (religiosa de las Esclavas del Sagrado Corazón) y Jesús (barón de Terrateig y caballero de la Orden de Montesa).
Joaquín Manglano obtuvo dos doctorados en Derecho y Filosofía y Letras por la Universidad de Valencia en 1914 y 1916 respectivamente, y ejerció la abogacía hasta 1922. Desde joven fue conocido como barón de Cárcer (XV), título que le cedió su padre en 1916. Fue también XVIII barón de Llaurí, Grande de España, II marqués de Altamira de Puebla, VI conde de Burgo de Lavezaro, XVIII barón de Alcahalí y San Juan de Mosquera y II barón de Beniomer. En 1911 tomó el hábito de la Orden de Montesa, de la que fue el último clavero mayor antes de la República.
En 1919 fue diputado a Cortes por Albocacer. Fue concejal del Ayuntamiento de Valencia durante la alcaldía del marqués de Sotelo y, tras sufrir tres meses de prisión durante la República, fue elegido diputado a Cortes por Valencia en 1933. Ese mismo año de 1933 desempeñó la presidencia de la Junta Regional Tradicionalista del Reino de Valencia y durante la Guerra Civil fue de la Junta de Guerra Carlista del mismo, siendo nombrado posteriormente jefe del movimiento de la región valenciana. Finalizada la contienda civil, fue designado alcalde de Valencia y luego jefe provisional de las Hermandades del Campo, vocal nacional de los Sindicatos de las Frutas y Cereales y de la Federación Sindical de Agricultores Arroceros.
El 31 de marzo de 1939 se le designó alcalde de Valencia, pero hasta mediados de año no tuvo una corporación municipal estable. Se le intentó imponer, por parte del gobernador civil, una lista de nombres para que formaran el consistorio, a lo que el barón de Cárcer se negó y consiguió elaborar su propia lista de miembros del Ayuntamiento.
Los primeros meses del mandato del barón de Cárcer estuvieron tocados de provisionalidad e improvisación, como corresponde a una etapa en la que se intenta devolver a la ciudad el tono normal de un período de paz. Su mandato estuvo sumergido en una etapa de carestía, reconstrucción, hambre, generalizada, bancarrota financiera e improvisación.
La ciudad, hasta 1943, intentó reconstruir su infraestructura y recobrar su pulso normal, lo cual fue sumamente difícil por las múltiples carencias.
Las primeras preocupaciones del alcalde se encaminaron a recuperar la ciudad. Se recompuso el tesoro artístico, se abrieron los templos, se intentó reorganizar la fiscalidad municipal, se puso en servicio una flota de taxis, se montó una red de recuperación de muebles incautados, se repusieron estatuas e imágenes y se esbozó un plan de reconstrucción, especialmente para el distrito marítimo, que era el más dañado por los bombardeos.
En abril de 1939, nada más acceder a la alcaldía, el barón de Cárcer logró el primer crédito de medio millón del Banco Local. En mayo, se repuso la imagen de la Virgen de los Desamparados, escondida durante la guerra en el Archivo Municipal. Además, el alcalde se hacía acompañar siempre de la Senyera en los actos que presidía. En junio, planteó en Madrid la necesidad de solventar el problema de los pasos a nivel de la ciudad.
Mientras, se fijaron sueldos mínimos para los funcionarios.
La Feria de Julio fue utilizada como medio para la normalización ciudadana y, pasado agosto, se plantearon dos proyectos urbanos de excepción: la reconstrucción de un mercado de abastos por Arrancapinos y una estación de autobuses en el Llano del Remedio.
En su primer discurso como alcalde, Joaquín Manglano acudió a la memoria del marqués de Sotelo como estímulo a seguir en la nueva etapa de la ciudad.
Al mismo tiempo se pidió la declaración de monumentos nacionales a favor de los jardines de Monforte y del palacio de Dos Aguas, para el que se habló de la conveniencia de fundar un museo.
El proyecto más importante puesto en marcha por el acalde fue la apertura del primer tramo de la avenida del Oeste, llamada más tarde, en su honor, del barón de Cárcer. Proyectada en la reforma de Aymamí (1912), la avenida, de 25 metros de anchura, que debía unir la plaza de San Agustín con el puente de San José, fue acomodada a nivel de proyecto por Javier Goerlich y se puso en marcha con notable impulso.
Para ello el Ayuntamiento concertó en abril un crédito de cinco millones de pesetas y gestionó otro de siete, concedido en octubre de 1940, destinado también a construir el mercado de abastos. En agosto de 1940 empezaron las expropiaciones y derribos destinados a abrir la nueva avenida.
Se consiguió que el distrito marítimo fuera reconstruido a expensas del Gobierno central. También se reconstruyó la catedral, se terminó el Banco de Valencia y se empezó la construcción del nuevo palacio arzobispal. También se abrió la gran vía de Ramón y Cajal desde la Pechina a Sant Vicent de la Roqueta.
En 1940, el barón de Cárcer había conseguido que las finanzas municipales gozasen de buena salud y que ese año presentasen un superávit de 442.456 pesetas.
La liquidación del presupuesto de 1936 había supuesto un déficit de seis millones de pesetas y el total del déficit municipal durante el período republicano suponía un montante de 17,4 millones. La corporación municipal, en 1941, declaró tomar la obligación de abonar los débitos anteriores al 18 de julio de 1936, mediante un pago que había de iniciarse en enero de 1942 por un importe de unos dos millones de pesetas.
El superávit contable de 1941 fue considerable, ya que ascendió a 3,4 millones de pesetas, lo que indica los logros del alcalde en las finanzas municipales. Se emprendió el proyecto de urbanización del Grao y el Cabañal, en paralelo a las obras de reconstrucción emprendidas por el Gobierno, al tiempo que se realizaron obras de ampliación y reconstrucción del alcantarillado de la ciudad. En 1942, entre otras cosas, se alinearon las calles de San Vicente y Quart, y se ensancharon las de Comedias, Moratín y Fernando el Católico, al tiempo que se empezó a trazar la plaza de la Reina.
En las fallas de 1942, el barón de Cárcer propició el nacimiento de la comisión So Quelo, en la plaza del Ayuntamiento, por aquel entonces del Caudillo, como falla oficial de la ciudad. En el 1943 el alcalde dio un importante impulso a la fiesta. Si bien, tras las fallas de ese año, decidió dimitir. El Ayuntamiento había invitado a un ministro del Gobierno a las fallas, sin embargo, se presentó con un grupo numeroso de personas. El barón de Cárcer se negó a que el Ayuntamiento pagara la estancia de los invitados del ministro, pasó los gastos al Gobierno central y presentó la dimisión. Su última firma como alcalde es en la sesión extraordinaria del 12 de mayo de 1943.
Tras su cese como alcalde, fue procurador en Cortes y consejero nacional del Movimiento. Fue destituido tras enfrentarse a Franco en los pasillos del Congreso.
Como hacendado agrícola, desempeñó diversos cargos en las organizaciones agrarias de la época. Escribió numerosos artículos sobre cuestiones agrícolas, especialmente sobre la naranja y el arroz, y creó la Sociedad para el Riego de Tierras Altas del Valle de Cárcer.
Fue presidente de la Real Hermandad del Santo Cáliz, cuerpo de la nobleza valenciana y miembro del Real Cuerpo de la Nobleza de Cataluña. Como monárquico, formó parte de los miembros de la aristocracia que trabajó por devolver la Monarquía a España y colaboró activamente para que don Juan Carlos fuera nombrado príncipe de Asturias.
Estuvo casado con María Baldoví Miquel, con quien casó el 22 de abril de 1922 en Valencia, en la capilla de la Virgen de los Desamparados de la catedral.
Tuvieron cinco hijos: Joaquín, Gonzalo, Javier, Luis y Vicente.
Hasta el final de su vida siguió en activo como empresario agrícola y como miembro de diversos consejos de administración de empresas, como Coca- Cola España, Valenciana de Cementos o Cervezas El Águila.
Falleció en Valencia, el 26 de febrero de 1985, a los noventa y tres años de edad.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Expedientillos, n. 15306; Órdenes Militares, Caballeros Montesa, mod. 165; Archivo Municipal de Valencia, Actas: 29 de marzo a 6 de noviembre 1939, D-448; Actas: 14 de noviembre 1939 a final 1940, D-449; Actas: 8 de enero a 31 de diciembre de 1941, D-450; Actas: 23 de febrero a 23 de diciembre 1942, D-451; Actas: 27 de enero a 23 de diciembre 1943, D-452; Archivo del barón de Llaurí (Valencia); Archivo del Congreso de los Diputados, Serie Documentación Electoral, 131 nº 13; 139 nº 47; 182 nº 5.
Boletín Oficial del Estado, n.º 131, 10 de mayo de 1952; M. Más (dir.), Gran Enciclopedia de la Región Valenciana, t. VI, Valencia, Imprenta Graphic 3, 1973; F. Pérez Puche, 50 alcaldes del Ayuntamiento de Valencia en el siglo XX, Valencia, Editorial Prometeo, 1979, págs. 145-153 y 346-348; A. A. de Cadenas y López y V. Cadenas y Vicent (compils.), Elenco de Grandezas y Títulos Nobiliarios Españoles, Madrid, Instituto Salazar y Castro-Ediciones de la Revista Hidalguía, 2003; F. de Alós y Merry del Val y E. García-Menacho y Osset, “Los Manglano”, en Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía (Madrid), vol. IX (2005-2006); “Resumen histórico de la Real Hermandad del Santo Cáliz, cuerpo de la Nobleza Valenciana”, en Real Hermandad del Santo Cáliz, Cuerpo de la Nobleza Valenciana, Valencia, Imprenta Nácher, 2011.
Gonzalo Manglano y de Garay