Alfaro, Diego de. Valladolid, c. 1518-1519 – Sevilla, 2.VIII.1573. Platero.
Resultan francamente parcos los datos actualmente conocidos acerca de la vida y obra de este platero, quien, a tenor de su clientela, debió de ser una de las figuras relevantes de su tiempo. Considerado por José Manuel Cruz como nacido en Valladolid, su etapa mejor estudiada es la que se desarrolla en Andalucía, a donde se traslada en fecha no bien precisada, pero que puede establecerse en torno a los años finales de la década de 1530. Su primera etapa andaluza transcurre en Córdoba, ciudad en la que estuvo al servicio del obispo Leopoldo de Austria, algo de lo que se sentía especialmente orgulloso, a juzgar por la frecuencia con que aludía a esa circunstancia; aquí contrajo matrimonio con María Hernández y nacieron también sus hijos Isabel (1550) y Salvador (1552). Después de la muerte del prelado, Alfaro permaneció un tiempo más en Córdoba, alternando encargos en esta ciudad con otros de Sevilla, hasta terminar afincándose en la capital hispalense, donde al parecer se cree que tuvo lugar su muerte en torno a 1573. Hijo suyo fue el conocido artífice Francisco de Alfaro.
Además del obispo Austria, entre la clientela del maestro figuraron otros prelados, como Diego de Álava, sucesor en la sede del obispo Austria, y Fernando de Valdés, titular de la sede sevillana entre 1558 y 1562; por encargo de ambos realizó piezas diversas, destinadas a localidades de sus respectivas diócesis. Asimismo gozó de las preferencias de la nobleza, siendo destacables sus trabajos para la casa ducal de Arcos. De sus manos salieron no sólo objetos religiosos, sino también civiles, de los que por desgracia muy pocos han llegado a la actualidad.
Las obras conservadas se definen por el uso de líneas depuradas, lenguaje predominantemente arquitectónico, con empleo de balaustres y nudos poligonales, que sirve de soporte a relieves figurativos de raigambre renacentista. Así lo muestran el ostensorio y la cruz procesional de la parroquia de Fuente Obejuna, que se hallan entre sus piezas más consideradas. Con él se relaciona también la cruz procesional de Palma del Río, ricamente decorada con motivos renacentistas, que se estima donación del obispo Austria. Entre 1550 y 1568 se fechan la mayoría de piezas suyas que existen en tierras sevillanas, entre ellas, los candeleros de San Juan de Marchena, con astil abalaustrado y nudo de jarrón liso, probable encargo de los duques de Arcos, y la serie de obras realizadas para la localidad sevillana de Écija, como el copón de la parroquia de Santa Cruz y varias cajas eucarísticas conservadas en diversas iglesias de la villa, debidas a la munificencia del obispo Valdés; en todas ellas muestra un esquema similar: base lobulada, nudo de jarrón y caja poligonal con balaustres, que sirven de enmarque a las caras adornadas con relieves de variada temática.
En el ámbito profano, realizó, entre otras obras no conservadas, las mazas del Ayuntamiento de Córdoba, donadas por el corregidor Francisco Zapata de Cisneros.
Obras de ~: Ostensorio y cruz procesional, parroquia de Nuestra Señora del Castillo, Fuente Obejuna (Córdoba), c. 1546- 1557; Cruz procesional, parroquia de la Asunción, Palma del Río (Córdoba), c. 1551; Candeleros, iglesia de San Juan, Marchena (Sevilla), 1550-1568; Cruz de altar y Custodia, parroquia de Santa María, Écija (Sevilla), c. 1565; Cruz de altar, parroquia de Santa Cruz, Écija (Sevilla), c. 1565; Pareja de mazas, Ayuntamiento de Córdoba, 1567.
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María Teresa Dabrio González
