Nambayú, Mateo. Arecayá (Paraguay), p. t. s. XVII – Itay (Paraguay), 1660. Cacique, corregidor del pueblo de Arecayá.
Nació en Arecayá poco después de la fundación del mismo acaecida en 1630. Siendo corregidor de su pueblo, se produjo uno de los levantamientos indígenas más sonados del Paraguay colonial. Sus habitantes eran “tenidos en malísima reputación” y agrega Aguirre “que consta se coligaban con los infieles”. Extenso era el capítulo de cargos contra estos indios de Arecayá y también larga la historia de abusos y extralimitaciones que los movían a tan sostenida inquietud.
La rebelión ocurrió en 1660 cuando el gobernador Alonso Sarmiento de Figueroa realizó su visita a los pueblos del norte, entre los que se encontraba Arecayá. Acudió con gran número de encomenderos ansiosos éstos de “traer a sus casas muchachos y muchachas huérfanos, demás de parcialidades de indios”. Al comienzo se acató la decisión y el gobernador siguió viaje hacia el norte anunciando que a su vuelta llevaría a los indios encomendados. La reacción no se hizo esperar y el cacique Nambayú armó y lideró la resistencia junto con muchos otros indios principales del lugar. Cuando Sarmiento de Figueroa regresó a Arecayá el 28 de octubre, los indios comenzaron a dar señales a los suyos con gritos de aves y fieras. El gobernador mandó llamar a Mateo Nambayú, recién nombrado corregidor del pueblo, quien justificó los gritos diciendo que eran las voces de los centinelas que velaban para evitar el peligro de los payaguá del Chaco. Poco antes de amanecer el día 29 de octubre del citado año, embistieron contra el gobernador y sus acompañantes “con macanas y flechas y otros pegaron fuego a las casas donde estaba alojado”.
Después de cinco días de resistencia, los españoles recibieron ayuda de parte de los doctrineros de los pueblos cercanos y comenzó la represión. Sin juicio previo ni derecho a la defensa, Sarmiento de Figueroa dio inicio a una serie de ahorcamientos, entre cuyas víctimas se encontraba el corregidor Mateo Nambayú, defensor de la causa indígena.
El resto de la población fue llevada acollarada hasta Asunción, donde el gobernador sentenció a los ya ahorcados, borró del mapa al pueblo rebelde y declaró la servidumbre perpetua de sus habitantes. Años más tarde, el Rey anuló la sentencia del gobernador y liberó a sus vasallos de la esclavitud en la que vivían.
Bibl.: J. F. Aguirre, Diario del Capitán de Fragata D. Juan Francisco Aguirre, t. II, 2.ª parte, Buenos Aires, Imprenta de la Biblioteca Nacional, 1950; R. E. Velásquez, “Rebelión de los indios de Arecayá, en 1660. Reacción Indígena contra los Excesos de la Encomienda en el Paraguay”, en Revista Paraguaya de Estudios Sociológicos (Asunción), año 1, n.º 2 (1965); “Indígenas y españoles en la formación social del pueblo paraguayo”, en Suplemento Antropológico (Asunción, Universidad Católica) (1981), págs. 29-67; L. Necker, Indios Guaraníes y Chamanes Franciscanos. Las Primeras Reducciones del Paraguay (1580-1800), Asunción, Universidad Católica, 1990.
Margarita Durán Estrago
