Sisebuto. ?, s. t. s. x – c. 1000. Obispo de Pamplona.
Fue consagrado el día primero de enero del año 988 como sucesor del obispo Julián, según consta con toda precisión en el obituario episcopal inserto en el Códice Rotense (Real Academia de la Historia, cód.
68). Había sido antes monje y abad de San Millán de la Cogolla. Su nombre figura en la documentación regia hasta el año 997 a la cabeza de los prelados y magnates de la Corte itinerante de los monarcas pamploneses Sancho II Garcés y su hijo y sucesor García II Sánchez. Junto con su discípulo llamado también Sisebuto y el presbítero Velasco suscribió (992) el llamado Códice Emilianense, copia del Códice Vigilano en el cual el monje Vigilán y sus dos colaboradores habían recogido (976) sendas versiones de la Colección Canónica Hispana y el Liber Iudiciorum junto con la primera reseña historiográfica propiamente pamplonesa presentada a manera de adición a la crónica asturiana denominada Albeldense. Este caudal de tradiciones romano-cristianas e hispano-godas enraizaba con lógicos matices al joven reino pamplonés en el sedimento de tradiciones romano-cristianas e hispano-godas encarnadas ya por la monarquía astur-leonesa. Ilustra aún más este pensamiento el conjunto de materiales historiográficos (las obras de Paulo Orosio y San Isidoro, además de las dos crónicas asturianas) reunidos en el citado Códice Rotense por voluntad probablemente del monarca pamplonés Sancho II Garcés y con la presumible cooperación del obispo pamplonés. La efigie convencional de Sisebuto aparece entre las de sus dos colaboradores en el registro inferior del famoso folio miniado que en el citado Códice Emilianense representa figurativamente la conexión imaginaria de la realeza pamplonesa con los ya lejanos monarcas hispano-godos dispensadores arquetípicos de leyes y justicia. Antes de su desaparición en circunstancias desconocidas, padeció sin duda los efectos de las más devastadoras incursiones de Almanzor a través de los dominios pamploneses.
Una vez fallecido, el presbítero Velasco, su antedicho colaborador, le dedicó un poema inserto en el aludido Códice Emilianense.
Bibl.: J. M. Lacarra,“Textos navarros del Códice de Roda”, en Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, 1 (1945), págs. 263-264; Historia política del reino de Navarra desde sus orígenes hasta su incorporación a Castilla, 1, Pamplona, Caja de Ahorros de Navarra, 1972, págs. 152-160, J. J. Goñi Gaztambide, Historia de los obispos de Pamplona, 1, Pamplona, EUNSA, 1979, pás. 110-114; M. C. Díaz y Díaz, Libros y librerías en la Rioja altomedieval, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 1979, págs. 32-42, 155-161 y 297; A. Martín Duque, “El reino de Pamplona”, en J. M.ª Jover (dir.), Historia de España Menéndez Pidal, 7-2, Madrid, Espasa Calpe, 1999, págs. 63-74 y 121-123.
Ángel Martín Duque
