Cano y Tevar, Julián. Toledo, c. 1644 – Ávila, 21.IV.1719. Obispo carmelita (OCarm.).
Si bien nació en Toledo, sus padres eran oriundos de Cuenca, razón por la cual el provincial de Castilla, Bartolomé Camuñas, escribió al subprior del convento de Valdeolivas (Cuenca), fray Francisco Montero, para que hiciera las convenientes informaciones que fueron firmadas el 22 de junio de 1661. Fue hijo legítimo de Juan Cano, natural de Quintanar de Tarazona, y de María García Escudero, natural de la ciudad de Cuenca. Según el lenguaje de la época, sus padres y ascendientes fueron cristianos viejos, no castigados por la Inquisición.
Previas dichas informaciones, es presumible deducir que tomaría el hábito carmelita en el mismo año, 1661, en el convento de Toledo. Es posible que hiciera los estudios en la misma ciudad imperial; allí se le encuentra como prior en 1686; en escrituras de compra-venta en 1688 y en 1690, figura como “predicador de Su Magestad y Calificador del Santo Oficio”. Fue nombrado obispo de Seo de Urgel el 4 de julio de 1695. El 10 de agosto del mismo año dejó al convento mil ducados de su legítima. Después de permanecer en Seo de Urgel hasta el 17 de enero de 1714, pasó a regir la diócesis de Ávila, lo que hizo con gran prudencia, hasta su muerte.
Durante su estancia en Ávila favoreció al convento de monjas carmelitas de la Encarnación de la misma ciudad. Su presencia en Ávila no pudo ser más beneficiosa para dicho convento. El 20 de agosto de 1715 giró la visita canónica y “detectó síntomas de un agotamiento material de la institución y afrontó con toda claridad y realismo la situación del monasterio”. Tomó las convenientes medidas para reducir el personal de servicio, hizo un reajuste de salarios, suprimió propinas, incentivó el ahorro, etc. Las medidas “sirvieron, para que el convento moderara sus gastos y se enderezara definitivamente su economía ruinosa”. Tuvo especial cuidado en la atención a las enfermas.
Impulsó además distintas mejoras en el edificio conventual. “Mandó construir a su costa una esbelta espadaña de ladrillo, que sirviera de campanario, y de soporte para el escudo de sus armas.” Particular empeño puso en el arreglo de la capilla de la Transverberación. “Terminó, en 1716, la construcción del acceso de la capilla. Está formado por un tránsito con bóveda de cañón que une el crucero de la iglesia con la puerta de la capilla.” Invirtió cuatrocientos ducados; buscó “un patrono para la capilla, con el fin de que se ocupara del sostenimiento del culto y de la fábrica para el futuro”. Aceptó el patronazgo Julián de Guadalupe, duque de Arcos, el 25 de mayo de 1718.
Intentó también, y lo consiguió, suavizar las relaciones entre la comunidad de la Encarnación y los religiosos del Carmen. Se sirvió para ello de los buenos servicios del padre franciscano José Royo y al ver la postura, no desfavorable de las monjas, les envió una carta delicadísima, modelo admirable de un superior evangélico. Queda, como hipótesis de trabajo, estudiar su actuación en la diócesis.
El obispo Cano y Tevar murió a la edad de setenta y cinco años, y fue enterrado en el templo de la Encarnación “junto al comulgatorio del coro bajo, en un lucillo que conserva todavía la lápida sepulcral con la inscripción en latín y escudo del prelado”.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Clero, leg. 7206, lib. 1546; ms. 721, Documentos varios.C. de Villiers (OCarm.), Biblioteca Carmelitana, Aurelianis [Orleans], excud. M. Couret de Villeneuve & J. Rouzeau-Montaut, 1752, 2 vols. (ed. de G. Wessels, Roma, 1927); N. González y González, El monasterio de la Encarnación de Ávila, Ávila, Obra Social y Cultural de la Caja Central de Ahorros y Préstamos, 1977, 2 vols.; B. Velasco Bayón (OCarm.), Historia del Carmelo español, vol. III, Roma, Institutum Carmelitanum, 1990-1994, págs. 323-324; P. M.ª Garrido (OCarm.), El solar carmelitano de San Juan de la Cruz. Los provinciales de la antigua provincia de Castilla (1416-1836), Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2001, págs. 333-337.
Balbino VelascoBayón, OCarm.