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Bartolomé Amor de la Pisa

Biografía

Amor de la Pisa, Bartolomé. Revenga de Campos (Palencia), 24.VIII.1785 – Palencia, 11.XII.1867. Teniente general, caballero de San Fernando, diputado y senador.

Realizó estudios de Filosofía y Teología en Palencia, correspondiéndole en 1804 la suerte de soldado. Destinado al Regimiento Provincial de Burgos, fue muy pronto nombrado cabo instructor. En 1806 fue elegido para formar parte de la guardia de honor de Godoy, permaneciendo en Aranjuez hasta que se produjo el motín y pasando a continuación a formar parte del ejército que organizaba en Extremadura el general Galiano.

Se halló en 1808 en la batalla de Gamonal y tras la derrota se retiró a León, donde fue destinado en clase de sargento a las órdenes del oficial de Marina don Juan Díaz Porlier “el Marquesito”, dedicándose a reunir a la tropa dispersa, con la que formaron una pequeña fuerza que actuó en enero de 1809 en las sorpresas de Rivas y Paredes de Nava. Al unírseles los dispersos de la batalla de Medina del Campo consiguieron formar dos compañías de unos 140 hombres, con las que lograron en febrero de 1809 sorprender a la guarnición de Sahagún. Tras apresar a un pequeño destacamento francés en Castrillo de Villavega, los caballos apresados al enemigo permitieron la creación del Escuadrón de Húsares de Cantabria, en el que tomó el mando de una de las compañías. En Aguilar de Campoo consiguió la rendición de un jefe de batallón, tres capitanes, seis oficiales y 400 soldados, con dos cañones de a cuatro, a los que condujo a Asturias, donde la Junta le concedió el empleo de capitán y a Porlier el de brigadier.

Consiguió en 1810 poner sobre las armas a un batallón y un escuadrón, a los que se les dieron los nombres de Voluntarios de la Rioja y Húsares de la Rioja. Al año siguiente se le ordenó unir sus fuerzas a las del brigadier Durán, tomando el mando en comisión del Regimiento de Dragones de Soria, o 2º de Numancia, con el que se enfrentó en numerosas ocasiones a los franceses, actuando en ocasiones en combinación con “El Empecinado”.

Durante 1812 combatió en las provincias de Soria, La Rioja y Zaragoza, y al año siguiente se unió al general Mina para concurrir a la toma de Zaragoza, colaborando posteriormente con el conde de España en el bloqueo de Pamplona. Al ser disueltos los Cuerpos Francos, fue agregado en clase de teniente coronel al Regimiento de Almansa, del que pasó más tarde al de Iberia, mandado por Juan Palarea “el Médico”. Por el valor demostrado durante la Guerra de la Independencia en quince de las acciones en las que participó fue agraciado con la Cruz de San Fernando de 1ª clase.

En 1820 permutó su destino y fue trasladado al Regimiento del Infante, en el que se mantuvo hasta que en 1822 pasó al del Algarbe, de guarnición en Zamora. En el mes de diciembre siguiente se le concedió en propiedad el mando del Regimiento de Caballería de Lusitania y seguidamente se le nombró jefe de la columna de Infantería y Caballería encargada de perseguir a las facciones de Merino y Villalobos, a las que en el mes de marzo de 1823 derrotó en Aguilar de Campoo, tras lo cual se incorporó al Ejército del Centro, mandado por el Conde de La Bisbal. Cuando las tropas de Angulema se aproximaban a Madrid, se encargó de mantener el orden en la ciudad y a continuación se enfrentó en la Venta del Espíritu Santo a las fuerzas de Bessières, que trataban de penetrar en la capital adelantándose a las de Angulema. Una vez entregada Madrid a los absolutistas, se retiró con sus hombres a Talavera de la Reina, siendo perseguidos y atacados por aquellos, pudiendo rechazarse varios ataques y continuar el camino hacia Sevilla. Al llegar a esta ciudad fue nombrado jefe de Estado Mayor de la división que allí se formó y que se enfrentó a los franceses en Sanlúcar de Barrameda y Trujillo. Disuelto el ejército constitucional, hizo entrega del Regimiento de Lusitania al conde de Negri y se retiró a su casa, en la que sería arrestado y seguidamente conducido a la cárcel de Valladolid, en la que debió permanecer hasta julio de 1825.

Una vez libre, pasó a su casa a recuperar su salud, pero fue presionado para que abandonase España, teniendo que emigrar a Francia. Por fin se reconoció su correcto comportamiento durante la guerra anterior y se le permitió regresar a España con el empleo que había alcanzado, para ser purificado, pero fue de nuevo enviado al calabozo acusado de conspiración.

En septiembre de 1831 consiguió huir de prisión y dos meses después volvió a pasar a Francia, de donde pudo regresar acogiéndose a la amnistía de octubre de 1832.

Durante unos meses fue administrador de las fábricas de Riópar, hasta que en diciembre de 1833 volvió al servicio, incorporándose al Ejército del Norte, en el que el general don Jerónimo Valdés le dio el mando de una columna, con la que combatió a los carlistas en Vizcaya, Navarra y La Rioja.

En abril de 1834 pasó a mandar el Regimiento de Caballería del Rey. Al hacerse cargo el general Rodil del mando del Ejército del Norte en el mes de junio siguiente se le confió la 3ª Brigada de la División de Caballería mandada por el barón de Carondelet, y en septiembre fue nombrado comandante general de las dos Riojas.

En abril de 1835 fue promovido a brigadier y en julio pasó a Valencia, donde se le encomendó la organización de las columnas que se hallaban reunidas en Segorbe, con las que actuó en aquel Distrito.

En 1837 se le dio el mando de la División de Caballería del Ejército del Centro, con la que tomó parte en la batalla de Chiva y en la acción de Arcos de la Cantera, en la que al mando de tan solo tres escuadrones derrotó a las tropas de Cabrera, haciéndole 1.300 prisioneros, por lo que fue ascendido a mariscal de campo y recompensado con la Cruz de San Fernando de 3ª clase por su intervención en la batalla de Chiva (Valencia), el 15 de julio. Un año más tarde se halló en el levantamiento del sitio de Lucena, en el sitio puesto a Morella y en el levantamiento del sitio de Caspe.

Durante 1839 se dedicó a la requisa de caballos en el Distrito de Valencia y a la organización de cuerpos, incorporándose en el mes de mayo a las operaciones para el levantamiento del sitio de Montalbán. Seguidamente fue nombrado comandante general de las tropas de operaciones en el Reino de Valencia, cooperando en el levantamiento del sitio de Lucena. En el mes de julio fue nombrado comandante general de la provincia de Zamora, cargo que ejerció hasta septiembre de 1840, año en que fue elegido diputado por la provincia de Palencia.

Se hizo cargo de la Comandancia General de Logroño en enero de 1841, pero en octubre fue cesado y acusado de participar en los hechos ocurridos en dicho mes, aunque posteriormente fue declarado inocente.

Al producirse en 1843 el levantamiento contra Espartero fue nombrado presidente de la Junta de Gobierno formada en Palencia, en agosto capitán general de las Provincias Vascongadas y en noviembre de 1844 de Extremadura, obteniendo en diciembre el empleo de teniente general.

Pasó en abril de 1846 a la situación de cuartel en Palencia, no volviendo a ejercer ningún cargo militar.

Poseía las Grandes Cruces de San Hermenegildo (1841), Isabel la Católica (1839) y Carlos III (1843). Fue senador vitalicio a partir de la legislatura 1864-1865, aunque no juró su cargo. Estuvo casado con doña Ana Maté. En su pueblo natal se le levantó un obelisco frente a la iglesia de San Lorenzo, en una de cuyas caras lleva la siguiente leyenda: “Ilmo. Sr. Dn. Bartolome Amor murió en 11 D Dmbre. de 1867”, y en otra de ellas: “Dobla mortal la rodilla ante esta tumba elebada de un Gral. D Castilla la esposa aquí esta enterrada”.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Segovia, expediente personal; Hemeroteca Nacional; Escalafones del Arma de Caballería; Gaceta de Madrid; Archivo del Senado, Expediente personal.

P. Chamorro Baquerizo, Estado Mayor General del Ejército Español. Historia del ilustre Cuerpo de Oficiales Generales, Madrid, 1850, 1852 y 1856; C. Barrio Ayuso, Biografía del general don Bartolomé Amor, en Revista Ibérica de Ciencias, Política, Literatura, Artes e Instrucción pública (1862); J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. II, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001; M. Martínez, Bartolomé Amor, un militar palentino en el proceso de la revolución liberal, en Actas del II Congreso de Historia de Palencia, Palencia, 1990.

 

José Luis Isabel Sánchez

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