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José María Rodríguez de los Ríos y Losada

Biografía

Rodríguez de los Ríos y Losada, José María. Jerez de la Frontera (Cádiz), 20.VII.1826 – 1896. Pintor.

Se le suele citar como “Rodríguez Losada”, pues es así como firmaba sus lienzos. Se formó en Sevilla.

Por error, Manuel Ossorio le considera nacido en esta ciudad y, en consecuencia, así consta en muchas biografías. Se sabe que se formó copiando a los grandes maestros sevillanos de la pintura del Siglo de Oro y que, siendo muy joven, se trasladó a El Puerto de Santa María, donde se conservan las primeras obras salidas de su pincel en el Círculo Mercantil y el Colegio de San Luis Gonzaga.

Después de recibir una cuidada formación académica, se especializó, como tantos otros artistas del siglo XIX, en el género de la pintura de historia. Rodríguez Losada también destacó como pintor de cuadros de género costumbrista y corte romántico, que tenían especial aceptación en el mercado sevillano gracias a los viajeros extranjeros que pasaban por la ciudad y los compraban como souvenir. A esta etapa corresponde un lienzo titulado Autorretrato con su esposa vestidos de majos, firmado en 1843, hoy en el Museo Provincial de Cádiz.

Hacia 1846 recibió varios encargos en Jerez de la Frontera y se trasladó a su ciudad natal, en la que trabajó para la burguesía adinerada local, y para diversas parroquias. Su pintura religiosa, fuertemente influida por los modelos de la pintura andaluza del siglo xvii, está dotada de notable teatralidad y grandilocuencia.

Buen ejemplo de sus óleos de altar es su Santiago Matamoros en la batalla de Clavijo, en la iglesia de Santiago de Sevilla. El Museo de Bellas Artes de Sevilla guarda un óleo de espectacular tamaño con las Santas Justa y Rufina muertas, firmado y fechado en 1863, que no debe ser confundido con un cuadro del mismo título que fue premiado con Medalla de Oro en la Exposición Gaditana de 1862 y está, actualmente, en paradero desconocido. Ossorio cita un Nacimiento del Niño Jesús y una Purísima Concepción que se presentó en la exposición sevillana de 1867.

Ganó el 1.er Premio en el concurso de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Sevilla en 1849.

Hábil dibujante y excepcional maestro en el manejo y aplicación de los colores complementarios, de sus innumerables pinturas de historia, todas trabajadas con técnicas, formatos y estéticas academicista, deben destacarse, entre otras, las siguientes: El entierro de Carlos V; un óleo titulado Valdés Leal inspirándose en un panteón para pintar el cuadro que se conserva en la iglesia de la Caridad de Sevilla, figuró en la exposición de Cádiz de 1854 y en la Nacional de Madrid de 1858, siendo premiado en Cádiz con la 1.ª Medalla de Oro y en Madrid con Mención Honorífica de 2.ª Clase; Murillo copiando el grupo de Santa Isabel por el modelo; Quevedo leyendo su epigrama contra el Conde Duque de Olivares, que figuró, junto al también cuadro de historia Hernán Sánchez Vargas en la prisión, en la exposición de Cádiz de 1856, en la que fue premiado con Medalla de Oro, obteniendo igual distinción en la de Jerez de la Frontera de 1858. La muerte de Cristóbal Colón, del Museo de la Rábida, y Una penitente fueron premiados con Mención Honorífica en la exposición de Jerez de 1858. Una viuda encontrando el cadáver de su esposo en un campo de batalla fue premiado en la exposición de Sevilla de 1858 con Medalla de Plata. Ese mismo año presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid su cuadro el Rey moro de Sevilla entrega las llaves de la ciudad a Fernando III el Santo, que obtuvo Mención Honorífica. La decapitación de Don Álvaro de Luna, actualmente en el Senado, y un lienzo titulado Colecta para dar tierra al cadáver de D. Álvaro de Luna, premiado con Mención Honorífica en la Exposición Nacional de 1866. En ocasiones inspiró sus cuadros en la literatura, como su lienzo dedicado al Bravo alcalde de Zahara, que traduce al lienzo un episodio del poema Granada de José de Zorrilla.

También debe citarse la serie iconográfica dedicada a las vidas de Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio, pintados para el Círculo de la Amistad de Córdoba, ciudad en la que vivió varios años. Durante la Revolución de 1868, año en que concluyó el programa iconográfico que se ha citado, pintó un cuadro de historia contemporánea, La Batalla de Alcolea, de la que él mismo fue testigo, guardado, actualmente, en la Real Academia de la Historia.

Otros cuadros de historia importantes salidos de su pincel son: Muerte del escultor Torriguiano en las cárceles de la inquisición de Sevilla, El poeta Torcuato Tasso en casa de su hermana, Garcí Gómez del Carrillo en la defensa de Jerez de la Frontera y Rodrigo Calderón en el tormento —que figuró en el salón de cuadros del periódico El Globo— y Los caballeros jerezanos escribiendo a Sancho el Bravo con la sangre de uno de ellos llamado Amaya para que les envíe auxilios al fin de defenderse de los árabes acaudillados por Aben Jusuf. Su Drama conyugal fue premiado con la Medalla de Plata en la exposición de Cádiz del año 1879.

También cultivó el retrato, como el que pintó de su discípulo Ruiz Montpellier, o el de Alfonso XII, pintado para presidir el salón de la Diputación Provincial de Córdoba. En reconocimiento a su trayectoria profesional fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

 

Obras de ~: Autorretrato con su esposa vestidos de majos, 1843; Valdés Leal inspirándose en un panteón para pintar el cuadro que se conserva en la iglesia de la Caridad de Sevilla, 1854; Quevedo leyendo su epigrama contra el Conde Duque de Olivares, 1856; Hernán Sánchez Vargas en la prisión, 1856; La muerte de Cristóbal Colón, Museo de la Rábida, 1858; Una penitente, 1858; Una viuda encontrando el cadáver de su esposo en un campo de batalla, 1858; Santas Justa y Rufina muertas, 1863; La decapitación de Don Álvaro de Luna, Colecta para dar tierra al cadáver de D. Álvaro de Luna, 1866; Purísima Concepción, 1867; Ciclos iconográficos dedicados a la vida de Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio en el Círculo de la Amistad de Córdoba, 1868; La Batalla de Alcolea, 1868; Rey moro de Sevilla entrega las llaves de la ciudad a Fernando III el Santo, s. f.; Bravo alcalde de Zahara, s. f.; Muerte del escultor Torriguiano en las cárceles de la inquisición de Sevilla, s. f.; El poeta Torcuato Tasso en casa de su hermana, s. f.; Garcí Gómez del Carrillo en la defensa de Jerez de la Frontera y Rodrigo Calderón en el tormento, s. f.; Los caballeros jerezanos escribiendo a Sancho el Bravo con la sangre de uno de ellos llamado Amaya para que les envíe auxilios al fin de defenderse de los árabes acaudillados por Aben Jusuf, s. f.; Drama conyugal, 1879; retrato de Ruíz Montpellier, s. f.; retrato de Alfonso XII, s. f.; decoración del Circulo Mercantil del Puerto de Santa María, s. f.; pinturas del Colegio de San Luis Gonzaga del Puerto de Santa María, s. f.; Santiago Matamoros en la batalla de Clavijo, s. f.; Nacimiento del Niño Jesús, s. f.; El entierro de Carlos V, s. f.; Murillo copiando el grupo de Santa Isabel por el modelo, s. f.

 

Bibl.: M. Ossorio y Bernard, Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, Madrid, Moreno y Rojas, 1883-1884 (ed. facs., Madrid, Giner, 1975, págs. 589-590); C. Pemán Pemartín, Catálogo del Museo Provincial de Bellas Artes de Cádiz, n.º 421, Madrid, Langa y Cía., 1964; J. A. Gaya Nuño, Arte del siglo XIX. Ars Hispaniae: historia universal del arte hispánico, t. XIX, Madrid, Plus Ultra, 1966, pág. 198; A. Reina Palazón, Pintura costumbrista en Sevilla (1830-1870), Sevilla, Universidad, 1979; B. de Pantorba, Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en España, Madrid, Jesús Ramón García-Rama, 1980, pág. 471; C. Reyero, Imagen histórica de España (1850-1900), Madrid, Espasa Calpe, 1987; E. Valdivieso González, Museo de Bellas Artes de Sevilla, Sevilla, 1991, pág. 402 ; H. González Zymla, L. M. de Frutos Sastre y A. E. Pérez Sánchez, Catálogo de pinturas de la Real Academia de la Historia, Madrid, Real Academia de la Historia, 2003, págs. 196-199 y 291; A. Méndez Casal, Arte: el pintor Losada, s. l., s. f., págs. 47-72.

 

Herbert González Zymla