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Domingo Fernández Navarrete

Biografía

Fernández Navarrete, Domingo. Peñafiel (Valladolid), 1619 − Santo Domingo (República Dominicana), 16.II.1689. Misionero, sinólogo, arzobispo dominico (OP).

Nacido en Peñafiel en 1619, entró en el convento dominicano de su pueblo y profesó el día 8 de diciembre de 1635. Fue enviado a hacer los estudios eclesiásticos al convento de San Pablo de Valladolid. Le inscribieron como colegial en el convento de San Gregorio de la misma ciudad. Aquí enseñó Filosofía hasta que dio su nombre para la provincia del Rosario de Filipinas hacia donde se embarcó en el año 1648. Ese mismo año fue enviado a aprender tagalo y misionar en la provincia de Bataan. Volvió a Manila y se desempeñó profesor de Filosofía en la Universidad de Santo Tomás de 1650 a 1654. Volvió a Bataan en 1654 y permaneció hasta 1656. El conocimiento de la lengua tagala le sirvió para evangelizar en las islas de Mindoro y de Luban, que recorrió casi enteras. Regresó a Manila, esta vez para ejercer como profesor de Teología. Su salud era muy mala tanto en Manila como en provincias. Por consejo de los médicos pidió regresar a España. Quiso hacer el viaje de regreso por la ruta de la India. Se embarcó en una nave que salió para Macasar el 14 de febrero de 1657. El viaje fue tan accidentado que en vez de los cuarenta días normales tardó nueve meses. El barco se detuvo allí. No encontró ninguna oportunidad para continuar el viaje. Decidió suspender su viaje de regreso a España y volver a Macao para entrar en las misiones de China. Pasó rápidamente por las provincias de Cantón y de Fukien hasta llegar a las montañas de Fogán con gran admiración y alegría de sus hermanos de hábito.

Aprendió el chino con inusitada rapidez a pesar de sus dificultades filológicas. Estudió en profundidad los caracteres de la escritura china. Todo ello le sirvió para evangelizar también a través de sus obras. Se dedicó con todas sus fuerzas al estudio de la religión y cultura chinas y a la publicación de obras apologéticas y de propaganda de la religión cristiana. Un Decreto Imperial del 24 de septiembre de 1664 ordenó que llevasen presos a la Corte a todos los misioneros. Le apresaron en Kinhoa y le llevaron a Pekín en 1665. El día 13 de septiembre del mismo año fue condenado al destierro junto con otros misioneros. Iban confinados a Macao, pero a causa de un pleito entre Pekín y Macao se quedaron en la ciudad de Cantón. El destierro duró cinco años. El indulto imperial se había concedido el día 19 de diciembre de 1670, pero se les comunicó el 19 de marzo de 1671. El padre Navarrete había logrado escapar con gran sigilo el día 9 de diciembre de 1669 dirigiéndose con mucha cautela hacia Macao, pues había muchos soldados en ese camino.

Durante el destierro tuvieron lugar las famosas reuniones entre los misioneros para discutir sobre el problema que representaban para la evangelización los famosos Ritos Chinos. Eran las ceremonias religiosas, especialmente el culto a los antepasados, que formaban parte de la cultura regional china y que se había extendido a los países limítrofes. La cuestión que se planteaba era si eran compatibles con el dogma católico.

No lograron ponerse de acuerdo. Decidieron que el padre Navarrete fuese a Roma personalmente a exponer la cuestión y que la Santa Sede decidiera sobre ese problema. Su primera intención fue ir a Manila a consultar a los obispos y a sus superiores religiosos. No lo pudo hacer por el peligro que representaban los corsarios holandeses que intentaban conquistar Manila.

A finales del año 1669 emprendió el viaje a Roma para informar personalmente a la Sagrada Congregación.

No llegó hasta el año 1673. Presentó ante la Sagrada Congregación de Propaganda Fide y luego a la del Santo Oficio 119 proposiciones sobre cuestiones religiosas chinas, que fueron aprobadas en su totalidad. Logró, además, la confirmación del deseo del papa Urbano VIII de que cualquier misionero de cualquier nación pudiera ir a China, Japón u otro país limítrofe sin que nadie pudiera alegar nada en contra.

Por orden de la Congregación de Propaganda Fide tradujo algunos libros chinos. Estuvo trabajando en Roma durante dieciséis meses.

El prefecto de la Sagrada Congregación, después papa Alejandro VIII, insistió en que debía regresar a China como obispo. Se opuso humildemente. Propuso e insistió en que el obispo de China debía ser el dominico chino padre Gregorio Lo, que fue el primer obispo nacido en China. Personalmente, el padre Navarrete quería volver a China. Pero sus superiores le creían más necesario en Madrid como procurador general de la Provincia del Rosario ante la Corte. Se encargaría de resolver todos los asuntos y trámites ante el Gobierno que había que hacer para todos los religiosos que iban y permanecían en Oriente. Creían, además, que era la persona idónea para reclutar nuevos misioneros ante la creciente necesidad de religiosos cualificados que exigían los nuevos campos de misión que se estaban abriendo en Oriente.

Volvió a España en 1674 y se estableció en el convento de la Pasión de Madrid para desempeñar el cargo que se le había encomendado. Es entonces cuando imprime sus obras Tratados y Controversias. Todo ello le mantuvo ocupado hasta el año 1677.

Era bien conocido en la Corte. Ese mismo año le informaron de que había sido nombrado arzobispo de Santo Domingo. Intentó renunciar, pero no se lo admitieron.

Se puso en camino hacia Sevilla para arreglar el pasaje. En agosto de ese año llegó a Puerto Rico y en septiembre a la isla de Santo Domingo. Allí se encontró con que su predecesor, Juan Escalante, no había salido para su nuevo destino en Yucatán; éste permaneció allí hasta octubre ejerciendo un poder despótico y negándose a reconocer al padre Navarrete como su sucesor. Su consagración se retrasó porque era demasiado pobre para pagar los gastos de la ceremonia.

Dedicó todos sus esfuerzos a elevar el nivel moral e intelectual de los sacerdotes de su archidiócesis y a sugerir soluciones para mejorar la deplorable condición social y económica de los isleños, debida en gran parte a la dejadez y la corrupción. Logró algunos resultados. Enfermó durante una visita pastoral y murió poco después.

 

Obras de ~: Explicación de las verdades católicas e impugnación de los errores más comunes de la China, en caracteres chinos, King-hoa, 1663, 2 vols.; Catecismo para los catecúmenos, en caracteres chinos, King-hoa, 1664, 2 vols.; Tratados históricos, políticos, ethicos y religiosos de la Monarquía de China [...], Madrid, Imprenta Real, 1676 (trad. it., Parma, 1693; trad. fr., Paris, 1748; trad. ingl., London, 1764); Controversias antiguas y modernas entre los misioneros de la gran China, impreso sólo el vol. I, Madrid, 1679; De los nombres admirables de Dios, s. l., s. f., 2 vols. (ms. en el Archivo Provincial de Dominicos, Manila, t. 28).

 

Bibl.: A. Touron, Histoire des hommes illustres de l’Ordre de S. Domenique, vol. V, Paris, Babuty, 1743, págs. 627-638; M. Velasco, Ensayo de bibliografía de la Provincia de Smo. Rosario de Filipinas, vol. II, Manila, Universidad de Santo Tomás, 1860, págs. 204-218; H. Cordier, Bibliotheca sinica. Dictionnaire bibliographique des ouvrages relatifs à l’Empire chinois, vol. II, Paris, E. Leroux, 1881, cols. 883-884 y 1.207- 1.212; T. M. Gentili, Memorie di un missionario domenicano nelle China, Roma, 1887; J. S. Cummins, The travels and controversias of Friar Domino Navarrete, Cambridge, University Press, 1962, 2 vols.; J. M.ª González, Historia de las misiones dominicanas en China, vol. I, Madrid, Imprenta Juan Bravo, 1964, págs. 419-485, 605-614 y 648-650; H. Ocio y H. Neira, Misioneros dominicos en el Extremo Oriente, vol. I, Manila, Life Today Editions, 2000, págs. 175-176.

 

Teodoro González García, OP