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Gregorio Nicolás Casas y Conde

Biografía

Casas y Conde, Gregorio Nicolás. Alfaro (La Rioja), 9.IX.1854 – Bogotá (Colombia), 5.IV.1906. Agustino (OSA), profesor, misionero y obispo.

Los padres de Gregorio Nicolás fueron Escolástico Casas Jiménez y Manuela Conde Lorente. El padre fue pastor; el matrimonio tuvo cinco hijos y todos fueron bautizados y confirmados en la parroquia mayor de San Miguel Arcángel. Nicolás Casas asistió a la escuela pública dirigida por Manuel Zamora. Aprendió latín con el magistral de la colegiata Juan Vallejo de su ciudad natal. Influenciado por su tío JuanConde, ingresó en el Colegio de Monteagudo, donde recibió el hábito de agustino recoleto el 4 de noviembre de 1871 y al año siguiente, día 5 de noviembre, emitió la profesión religiosa. Concluida la formación eclesiástica, fue ordenado sacerdote el 22 de septiembre de 1877. Durante dos años se dedicó a la instrucción de los alumnos religiosos. Dada su capacidad intelectual, espíritu investigador e interés por el estudio de las Ciencias Físicas, el procurador general, Toribio Minguella, le orientó hacia la Universidad Central de Madrid, en la que amplió sus conocimientos de Matemáticas y Física. Después de dos años regresó al Colegio de Monteagudo para seguir ocupándose durante diez años de la cátedra de Física.

En colaboración con Fernando Mayandía, también agustino recoleto, elaboró un plan de estudios que favoreciese la preparación de misiones para la evangelización de las islas Filipinas. Deseoso de ejercer el ministerio apostólico, a los cuatro años de ser restaurada la provincia de la Candelaria, en Colombia, Nicolás Casas se embarcó hacia estas tierras en Santander el día 27 de agosto de 1892, para llegar a Bogotá el 2 de noviembre. Antes de ser elegido provincial de la citada provincia de agustinos recoletos, en 1894, Casas había demostrado sus habilidades como orador sagrado y consejero espiritual, hecho que no pasó inadvertido entre los fieles.

Fue preconizado obispo el 2 de diciembre de 1895 por León XIII, y el secretario de Estado, el cardenal Mariano Rampolla, comunicó con fecha 28 de marzo de 1895 al representante de los asuntos de Colombia en Roma, Augusto Borda, el traslado de Ezequiel Moreno del vicariato apostólico de Casanare, creado el 17 de julio de 1893, a la diócesis de Pasto y el nombramiento del nuevo vicario, en calidad de obispo, en la persona del religioso Nicolás Casas. El 12 de abril de 1896, en Bogotá, recibió la consagración episcopal como obispo de Adrianópolis y vicario apostólico de Casanare —cargo que ejerció hasta su fallecimiento— por Bernardo Herrera Restrepo, arzobispo de Bogotá, asistido por Ezequiel Moreno, obispo de Pasto, y por Patricio Plata Azuero, arcediano.

Los primeros trabajos emprendidos en Casanare desde su llegada en junio de 1896 se centraron en la organización del trabajo de los misioneros, unos treinta, distribuidos en siete zonas de evangelización y tres residencias de hermanas de la caridad. En los tres primeros años visitó en dos ocasiones el vicariato (comunidades, aldeas y lugares de Casanare), llevando a todos el mensaje de la Iglesia como pastor de ella. En cuadernos de apuntes recogió cuanto realizó en los días de marcha pastoral entre pueblos, ríos y montes, con recuerdos arqueológicos, posibles cultivos a realizar, con programas concretos y actividades sociales y religiosas que llevar a cabo. Por entonces tuvo intención de fundar un colegio-seminario para la formación e instrucción de futuros sacerdotes, pero la revolución de octubre de 1899, llamada “de los mil días”, impidió llevar adelante esta y otras iniciativas en Casanare. La lucha política entre liberales radicales, liberales moderados y conservadores se manifestó sobre todo en las regiones montañosas y en los cafetales. Con la batalla de Palonegro, el ejército nacional se impuso, y llegó la paz el 11 de mayo de 1901, dejando unos cien mil muertos colombianos.

Del ejercicio del ministerio episcopal de Nicolás Casas ha quedado escrito que “socorrió al pobre, visitó al enfermo, y aun se cuenta de él que por sí mismo amortajaba los cadáveres de sus queridos diocesanos”.

Esta dedicación de solícito pastor de la Iglesia la vivió en medio de enfrentamientos y persecuciones, víctima de la revolución de 1899, razón por la cual hubo de abandonar la población de Casanare a mediados de enero de este mismo año, sin que pudiera regresar a la misma hasta finales de marzo de 1904. Los acontecimientos sucedidos a principios de la revuelta, obra de los liberales contra los misioneros, los narró en la obra titulada Hechos de la revolución en las misiones de Casanare, editada por el Gobierno nacional (1900).

La actividad política de los liberales y la inseguridad por la que atravesaba Casanare impidieron que el obispo estuviese con su grey, hecho que creó cierto malestar y no pocos equívocos. Durante su exilio en Bogotá estudió la ideología liberal y publicó una crítica hacia el liberalismo basada en el magisterio de la Iglesia, escrito que tituló: Enseñanzas de la Iglesia sobre el liberalismo (1901). La obra fue bien recibida en el mundo católico, como lo demuestran las opiniones vertidas en La Opinión, de Bogotá (11 de enero de 1902); La Civiltà Cattolica (1 de febrero de 1902) —que lo recomendó a sus lectores—; El Universo, de Madrid (5 de noviembre de 1902); el Siglo Futuro (número de octubre de 1902), o los comentarios críticos de Pablo Villada en Razón y Fe, páginas 62 a 71 del tomo V, y de Conrado Muiños, quien sostiene ser “el tratado más completo, fructuoso, metódico y bien informado hasta las últimas novedades y más recientes declaraciones de cuantas se han publicado hasta el día” (La Ciudad de Dios, 60 [1903], pág. 66). Elconcilio provincial de Cartagena de Indias adoptó algunas de sus orientaciones.

En febrero de 1902 salió para Roma en visita ad limina; a su regreso pasó por España para recorrer los colegios de Agustinos Recoletos en busca de misioneros para Casanare. Regresó a Colombia en 1903. A partir de entonces, los escritos del vicario apostólico de Casanare se dirigen fundamentalmente a combatir el liberalismo en varios frentes, principalmente en las materias contrarias a la fe católica. En este sentido, poco antes de morir se disponía a fundar un periódico de ámbito nacional, con corresponsales en América del Sur y otras partes del mundo, para informar a la opinión pública desde la perspectiva católica.

Otro escrito, complemento de la obra anteriormente citada, dejó inédito, según el historiador Pedro Fabo, así como varios apuntes y notas incompletas de interés para la historia de las misiones de los Agustinos Recoletos en tierras de Colombia. Su afán, en efecto, era frenar la expansión de los liberales, promover los principios del catolicismo e idear planes de desarrollo y avance agrícola, técnico e industrial de Casanare.

Sus obras reflejan una mente ordenada, analítica y didáctica. La prosa, según Pedro Fabo, se caracteriza por “la pureza de dicción y la sobriedad en el estilo, los epítetos muy propios y las palabras muy precisas”.

Esto no quita para que en ocasiones su pluma se muestre difusa y poco elocuente. Al obispo Casas se debe la organización de cuantos materiales habían reunido Manuel Fernández y Marcos Bartolomé, y también la estructura del libro Ensayo de gramática hispana goahiva (1895).

A la muerte de Nicolás Casas, el presidente de Colombia decretó luto nacional. Los restos mortales recibieron sepultura en el cementerio de Bogotá, siendo exhumados el 27 de marzo de 1914, para ser enterrados en la iglesia de la Candelaria, capilla de Jesús Nazareno.

 

Obras de ~: Plan de estudios para la enseñanza en los colegios de los PP. Recoletos, Monteagudo, 26 de enero de 1885 (inéd.); El Ilmo. Sr. Fr. Ezequiel Moreno, obispo de Pinara y los misioneros de Casanare, Bogotá, Imprenta de Antonio María Silvestre, 1894; “Prólogo” a M. Fernández y M. Bartolomé, Ensayo de gramática hispana goahiva, Bogotá, 1895; Primera Carta Pastoral (12 de abril de 1896), Bogotá, Imprenta de Antonio María Silvestre, 1896 (en S. Manute, Los padres candelarios en Colombia o apuntes para la historia, t. II, Madrid-Bogotá, Tipografía de E. Pardo, 1896-1903, págs. 359-391); Carta Pastoral en la Cuaresma del año 1897 (20 de enero de 1897), Bogotá, 1897 (en S. Manute, Los padres candelarios en Colombia o apuntes para la historia, t. II, op. cit., págs. 392-413); Favor y auxilio a las misiones de Casanare, Bogotá, Tipografía de El Telegrama, 1897; Instrucción pastoral con motivo de la cuaresma de 1898, Bogotá, 1898 (en S. Manute, Los padres candelarios en Colombia o apuntes para la historia, t. III, op. cit., págs. 71-89); Instrucción pastoral (Támara, 24 de noviembre de 1898), Bogotá, 1898 (en S. Manute, Los padres candelarios en Colombia o apuntes para la historia, t. IV, op. cit., págs. 56-85); Hechos de la revolución en las misiones de Casanare, Bogotá, Imprenta Nacional, 1900 (en S. Manute, Los padres candelarios en Colombia o apuntes para la historia, t. V, op. cit.); Enseñanzas de la Iglesia sobre el liberalismo, Bogotá, Escuela Tipográfica Salesiana, 1901 (2.ª ed., Madrid, Librería Gregorio del Amo, 1902); Colonización de Casanare. Memoria presentada al Gobierno de Colombia, Bogotá, Imprenta de M. Rivas & Cía., 1905; Varios tratados inéditos sobre impedimentos del matrimonio, s. f. (inéd.).

 

Bibl.: S. Manute, Los padres candelarios en Colombia o apuntes para la historia, op. cit.; L. García, “El Ilmo. Sr. Casas, obispo de Adrianópolis y Vicario Apostólico de Casanare”, en La Ciudad de Dios, 70 (1906), págs. 295-298; F. Sádaba, Catálogo de los Religiosos Agustinos Recoletos de la Provincia de San Nicolás de Tolentino de Filipinas (1606-1906), Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1906, págs. 803-807; G. de Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, t. I, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1913, págs. 638-644; S. Sanz, “Relación histórica de todos nuestros arzobispos, obispos, vicarios y prefectos apostólicos”, en Boletín de la Provincia de San Nicolás de Tolentino, 12 (1921), págs. 750-753; P. Fabo, Vida del Ilmo. Sr. Nicolás Casas, obispo de Casanare, Barcelona, Librería Religiosa, 1927; R. Ritzler y P. Sefrin, Hierarchia Catholica Medii et Recentioris Aevi, t. VIII, Patavii, Typ. Il Messaggero di S. Antonio, 1979, pág. 77; A. Martínez Cuesta, Correspondencia del Cardenal Rampolla con religiosos agustinos recoletos, Madrid, Institutum Historicum Augustinianorum Recollectorum, 2003, págs. 16, 96, 300, 303, 305, 338-347 y 352.

 

Rafael Lazcano González

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