Pradas, Santiago. Cuenca, c. 1777 – c. 1821. Maestro de capilla, organista y compositor.
Se inició en el mundo de la música de la mano de Pedro Aranaz y Juan Manuel del Barrio cuando, en los primeros meses de 1788, ingresó en el Colegio San José de infantes de coro de la Catedral de Cuenca. El Libro de Visitas del Colegio es poco explícito en lo que se refiere a las evaluaciones que Pradas realizó durante su estancia. Tan sólo dice que es útil y que aprovecha en Composición (1792), siendo el más adelantado en esta disciplina (1793). En 1793 abandonó el Colegio y el Cabildo conquense le concedió, con carácter de futura, una plaza de acólito. Muñoz y Soliva dice que a los diecisiete años (c. 1794) Pradas ganó por oposición la plaza de organista de la Catedral de Salamanca, pero que renunció a ella para no alejarse de su ciudad. Esto, al margen de no estar documentado, parece bastante improbable si se tiene en cuenta que un año después, siendo clérigo de corona (Archivo de la Catedral de Cuenca, Actas Capitulares de 26 de marzo de 1795), se presentó a las oposiciones de organista 2.º de la Catedral de Cuenca, pero las suspendió (Actas Capitulares de 20 de abril de 1795), y más aún si se considera que al año siguiente opositó a la misma plaza, pero esta vez en la Catedral de Orihuela (Alicante), obteniendo el mismo resultado negativo. Pradas siguió como acólito hasta que el 28 de noviembre de 1796 el Cabildo lo nombró Salmista “sin título”, con un salario de 150 ducados. En 1797 Pedro Aranaz, maestro de capilla de la Catedral de Cuenca, se jubiló. El Cabildo decidió cubrir la vacante, con carácter interino, y fueron Paulino Salazar y Santiago Pradas los únicos candidatos que se presentaron. Finalmente fue Pradas el elegido (Actas Capitulares de 23 de octubre de 1797).
No fueron pocos los problemas con los que se encontró Pradas en sus primeros tiempos como director de la Capilla de Música, ya que buena parte de los músicos ni le obedecían ni tomaban en serio sus decisiones.
Y es que Pradas contaba con, escasamente, veinte años de edad (Actas Capitulares de 8 de enero de 1798, 16 de abril de 1798, 9 de enero de 1801, etc.). Tras la muerte del organista mayor, Alfonso Humana, tanto Pradas como Pedro José Blanco, organista 2.º, solicitaron ser nombrados para cubrir la vacante. El nombramiento recayó en Blanco (Actas Capitulares de 23 de julio de 1804).
Tras casi ocho años de interinidad en el cargo, el 19 de agosto de 1805 Pradas solicitó ser nombrado como maestro de capilla en propiedad. El Cabildo accedió, pero le asignó el mismo sueldo del que ya gozaba como interino (Actas Capitulares de 18 de septiembre de 1805). Por estas fechas Aranaz, que tras jubilarse había marchado a Zaragoza, ya se encontraba de vuelta, desde hacía algunos años, desempeñando el cargo, especialmente creado para él, de maestro de Melodía y, aún es más, dirigiendo personalmente, incluso por encima del nuevo maestro de capilla, todos los asuntos musicales que tenían como centro la Catedral conquense.
Pradas se casó (Actas Capitulares de 14 de octubre de 1805) y sus gastos se acrecentaron, por lo que solicitó aumentos de salario (Actas Capitulares de 6 de marzo de 1807) que no le fueron concedidos (Actas Capitulares de 24 de abril de 1807). El 20 de febrero de 1809, ante la incorporación de Julián Pajarón al Ejército, el Cabildo conquense decidió encargar a Pradas, interinamente, las responsabilidades del organista 2.º, y para ello le asignó un salario de 150 ducados.
Pero las penurias económicas siguieron presentes en el acontecer diario de Pradas. A la muerte del organista 1.º Pedro José Blanco (23 de diciembre de 1811), el Cabildo le encargó desempeñar, con carácter interino, la vacante creada. Así aparece Pradas, en 1814, desempeñando titularmente el magisterio de capilla, pero interinamente, y al mismo tiempo, los cargos de organista 1.º y 2.º. Pradas solicitó ser nombrado organista 1.º titular y olvidarse de las demás responsabilidades.
El Cabildo accedió a su propuesta (Actas Capitulares de 1 de agosto de 1814) y le asignó 6540 reales de salario.
Y así, como organista 1.º, Pradas consumió sus últimos años de vida aquejado, en el último, de una enfermedad no especificada (Actas Capitulares de 17 de septiembre de 1821).
Hablar de Pradas es hacerlo de un músico tan querido y respetado en su ciudad que no tardaron en surgir las historias o leyendas que lo tienen como protagonista y que, tanto Rubio Piqueras como Muñoz y Soliva, relatan en sus crónicas. El respeto que Cuenca siempre le rindió llega incluso hasta el siglo xx, cuando, a la sombra de las internacionalmente conocidas Semanas de Música Religiosa de aquella ciudad, surge una asociación de amigos de las mismas que lleva el nombre de “Maestro Pradas”. Una incógnita sin resolver, alimentada durante los años transcurridos desde la muerte de Pradas, consiste en averiguar qué hay de cierto sobre la tan traída historia de que Pradas compuso un Miserere que, a juicio de Muñoz y Soliva, hizo las delicias de la reina Victoria de Inglaterra.
Otra es saber si realmente su Salve Magna (hoy desaparecida) estuvo inspirada en los sollozos de su mujer, Leocadia, “surgidos” como “respuesta” a la soberana paliza que su marido le propinó a fin de obtener, de los mismos, la inspiración necesaria para componer dicha Salve... Parece que era un hombre de personalidad muy acusada. Rubio Piqueras lo definió como “huraño, taciturno, ogro, misántropo, raro y excéntrico”.
Su creación musical parece, a juicio de Rubio Piqueras, que quisiera mostrarse como totalmente desligada del pasado musical eclesiástico y presentar, sin embargo, un bagaje nuevo de formas y de procedimientos técnicos, vocales e instrumentales diferentes a los de finales del siglo xviii.
Obras de ~: (Selección) En la Catedral de Santo Domingo de la Calzada se conserva un Rosario a 3 o 4 VV. En Guadalupe se guarda O quam suavis est, Vill al Smo, SS y órg. Pero es en la Catedral de Cuenca donde se conserva la mayor parte de su producción musical. Las obras que allí se guardan son: Ab ortu solis, Mot al Smo Sto, 8 VV, vns, tps, órgs y cb, 1797; Aleph, Aleph, Lam 3ª de la Feria VI, Tbajete, vns, va, tps, cb y clv, 1805; Anima Christi, Mot al Smo Sto, SA, vns, obs, órg y cb; Anima Christi, Mot al Smo, SA, vns, fls, fi, obs, órg y ac; Beata viscer Mariae, Resp 7º de Navidad, 4 VV, vns, obs, tbn, cl, cornetín, órg y cb, 1801; Beatus vir, Salmo de Vísperas, 8 VV, vns, tps, órgs y cb, 1779; Benedicam Dominum, Mot al Smo Sto, 5 VV, vns, tps, bb, órg y cb; Benedicta, Mot, 6 VV, vns, órg y cb; Bone Pastor, Mot al Smo Sto, S, vns, tps, fls, órg y cb; Caro mea vere est cibus, Mot, T, vns, fls, tp, cornetín, órg y cb; Carocibus, Mot, bombardón; De lamentatione, Lam 1ª del Jueves, 8 VV, vns, tps, cls, cb y clv, 1799; Miserere, 4 y 8 VV, vns, obs, fls, tps, clv y cb, 1798; Miserere, 4 y 8 VV, vns, va, obs, fls, tps, clv, cb y acs, 1807.
Fuentes y bibl.: Archivo de la Catedral de Cuenca, Actas Capitulares.
T. Muñoz y Soliva, Noticias de todos los Ilmos. Señores Obispos que han regido la Diócesis de Cuenca, Cuenca, Imprenta de Francisco Gómez e Hijo, 1860; F. Rubio Piqueras, “Los antiguos Colegios de Infantes de Coro. El de San José, de la catedral de Cuenca”, en Tesoro Sacro Musical (TSM) (1931), págs. 91-94; “Santiago Pradas, compositor y Organista de la catedral de Cuenca. I”, en TSM (1932), págs. 23-25; “Santiago Pradas, compositor y Organista de la catedral de Cuenca. II”, en TSM (1932), págs. 61-63; “Pradas, Organista de la catedral de Cuenca (III y último)”, en TSM (1932), págs. 102-104; M. Martínez Millán, “Santiago Pradas: Organista mayor de la catedral (1777-1821)”, en Diario de Cuenca, 23 de marzo de 1975; M.ª L. Vallejo y Guijarro, Glorias conquenses, Cuenca, Diputación Provincial, 1977 (3.ª ed.); M. Martínez Millán, Historia musical de la catedral de Cuenca, Cuenca, Diputación Provincial, 1988; F. J. Cabañas Alamán, “La jubilación de Pedro Aranaz”, en Revista Portuguesa de Musicologia (Lisboa, Instituto Nacional de Investigaçao Científica), vol. 1 (1991); “Pradas, Santiago”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la música española e hispanoamericana, vol. VIII, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2001, págs. 922-923; Los infantes de coro del “Colegio San José” de la catedral de Cuenca, Cuenca, Diputación Provincial, 2003.
Fernando J. Cabañas Alamán