Ayuda

José Manuel Pérez Castellano

Biografía

Pérez Castellano, José Manuel. Montevideo (Uruguay), 19.III.1743 – 4.IX.1815. Presbítero y hortelano, introductor de la ciencia en su país.

Fue el tercer hijo del matrimonio de pobladores canarios Bartolomé Pérez y Ana María Castellano. Su abuelo paterno, Felipe Pérez de Sosa, arribó a Montevideo con su segunda esposa y tres hijos en el aviso Nuestra Señora de la Encina, integrando el primer grupo de pobladores canarios de la recién fundada población (1726). Su abuelo materno, Juan Alfonso Castellano, también canario, llegó con un segundo grupo poblador (1729). Por tanto, José Manuel perteneció a la primera generación de montevideanos, aquéllos que sucedieron a los pobladores. Fue el primer doctor de la ciudad y el introductor de la ciencia en ella, de una forma asaz curiosa: mediante aplicación práctica y no académica del cultivo racional y operativo del suelo. Antecedió a los otros dos pioneros de la ciencia en el Uruguay, el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga y el médico Teodoro Miguel Vilardebó (1803-1857).

Hizo los estudios primarios con los padres jesuitas de Montevideo, seguido de un período complementario en Buenos Aires (1755-1761), pasando a Córdoba del Tucumán, donde fue alumno interno del Colegio jesuítico de Montserrat cursando estudios canónicos en la Universidad de esa ciudad. Se ordenó sacerdote, sin conocerse lugar ni fecha exacta, pero coincidente con la expulsión de los jesuitas de Hispanoamérica (1767), ya que en esa fecha estaba de regreso en Montevideo.

Pese a ser reconocido como doctor, no se conoce título ni lugar del doctorado. Aspiró por dos veces al curato de su ciudad, sin lograrlo. Como integrante del clero, fue encargado del cobro de diezmos por el Cabildo de Buenos Aires; comisario de la Santa Cruzada hasta 1787; miembro de la Junta de Temporalidades para la administración de los bienes de los expulsos jesuitas, y consultor del Cabildo montevideano.

Se dio por suspendido en su facultad de celebrar, predicar y confesar al negar obediencia al obispo de Buenos Aires en ocasión de su nombramiento y aceptación como integrante de la Junta Gubernativa de Montevideo (1808), primera señal autonomista de Montevideo con respecto a la autoridad virreinal, no así al monarca español. El presbítero fue siempre autonomista de Buenos Aires y fiel a Fernando VII, sin reconocer autoridad que le suplantase, lo que le costó no pocos sinsabores.

Fue un testigo privilegiado de la invasión y ocupación británica de Montevideo (1806-1807), dejando una importante Memoria. Participó como delegado en varios congresos reunidos como consecuencia de la invasión de la metrópoli por Napoleón y la sustitución de la dinastía borbónica: Cabildo abierto y primera Junta de Gobierno en Montevideo (1808) que rompió la unidad virreinal del Río de la Plata al rechazar la obediencia al virrey Santiago de Liniers; Cabildo abierto a raíz de los sucesos de la semana de mayo en Buenos Aires (1810), donde Pérez Castellano pidió “fuere oído el pueblo” a pesar de ser amenazado de muerte por la chusma congregada a las puertas del Cabildo que respondía al comandante del Apostadero de Marina, José María Salazar. Es interesante destacar que el presbítero alegó ya en 1808 en su rechazo a la autoridad bonaerense ante la caída de Fernando VII, uno de los más sólidos fundamentos jurídicos del “movimiento juntista americano”: la unidad de la Monarquía española en ambos hemisferios, que luego fuera decretada por las Cortes de Cádiz en 1810. Montevideo fue así “la primera ciudad que despertó [en América] el valor dormido de los americanos”.

Desatada la Revolución Emancipadora (1811), el añoso presbítero, con alicaído físico y mal de espíritu, no pudo participar en el Congreso convocado por el caudillo José Artigas en la localidad de las Tres Cruces (1813) para resolver el asunto de la diputación a una Asamblea Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata en Buenos Aires. Pero sí lo hizo meses después al Congreso en la capilla del extinto Francisco Antonio Maciel representando a la villa de Minas, del cual dejó una interesante Relación. Y todavía se hizo presente al Congreso en la chacra de Juan José Durán (1814), para tratar el no resuelto problema de la diputación a Buenos Aires. Distante con el caudillo José Artigas, sólo coincidió con él al rechazar la presencia de tropas de ocupación de Buenos Aires en la provincia oriental, pues era enteramente patriota.

Dejó importante obra escrita, parcialmente editada en forma póstuma, de la que cabe destacar dos. En 1787 escribió una extensa carta a su maestro de Latín del Colegio montevideano, Benito Riva (Carta escrita en el año 1787 a la Italia), donde hizo un minucioso estudio socio-económico de la ciudad, que fue llevada a la prensa en 1812. Y su más importante obra, las Observaciones sobre agricultura (1813-1814).

Esta obra fue estimulada por el Gobierno Económico de la Provincia Oriental que le pidió unos simples “apuntamientos para los agricultores orientales”, pues el presbítero era un profundo conocedor autodidacta de la horticultura y fruticultura desde su juventud.

En efecto, a la edad de treinta años (1773) adquirió una chacra en los aledaños de Montevideo sobre el arroyo Miguelete (doscientas varas con una legua de fondo), y en una pequeña elevación levantó su casa.

Pasó en ella casi la mitad de su vida, y se retiró definitivamente a esa chacra en 1812, donde plantó, cultivó y experimentó con toda suerte de árboles, arbustos, frutos y hortalizas. Ante aquel pedido, en sólo siete meses y con setenta años de edad, redactó las Observaciones, conjunto de enseñanzas y experiencias prácticas de cultura agrícola que fue el arranque del conocimiento científico en su país. Según sus palabras “[...] yo no escribo para los advertidos que se lo hallan todo en su casa, sino para los ignorantes que no todo lo advierten”. La obra fue impresa en 1848.

Parte de su obra —diversos trabajos sueltos e inconexos—, ha permanecido parcialmente inédita como su Caxón de sastre (1787-1814), manuscrito de 287 folios encuadernado en pergamino, o el Libro de Marquilla, conjunto de apuntaciones curiosas y rústicas observaciones sobre agricultura recogidas en más de cuarenta años de cultivos en su chacra, en 302 folios, encuadernado en pergamino.

Testó (1814) dejando sus Observaciones, libros y casa de la ciudad con sus rentas, a la Biblioteca Pública que mandó instituir por legado; esa fue la primera del país inaugurada por el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga en 1815 con su Oración inaugural.

El “glorioso montevideano”, como ha sido llamado, murió tranquilo y en paz con Dios y con los hombres, como buen sacerdote, sencillo hortelano y benemérito patriota.

 

Obras de ~: Caxón de sastre (1787-1814), en Archivo General de la Nación, Montevideo, ms. (parcialmente inéd.); Libro de Marquilla, s. f. (en Biblioteca Nacional de Montevideo); Observaciones sobre agricultura, Cerrito de la Victoria (Montevideo), Imprenta del Ejército, 1848 (2.ª ed. con introd. y notas de B. Fernández y Medina, Montevideo, 1914); “Montevideo y la campaña de la Banda Oriental en 1787”, en Revista Histórica (Montevideo), 5 (1912), págs. 661-688; “Crónica del Congreso de la Capilla Maciel”, en Revista Histórica (Montevideo), 6 (1913), págs. 776-791; “Memoria sobre los acontecimientos de la guerra actual de 1806 en el Río de la Plata”, en Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, 5 (1927), págs. 565-661; Selección de escritos, Montevideo, Biblioteca Artigas, 1968; “Memorial del Pbro. J. M. P. C. sobre asunto de diezmos en la jurisdicción de Montevideo”, en J. Villegas, Documentos para la historia de la Iglesia en la Banda Oriental, Montevideo, 2002, págs. 21-26.

 

Bibl.: D. García Acevedo, “El doctor José Manuel Pérez Castellano. Apuntes para su biografía”, en Revista Histórica de la Universidad (Montevideo), 1 (1908), págs. 252-307; B. Fernández y Medina, Introducción y notas a la primera edición completa de las Observaciones sobre Agricultura de J.M.P.C, Montevideo, A. Barreiro y Ramos, 1914; A. Castellanos, Prólogo a J.M.P.C. Selección de Escritos, Montevideo, Biblioteca Artigas, 1965; V. O. Cicalese, Montevideo y su primer escritor José M. Pérez Castellano, Montevideo, 1987; F. Mañe Garzón, El glorioso montevideano. Vida y obra de J.M.P.C. (1742 -1815), vol. III, Montevideo, Ministerio de Educación y Cultura, 1999-2003.

 

Augusto Soiza Larrosa