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Juan González Melgarejo

Biografía

González Melgarejo, Juan. Asunción (Paraguay), c. 1690 – Santiago de Chile (Chile), 6.III.1754. Eclesiástico, obispo.

Cursó sus primeros estudios bajo la dirección de los jesuitas en el seminario de su patria, los continuó en el convictorio de Nuestra Señora de Montserrat en la ciudad de Córdoba, provincia de Tucumán, y en 1702 los de Artes en la Universidad que allí tenía la Compañía de Jesús.

En 1704 fue nombrado secretario de la Universidad, cargo que sirvió hasta 1709. El 31 de julio de 1706 recibió el grado de maestro en Filosofía y el 11 de septiembre de 1708 rindió el último examen de Ignaciana.

El 30 de septiembre de 1709, obtuvo los grados de bachiller, licenciado y doctor en Sagrada Teología.

En 1710 fue ordenado sacerdote por Pedro Vásquez de Velasco, obispo de Santa Cruz de la Sierra.

El 24 de septiembre de 1713 recibió colación y canónica institución en la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación (la más antigua en Asunción). Promovido más tarde a una canonjía de gracia, en la catedral de Asunción, ascendió hasta la dignidad de deán.

Además sirvió los cargos de provisor, vicario general y visitador en su diócesis.

El 22 de diciembre de 1742 fue presentado al Santo Padre, por Felipe V, para la dignidad de obispo de Santiago de Chile, escribiéndole una carta al interesado ese mismo año. Conforme a lo dispuesto por el Santo Concilio de Trento y motu proprio de Gregorio XIV, debía preceder información y averiguación acerca de las calidades, legitimidad, vida y costumbres del presentado y sobre el estado en que se hallaba el obispado.

Ésta se realizó en Madrid el 27 de octubre de 1742, ante el nuncio apostólico en España. En el Consistorio de 28 de enero de 1743 fue confirmado e instituido por obispo de Santiago por Benedicto XIV.

Antes de abandonar la ciudad de Asunción, en marzo de 1744, se presentó ante el gobernador para hacer inventario de sus bienes patrimoniales, en cumplimiento de la ley 39, libro 1.º, título 7, de la Recopilación de Indias, por lo que se puede saber que no se mantuvo ajeno al marco económico en que le tocó vivir. Como sacerdote secular podía administrar sus bienes como cualquier particular. En este campo también quedan de manifiesto sus brillantes capacidades, pudiendo ser calificado como un empresario exitoso.

El total de sus bienes sumó 36.697 pesos, sin incluir su biblioteca, el ajuar de su casa, su oratorio, esposa y pectorales.

En el sector transporte estuvo presente con una embarcación de su propiedad, con todos sus aperos, destinada al tráfico entre Asunción y Santa Fe, puerto obligado de las mercaderías exportadas desde Paraguay.

Como estanciero poseía tierras ubicadas al oeste del Camino Real que entraba del Campo Grande hacia el valle de Barsequillo, comprendían las montañas que las deslindaban por el sur, y una quinta. Ese año, 1744, mantenía en ellas vacunos, mulas y caballos.

Producía miel. Comercializaba azúcar, tabaco y yerba de palos, mercancías que tenía a la venta en diferentes almacenes.

El 4 de noviembre de 1744 recibió la consagración episcopal en Buenos Aires por fray José Peralta, obispo de esa diócesis, llegando a Santiago de Chile en enero de 1745.

La primera característica que resalta en su personalidad es su constante preocupación por conocer personalmente la situación real de las distintas regiones que componían el obispado de su pastoral dirección. Arbitraba los medios que sus posibilidades le facultaban para remediar los males que observaba, o solicitaba la acción de las autoridades correspondientes y daba noticia de los mismos tanto al Rey como al Consejo de Indias. En 1747, expresaba que en espacio de tres años había visitado todo el obispado, “sin dejar parte alguna donde no haya llegado”.

Tal vez uno de los inconvenientes más serios que debió afrontar fue el que tuvo con el obispo de Concepción en cuanto a jurisdicción de los curatos comprendidos entre los ríos Maule y Perquilauquén.

En su propia sede tuvo que enfrentar algunos problemas delicados. Así, por ejemplo, a comienzos de 1747 hubo una oposición a la canonjía magistral de Santiago, para la cual, de los siete candidatos, se debía presentar una terna jerarquizada. Efectivamente, de la votación realizada salió uno con la primera mayoría, un segundo y un tercero. Pero algunos de los miembros del Cabildo eclesiástico señalaron que había que hacer segunda votación entre los dos últimos para determinar quién llevaba el segundo lugar.

A las nueve horas y media de la noche del 6 de marzo de 1754 falleció, concurriendo al palacio el deán y Cabildo con capas corales y el clero con sobrepellices para proceder a cantar un responso y besar a su esposa, a lo que también acudió el colegio seminario.

En su testamento dejó estipulado que su cuerpo fuera sepultado en la iglesia de la Compañía de Jesús, en la parte que señalara el superior, amortajado en la forma prevista por el ceremonial de obispos, pero mandando que no se hiciera ostentación alguna y el gasto fuera moderado. No obstante los deseos del obispo, se gastaron en el funeral más de 4.000 pesos.

La modestia de este gran hombre fue contradicha por las honras fúnebres de que fue objeto, pero las autoridades y el pueblo de Santiago no pudieron dejar de manifestar el profundo respeto y filial afecto que había despertado y el agradecimiento que sentían por el pastor que, además de su constantes obras de caridad, de sus propios bienes y por su entusiasmo los había dotado con una nueva iglesia catedral.

Usó como armas un escudo gironado: jefe de gules con una cruz flordelisada de oro; flancos de esmalte (probablemente gules) con tres barras de oro a la diestra y tres bandas de lo mismo a la siniestra; punta de gules. Se conserva en los lacres que sellaron su testamento y en la pared del fondo de la capilla del Santísimo, en la catedral de Santiago.

 

Bibl.: J. I. V. Eyzaguirre, Historia eclesiástica, política y literaria de Chile, Valparaíso, Chile, 1850, pág. 95; J. T. Medina, Diccionario biográfico colonial de Chile, Santiago, 1906, pág. 374; J. Verdaguer, Historia eclesiástica de Cuyo, Milano, 1931, pág. 326; C. Oviedo Cavada, Los obispos de Chile (1561-1878), Santiago, 1979, pág. 97; J. G. Muñoz, “Juan González Melgarejo”, en C. Oviedo (dir.), Episcopologio chileno, 1561-1815, t. II, Santiago de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1992, pág. 225.

 

Juan Guillermo Muñoz Correa