Este obispo nacido en Chile fue hijo del maestre de campo Hernando del Pozo y Silva y de Antonia de Alemán. Estudió en el Colegio de San Francisco Javier, regentado por los jesuitas en Santiago. Fue maestro de Filosofía y doctor en Teología y ejerció su apostolado en Concepción donde fue ordenado de sacerdote. Fue párroco de Chillán y de parroquia del Sagrario de Concepción y obtuvo por oposición la canonjía magistral de la catedral. En 1704 hizo las visitas de las parroquias del obispado. Poco después fue nombrado arcediano y en 1710 ocupó la dignidad de deán. En todos los cargos se destacó por su sólida virtud que se integraba con una ciencia no común. Sus cualidades personales y sus dotes de prudencia y gobierno le franquearon la elevación a las altas dignidades de la Iglesia americana.

Clemente XI lo eligió obispo de Tucumán en 1713. Como la sede del obispado se trasladó a Córdoba, en esta ciudad realizó su tarea episcopal. Se preocupó de terminar las obras de la catedral y su multiplicó para asistir a los enfermos durante la peste que azotó esta ciudad en 1718. Realizó una serie de misiones en Salta durante la visita pastoral. [...]