Pellicer Frutos, Tomás. Era Alta (Murcia), 18.IX.1816 – Murcia, 15.II.1902. Médico de la Real Cámara, homeópata.
Nació en el seno de una familia humilde. Sus padres Francisco y Josefa eran agricultores, y fue el único de los cinco hijos del matrimonio que destacó en los estudios.
A los seis años pasa al cuidado de su tío Diego Pellicer y Gil, párroco de Monteagudo (Murcia), siendo su primer instructor. En 1827 aprobó el examen de Latinidad en el Seminario Conciliar de San Fulgencio de Murcia. Su tío tenía la intención de que se dedicara al sacerdocio, pero Tomás tenía decidido desde niño su dedicación a la Medicina. Los estudios de Medicina los llevó a cabo en Valencia y fueron costeados por su tío. Debido al buen expediente académico de Pellicer en los tres primeros cursos –sacó sobresaliente en todas las asignaturas– pudo optar a una fórmula especial para pasar a los dos últimos cursos de prácticas en hospital. Así, pues, en 1835 obtuvo el título de grado a Claustro Pleno y aprobó la tentativa en la Universidad de Valencia, con una disertación de cuarenta y cinco minutos en latín sobre el tema “De febre ardente”.
Durante su período de prácticas en el Hospital Clínico de Valencia se le instruyó en los sistemas médicos del momento, que eran el de Broussais y el de Brown.
El célebre doctor Vicente Segura, partidario del primer sistema, viendo lo aventajado de su alumno, convino en hacerle su ayudante particular. En el segundo sistema se instruyó en el Hospital General de Valencia de la mano del doctor Peset.
El 12 de junio de 1837, con veinte años obtuvo el título de licenciado en Medicina por al Universidad de Valencia.
Sus primeros escarceos profesionales los desempeñó como médico rural suplente en Monteagudo y el Esparragal de Murcia. Se había desencadenado una epidemia de paludismo por aquellos lugares y Pellicer desempeñó una labor preventiva y curativa al respecto. Después de diez meses de intensa actividad terminó por padecer la enfermedad. En Murcia, mientras pasaba la convalecencia, tuvo tiempo para reflexionar sobre la práctica médica, sacando sus propias conclusiones y recobrando la fe en la Medicina.
Refortalecido por el espectacular éxito obtenido al aplicar la quina en el paludismo y a instancias de sus familiares y amigos, decidió establecerse en Murcia.
Pronto adquirió un gran prestigio siendo su clientela numerosa. En este período de diez años contrajo matrimonio con Josefa Albaladejo, con la que tuvo tres hijos, Leonor, Josefa y Joaquín. Este último seguiría sus pasos.
Fue a raíz de un padecimiento digestivo cuando Pellicer tuvo que abandonar todas sus ocupaciones y fue motivo para que contactara con la doctrina homeopática, desarrollada por el médico alemán C. F. Samuel Hahnemann. En 1846 el doctor José Batllés, médico retirado que ejerció en Alcoy (Alicante), le introdujo en la Homeopatía, le prescribió medicamentos homeopáticos y experimentó un gran alivio. Desde entonces comenzó a prescribirlo a sus pacientes.
En 1847 se puso en contacto con la Sociedad Hahnemaniana Matritense (SHM), que se acababa de fundar bajo el impulso del doctor José Núñez Pernía, marqués de Núñez, quien le instó para que se formase en la materia. En 1849 solicitó su ingreso como socio corresponsal en la SHM, siendo admitido en la sesión del 17 de abril. Pellicer practicó la homeopatía en Murcia durante dos años y completó su formación en Madrid y Onda (Valencia).
Siendo corresponsal de la Academia de Medicina y Cirugía de Murcia, en el año 1850 se le encomendó el discurso inaugural con el tema “La condición escéptica de algunos médicos y consideraciones históricofilosóficas en que se apoya”, donde expuso su experiencia con el nuevo sistema. Este discurso fue bien acogido entre el público selecto que llenaba la sala y no tardó en tener colaboradores. El resultado fue la creación de una Asociación homeopática, un dispensario gratuito y la publicación de un boletín homeopático.
En 1853 estableció su residencia en Madrid. Al año siguiente ingresó como socio de número de la SHM, con el discurso “Memoria acerca de la Podagra”. Dentro de las actividades de la sociedad ejerció de secretario de redacción del periódico Los Anales, y más adelante secretario, hasta llegar a vicepresidente primero de la SHM.
En 1855 se declaró una epidemia de cólera de gran mortalidad que se extendería hasta el año siguiente.
En este período fue enorme la actividad asistencial y literaria. Su escrito sobre la prevención y tratamiento del cólera alcanzó tanta fama que fue reproducido en la Gaceta Oficial del Gobierno. Su propia esposa Josefa falleció víctima del cólera a mediados de 1855. La mortalidad de los pacientes tratados con homeopatía ascendió al 8%, mientras que con el método oficial sobrepasó el 50%.
Desde los mismos comienzos de la homeopatía en Madrid hubo dos tendencias claramente opuestas, la del doctor Hysern, partidario de una línea ecléctica, y la del doctor Núñez, más purista. Pellicer pertenecía a esta última.
En 1863, con motivo de la celebración del natalicio 108 de Hahnemann pronunció ante la Sociedad una conferencia con el título “Hahnemann como médico; Hahnemann como filósofo”, a raíz de la cual fue distinguido con la Cruz de Carlos III y la de comendador de la misma Orden, y al año siguiente lo fue con la de comendador de número de la Orden de Isabel la Católica.
En 1865 surgió una nueva epidemia de cólera. Su actividad asistencial con las clases más menesterosas fue tan intensa, que el gobernador civil le concedió la Cruz de 1.ª Clase de la Orden Civil de Beneficencia.
En 1866, por indisposición del doctor Núñez –médico de cámara–, Pellicer se encargó del restablecimiento de S.A.R. el infante don Sebastián. Debido al éxito obtenido la Casa Real le nombró médico de cámara, así como de la misma reina Isabel II en 1867.
En agosto de 1867 viajó a París con el doctor Núñez a un Congreso Homeopático Internacional, en representación de la SHM, siendo nombrado consultor del Hospital Hahnemann de esa ciudad. El 4 de noviembre del mismo año la Casa Real le nombró médico de Cámara, con sueldo fijo, el infante don Sebastián, y el 22 del mismo mes, médico honorario de cámara de la reina Isabel II. En este mismo año contrajo segundas nupcias con Eufemia Ibáñez Gallo, con la que tuvo varios hijos que no sobrevivieron a la primera infancia.
La Revolución de 1868 creó un clima favorable para la enseñanza oficial de la homeopatía, que Núñez y Pellicer supieron aprovechar. En 1869 se presentaron varios casos de viruela “maligna” en la Corte. El jefe del Gobierno Provisional de la Nación era el general Serrano. El marqués de Núñez, amigo personal del general, le informó de los servicios que Pellicer venía prestando. El general, viendo el progreso de la epidemia, encomendó a Pellicer la elaboración de una memoria sobre la enfermedad, siendo este el motivo de que fuera condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica.
A partir de 1870 todos los esfuerzos de la SHM se centraron en la construcción del Hospital Homeopático de San José (primer hospital homeopático en España) y el Instituto Homeopático, siendo sufragado por el marqués de Núñez en su mayor parte. Pellicer aportó 10.000 reales. Una suscripción popular aportó el resto. Las obras comenzaron en plena Guerra Carlista (1873), siendo inaugurado en 1877 después de numerosos acontecimientos.
En 1878 inauguró sus actividades el Instituto Homeopático y el Hospital de San José, siendo nombrado Pellicer catedrático de Patología Médica, encargándose de la sala de hombres y niños. A partir de este momento desempeñó una intensa labor asistencial, docente y literaria.
El marqués de Núñez falleció en 1879 y la dirección facultativa del hospital recayó sobre Pellicer, ocupando el cargo hasta su jubilación. En 1893, tras la muerte de su segunda esposa, se retiró definitivamente a su tierra natal. Hasta su fallecimiento en 1902 vivió en Murcia capital, siendo atendido por sus nietas.
Obras de ~: “Al decano de la facultad de Medicina”, en Boletín Oficial de la Sociedad Hahnemaniana Matritense (BOSHM), V (1850), págs. 49-56; “La homeopatía en Murcia”, en Anales de la Medicina Homeopática (AMH), I (1851), págs. 544-563; “Estudio de clínica homeopática”, por los Dres. Wurmb y Carpar, médicos del Hospital Homeopático de Leopoldstadt en Viena (traducción), en AMH, II (1852), págs. 295-339; “El cólera y su profilaxis (traducción)”, en AMH, II (1852), págs. 381-421; “Sobre el cólera”, en AMH, III (1854), pág. 420; Nociones elementales acerca de la homeopatía y del modo de practicarla, con algunos de los más importantes efectos de diez de los principales medicamentos homeopáticos, por el Dr. G.H.G. Jahr, Segunda edición, Traducción conjunta con D. J. Álvarez Peralta de Puerto Rico, Madrid, 1854; “Instrucción metódica al alcance de toda clase de personas, acerca del uso de los remedios homeopáticos, preservativos y curativos de la misma enfermedad”, AMH, IV (1855), págs. 213-260; “La Medicina Contemporánea y especialmente su terapéutica, ¿puede ser examinada a la luz de la Medicina homeopática?”, en El Criterio Médico (CM), I (1860), págs. 6-10, 86-89 y 104-106; “La homeopatía en España: la Sociedad Hahnemanniana Matritense y su periódico El Criterio Médico”, en CM, I (1860), pág. 237; “Hahnemann como filósofo, Hahnemann como médico”, discurso inaugural leído en la Sociedad Hahnemanianna Matritense el 10 de abril de 1863, aniversario 108º del natalicio de Hahnemann, por D. Tomás Pellicer (folleto), Madrid, 1863; “Apuntes para la patología homeopática I-III”, en CM, VI (1865), págs. 50-55, 129-136 y 400-408; “Estudio del ácido muriático”, en CM, VII (1866), págs. 472- 476; “Reseña del Congreso Homeopático de París”, en CM, VIII (1867), pág. 385; “Contestación al Excmo. Sr. D. Joaquín de Hysern, con motivo de sus observaciones a la reseña del Congreso Médico Homeopático de París”, en CM, VIII (1867), págs. 457-463; “El resumen del Dr. García López, acerca del estudio de la peste de Levante y de la viruela”, en CM, XX (1879), págs. 353-357; “¿La homeopatía está en decadencia? Causas que pueden influir en el retraso del progreso de la ciencia homeopática”, en CM, XXI (1880), págs. 198- 203; “Profilaxis o preservación variólica”, en CM, XXI (1880), págs. 221-228, 301-310 y 385-402; “Nuestros propósitos”, en Boletín Clínico (BC), I (1881), págs. 1-2; “El acónito y las inflamaciones”, en BC, I (1881), págs. 237-243 y 253-258; “Pneumonía fibrinosa curada”, en BC, II (1882), pág. 1; “Nuestros deseos”, en Revista Hahnemanniana (RH), I (1884); “El Dr. Pasteur y los médicos homeópatas franceses”, en CM, XXVII (1886), págs. 207-215.
Bibl.: F. Rodríguez Ortega et al., Biografía del Excmo. Señor Don Tomás Pellicer, Madrid, Tipografía de los Huérfanos, 1888; J. García Villalba, “D. Tomás Pellicer”, en El Diario de Murcia, 17 de febrero de 1902; M. C. Ruiz Abellán, “Notas y Documentos sobre el Médico Murciano del siglo XIX Tomás Pellicer Frutos”, en Murgetana, n.º 64 (1983); J. Cano Benavente, Murcianos de otro tiempo. Retrato desconocido de Tomás Pellicer y Frutos, Murcia, Biblioteca Murciana de Bolsillo, Academia Alfonso X el Sabio, 1986; A. J. Ursa Herguedas, Tomás Pellicer y la Homeopatía madrileña del siglo XIX, tesis doctoral, Madrid, Departamento de Salud Pública e Historia de la Medicina, Universidad Complutense, 1992 (versión electrónica).
Andrés J. Ursa Herguedas