Sedeño de Montalvo y Vargas, Isabel. Isabel de Santo Domingo. Cardeñosa (Ávila), 25.III.1537 – Ávila, 13.VI.1623. Carmelita descalza (OCD), fundadora de monasterios, colaboradora con Santa Teresa de Jesús en la reforma del Carmelo.
Se llamaba Isabel Sedeño de Montalvo, aunque le cambiaron el primer apellido por el de Ortega, en memoria de san Juan de Ortega, al que la familia profesaba gran devoción por los favores obtenidos de la intercesión del santo. Siendo muy joven fallecieron sus padres —Juan Sedeño de Montalvo y Tapia y María de Vargas—. Recibió una exquisita educación, abrillantada con sus excepcionales prendas naturales corporales y espirituales. Encontró un segundo hogar en casa de su tío, Antonio de Vera y Bracamonte —de la nobleza de Ávila—, que se ocupó de ella, procurándole incluso un ventajoso casamiento. Esto último no agradó a Isabel, que se inclinaba decididamente por la vida religiosa.
Por entonces se encontraba santa Teresa de Jesús iniciando la reforma del Carmelo, en que deseaba vivir la regla primitiva del Carmen, proponiendo, para ello, que en el convento no hubiese más de trece religiosas.
Isabel Ortega de Montalvo tenía por director espiritual a san Pedro de Alcántara, que conociendo su vocación, le recomendó que ingresase en el Convento de San José de Ávila, recién fundado. Santa Teresa de Jesús le hizo esperar hasta que la fundación estuviese consolidada.
La admitió el 4 de octubre de 1563, con el nombre de Isabel de Santo Domingo. Santa Teresa supo encauzar sus cualidades haciendo de ella una de sus hijas más predilectas. Fue una de las columnas más fuertes de la reforma del Carmelo Teresiano.
Fue priora del Convento de San José de Toledo (24 de marzo de 1569); del de Nuestra Señora de la Concepción de Pastrana (30 de mayo de 1569-Cuaresma de 1574), donde tuvo que hacer frente a las dificultades que presentó la patrona Ana de la Cerda, la princesa de Éboli; del de San José de Segovia (18 de marzo de 1574), donde vivió dulces momentos; del de San José de Zaragoza (5 de agosto de 1588-1598) —por intercesión del P. Nicolás Doria, general de la Orden—, del que también fue fundadora; del de Ocaña (1598) y finalmente del de San José de Ávila, al que gobernó de 1604 a 1610. Fue priora de por vida y formadora de comunidades incipientes. Siempre actuó con el agrado de Santa Teresa de Jesús.
La madre Isabel de Santo Domingo descansó en la paz del Señor en Ávila el 13 de junio de 1623. Un año antes había sido canonizada santa Teresa de Jesús por el papa Gregorio XV.
Bibl.: L. Ruano, Historia de San José de Ávila, s. f. (copia del ms. mecanografiado en el Archivo de los Carmelitas de San José, Ávila); M. de Lanuza, Vida de la bendita Madre Isabel de Santo Domingo, Madrid, Imp. del Reino, 1638; A. de la Virgen del Carmen, Historia de la reforma teresiana (1562-1962), Madrid, Editorial de Espiritualidad, 1962, págs. 18-56; 116- 124; A. de la V. del Carmen, “Isabel de Santo Domingo”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de la Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 1211; F.º López Hernández, “Isabel de Santo Domingo”, en Personajes Abulenses, t. II, Ávila, Obra Social Caja de Ávila, 2007, págs. 183-186.
Arturo Llin Cháfer
