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Antonio López y Baena

Biografía

López y Baena, Antonio. Iniesta (Cuenca), 8.XI.1750 – Cuenca, 20.XI.1826. Arquitecto neoclásico e historiador.

Nació en Iniesta, provincia de Cuenca, donde su padre era maestro de obras. Esta villa, la romana Egelasta, es famosa en las crónicas por haber sido una de las residencias de Enrique de Villena, cuyo señorío recibió a cambio de la renuncia al condado de Cangas y Tineo. En 1779, al año siguiente de la partida del arquitecto turolense José Martín de Aldehuela, con destino a Málaga, llegó a Cuenca, donde comenzó a trabajar dirigiendo diversas actuaciones municipales, ligado al gremio de San José. Intervino así en la traída de agua potable, como consta en un acta municipal de 22 de octubre de 1779, por medio de un conducto general, desde su nacimiento en la Cueva del Fraile, hasta el arca principal, frente al convento de las Descalzas, bajo un arco carpanel que era un puente que aparece diáfano en la vista de Wyngaerde (1565). En este cargo hizo el rebaje de la rasante y ensanche de varias calles de la capital y puentes y carreteras por la provincia.

En 1785 fue admitido como académico de número en la Real de San Fernando, lo que equivalía al reconocimiento oficial de su aptitud como profesional de la arquitectura. El 11 de julio de 1786 Mateo López escribió un memorial al Ayuntamiento solicitando ser relevado del cargo de examinador de maestros de obras de la capital, para el que había sido nombrado el 7 de junio del año anterior. En este período también comenzó a trabajar en la catedral, en unión de un maestro llamado Fernando López, e hizo por 57.000 reales la obra del atrio, gradas y andenes frente a su fachada principal, de la que había dicho el viajero Ponz en 1774: “Sepa usted que su fachada exterior no merece que se haga particular mención de ella. Es obra sin gusto alguno de arquitectura. Carece de aquellos caprichosos adornos de la manera gótica, [...] Los escalones para subir a las iglesias son muy oportunos en las fábricas cuya fachada es de artificio, como en la de Cuenca, sirven para hacer más patentes los defectos”. Opinión que condicionó el trazado de la nueva escalinata, realizada por Mateo López, en la que claramente se buscó el acceso a la catedral tratando de evitar su vista frontal durante el ascenso. En el cargo de maestro de obras del obispado transformó algunas dependencias del palacio episcopal, trazó la sillería del coro de la capilla Honda y dirigió las obras de la secretaría y obrería de la catedral.

La torre de campanas o campanil de la iglesia de San Pedro, por su estilo y por sus características, debe pertenecer a la autoría de Mateo López, quien escribía en 1787 que “se acaba de construir nueva torre con mucha firmeza y solidez”. A lo que añadía luego en 1860 Muñoz y Soliva: “á fines del siglo anterior se le construyó nueva torre”. Dentro del templo, las ménsulas que soportan el coro tribuna son también de su gusto, y se pueden comparar con los elementos decorativos en balcones y cornisas de un grupo de tres casas, en el jardinillo del Salvador, con tarjas ostentando las fechas de 1800 y 1802.

En 1787 se nombró a Mateo López para el arreglo de “una ruina del puente de San Pablo” y durante el obispado de Felipe Antonio Solano Marín (1779- 1800), se reedificó la ermita de San Antonio el Largo y el prelado la dotó con una capellanía y construyó la casa para ella. En su entorno hizo la fuente del Sol, con la leyenda: “Excipit hic lassos. Solisque refrigerant aestus. Munere Solani fons tibi erit”, así como un puente sobre el río Moscas. De esta época debe ser una casa palacio en la villa de Tébar, entre San Clemente y Villanueva de la Jara, no lejos de Iniesta, que, como esta “Casa de la Mota”, ostenta el escudo del obispo Solano. La “Casa de Recogidas” o antigua Beneficencia, que se inició en 1777, también es obra de este arquitecto y de este obispo.

Fue elegido miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia en 1804 y de la Sociedad Económica de Amigos del País, establecida en Cuenca desde 1782, en la que organizó su Academia de Dibujo que funcionaba en los salones del Ayuntamiento, que también restauró en los arcos del pasadizo de su planta baja. A finales del siglo xix, realizó el Parador de la Escuelas de Palafox y la terminación del convento de San Antón. Por aquellos años, trazó el plano cartográfico de la ciudad, que todavía se conserva en el Ayuntamiento, y escribió sus tantas veces citadas Memorias Históricas de Cuenca y su Obispado.

Estuvo casado con Quiteria Real, natural de La Cierva, de la que no tuvo descendencia, y murió poco después de enviudar el 29 de junio de 1819.

 

Obras de ~: Reparos en la catedral, Cuenca, 1775; Traída de agua potable a Cuenca, Cuenca, 1779; Atrio y gradas de la catedral, Cuenca, 1786; Campanil y coro tribuna en la iglesia de San Pedro, Cuenca, 1787; Reparación del puente de San Pablo, Cuenca, 1787; Reedificación de la ermita de San Antonio el Largo, Cuenca, 1779-1780; Casa de la Mota y dependencias, Cuenca, 1779-1780; Casa palacio, Tébar (Cuenca), 1779-1800 (atrib.); Casa de Recogidas, Cuenca, 1779-1800; Terminación del convento de San Antón, Cuenca, 1779-1800: Plano cartográfico de la ciudad, Cuenca, 1779; Casas en el antiguo mercado, Cuenca, 1800 y 1802.

Escritos: Memorias Históricas de Cuenca y su Obispado, Cuenca, 1779-1819 (ed. de A. González Palencia, Madrid, Instituto Jerónimo Zurita, 1949-1953, 2 vols.).

 

Bibl.: T. Muñoz y Soliva, Noticias de todos los Ilmos. Srs. Obispos que han regido la Diócesis de Cuenca, Cuenca, Imprenta F. Gómez e Hijo, 1860, pág. 457; Á. González Palencia, Mateo López. Memorias Históricas de Cuenca, t. VI, Cuenca, Ayuntamiento, 1953, pág. 243; R. de Luz Lamarca, Portadas de Cuenca, Tarancón, Diputación de Cuenca, 1987; M. Jiménez Monteserín, Mateo López. Plano de Cuenca (siglo xvii), Cuenca, Ayuntamiento, 1987; “La Casa de la Mota”, en Cuenca (Diputación Provincial), n.º 38 (1991), págs. 35-44.

 

Rodrigo de Luz Lamarca

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