Gómez de Cárdenas, Pedro. Vizconde de Villanueva de Cárdenas (I). Córdoba, c. 1587 – 1667. Noble, regidor.
Como tantos otros nobles cordobeses de los siglos xvi y xvii, Pedro Gómez de Cárdenas supo escalar distintas posiciones en la pirámide social de su época, aprovechando las oportunidades que le brindaba la burocracia regia, completando con ello los servicios que sus antepasados habían prestado a la Corona, esta vez en el terreno bélico. Con todos ellos, y provisto de una destacada fortuna personal, consiguió pasar de simple regidor de su ciudad natal a la condición de señor de vasallos y, finalmente, de título del reino, bajo la denominación de vizconde de Villanueva de Cárdenas.
Nacido en las postrimerías del reinado de Felipe II, Pedro Gómez de Cárdenas fue el heredero de una rama menor del prolífico linaje de los Cárdenas cordobeses. Su bisabuelo fue Pedro Gómez de Cárdenas, alcaide de Lucena en torno a 1477, muerto en la frontera luchando contra los musulmanes de Granada. Hijo suyo fue Luis Gómez de Cárdenas, alcaide de Orán y Mazalquivir, que combatió en el Norte de África junto a su hijo Pedro. Éste, además de ser veinticuatro de Córdoba y alcaide de Montoro, participó en la conquista de Bugía.
Todos estos blasones bélicos se sumaron a la fundación de varios mayorazgos, el primero creado en 1539 por Luis Gómez de Cárdenas, continuado por su hijo Pedro, quien llegó a establecer nada menos que tres, uno por cada hijo varón habido con su mujer Catalina de Angulo. El hijo tercero fue Diego Gómez de Cárdenas, quien siguiendo el ejemplo de sus ancestros combatió la rebelión de los moriscos y luchó en Italia. De él y de su esposa María de Herrera y Pineda fue primogénito Pedro Gómez de Cárdenas.
El cursus honorum de este personaje resulta sencillamente espectacular. Regidor de Córdoba en 1611, fue dos veces procurador en Cortes por su ciudad, sirviendo el corregimiento de Guadix, Baza y Almería en dos ocasiones, desde su nombramiento a finales de 1632 hasta 1637. Asistió en 1642 a la campaña de Cataluña y finalmente, en 1645, fue designado corregidor de Toledo, sirviendo con gran dedicación. Sus actividades las resume el genealogista Ruano, diciendo que fue “uno de los caballeros más señalados de su siglo en el valor, prudencia, integridad de costumbres y justificados procedimientos”.
Todos estos cargos se vieron acompañados de la concesión de numerosos honores por parte de la Corona, que estaba más que dispuesta a recompensar sus continuos servicios. A la merced de un hábito de Calatrava en 1626 le siguió la obtención de la encomienda del Tesoro y, mucho más importante, la adquisición del señorío de Villanueva del Rey, población del norte de la provincia de Córdoba convertida al poco en Villanueva de Cárdenas, sobre la que consiguió titularse como vizconde en 1656. Sus descendientes, procreados en su matrimonio con su prima hermana Juana Francisca de Valdecañas y Herrera, conseguirán el título de condes de Villanueva de Cárdenas, consagrando definitivamente la progresión social iniciada por su padre.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Calatrava, exp. 1063; Archivo Municipal de Baza, caja B-88, 1586-1650, Cédulas y nombramientos, fol. 312v.; Archivo Histórico Provincial de Córdoba, oficio 19, prot. 137 (1652), fol. 1035; Archivo Municipal de Córdoba, Caballeros Veinticuatro, expedientes de Limpieza de Sangre, exp. 113.
F. Ruano, Casa de Cabrera en Córdoba, Córdoba, Imprenta San Pablo, 1994 (ed. de C. Muñoz Torralbo y de S. García-Mauriño Martínez, sobre la primera de Córdoba, 1779), págs. 331 y ss.; L. Magaña Visbal, Baza Histórica, Granada, Diputación Provincial, 1996, pág. 223; E. Soria Mesa, El cambio inmóvil. Transformaciones y permanencias en una elite de poder (Córdoba, siglos xvi-xix), Córdoba, Ayuntamiento, 2001.
Enrique Soria Mesa