Llamas y Molina, Sancho de. Ricote (Murcia), 10.XII.1744 – Madrid, 9.VII.1829. Magistrado y consejero de Castilla.
Sus antepasados habían sido regidores y alcaldes de Hermandad en las poblaciones murcianas de Ricote y Mula. En Murcia estudió en su juventud Lengua Latina, Humanidades, Filosofía, Jurisprudencia Romana, Derecho Canónico, Historia Eclesiástica y Sagrada Escritura. Después se trasladó a Alcalá de Henares, donde estuvo de colegial en el colegio mayor, y en cuya Universidad obtuvo los grados de doctor en ambos Derechos. Carlos III le nombró a comienzos de 1774 rector de esa Universidad, cargo que desempeñó hasta agosto de 1776.
Empezó su carrera en la toga al ser nombrado el 20 de enero de 1780 alcalde del Crimen de la Audiencia de Aragón, y el 13 de octubre de 1787 fue promovido a oidor del mismo tribunal. Ahí desempeñó las comisiones de gobernador de la Sala del Crimen y la de subdelegado de leva. En 1788 Carlos III le comisionó la construcción de una presa, para que cinco pueblos tomaran agua del río Gállego y regaran sus campos. Llamas se ocupó de la distribución de las aguas, hizo el reparto de la cantidad que cada pueblo aportaría anualmente para la construcción y reparo de las obras comunes de la Ribera, y escuchaba y resolvía las quejas que concernían al derecho de los regantes. La presa se concluyó en 1790. En agosto de 1792 el Rey aprobó el plan propuesto por el murciano para la conservación de la presa y gobierno de las aguas. Fue nombrado juez protector y conservador de la referida obra. Llegó a ser el director de la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País. La regencia de la Audiencia de Valencia fue su siguiente destino, para la que fue nombrado por Carlos IV el 21 de septiembre de 1795. Los discursos que pronunció en la inauguración del año judicial trataban de las obligaciones de los jueces, de los abogados, de los relatores, de los escribanos de cámara y de los jueces.
El 9 de agosto de 1802 fue promovido a ministro del Consejo de Hacienda. Disuelto éste en 1808 por los avatares de la guerra, formaría parte de un tribunal extraordinario de seguridad. Más tarde se retiró a su pueblo, donde permaneció educando a los jóvenes hasta que, restablecido el mencionado supremo tribunal por decreto de 11 de agosto de 1814, volvió a prestar sus servicios. Fernando VII lo nombró el 8 de mayo de 1825 para ocupar una de las plazas del Consejo de Castilla, pero renunció a ella.
Ya octogenario, raro fue el día que no asistió al Consejo de Hacienda, de donde salió por última vez a las doce del sábado 4 de julio de 1829. El día siguiente oyó dos misas en su iglesia parroquial de San Martín, y el 6 sufrió un ataque de apoplejía, que le produjo días después la muerte. En 1820 había publicado una erudita disertación histórica sobre las Partidas de Alfonso el Sabio, según edición de 1807 de la Real Academia de la Historia. También publicó en 1827 unos Comentarios a las leyes de Toro, obra reeditada en 1852. Poco antes de fallecer preparaba el prólogo a su Disertación sobre la inteligencia de la expresión Soberano o Rey absoluto. Sancho había contraído matrimonio con María Concepción Rosales y Enríquez.
Obras de ~: Partidas de Alfonso el Sabio, Madrid, Real Academia de la Historia, 1807 (Madrid, Repullés, 1820); Comentarios a las leyes de Toro, Madrid, Repullés, 1827; Disertación sobre la inteligencia de la expresión Soberano o Rey absoluto, s. l., s. f.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Ministerio de Justicia, Jueces y Magistrados, leg. 4532/4375.
Gazet a de Madrid, 22 de septiembre de 1829; P. Molas Ribalta, “Magistrados foráneos en la Valencia borbónica”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, t. CXCII, cuad. II (1995), págs. 265-332; Los magistrados de la Ilustración, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2000.
Ricardo Gómez Rivero
