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Manuel María Aranguren Gaytán de Ayala

Biografía

Aranguren Gaytán de Ayala, Manuel María. Conde de Monterrón (VI). Mondragón (Guipúzcoa), 29.III.1794 – 11.V.1852. Prócer del reino, senador.

Nació en la casa palacio de Monterrón, en la villa de Mondragón. Fue hijo de Santiago Elías de Aranguren, conde de Monterrón, y de María Josepha Gaytán de Ayala; y nieto del conde de Villafranca de Gaytán. Contrajo matrimonio con la alavesa Rosa González de Echavarri, que provenía de una familia de terratenientes. Aranguren pertenece a la nobleza guipuzcoana, grupo hegemónico en las instituciones forales de la provincia del siglo XIX.

Fue uno de los grandes propietarios del País Vasco.

Sus bienes raíces en Guipúzcoa y Álava (fincas urbanas arrendadas, caserías con sus predios, tierras de labranza, un molino...), un horno y ferrería de acero en Mondragón y los capitales censales rentaban más de 85.000 reales anuales (años 1827 a 1831). Disponía también de capital invertido en acciones del Banco de San Fernando, vales, juros... y las casas palacio de Mondragón, Garaya y Ali (Álava), “con montes de consideración”. Tanto su patrimonio como su trayectoria pública hicieron de él una figura destacada de la elite política y social guipuzcoana. Se encontraba entre los personajes de rancio abolengo que ejercían una influencia decisiva en las Juntas Generales. Experimentó una evolución ideológica que le llevó de la juvenil exaltación liberal al moderantismo, siempre con los fueros como causa principal; trayectoria similar a la que experimentó su amigo Manuel José de Zavala.

Hoy la historiografía lo ha consagrado como uno de los epígonos del denominado “fuerismo liberal”; esto es, la defensa de la conciliación entre el régimen constitucional y la administración privativa tradicional del País Vasco (Fueros).

Durante el Trienio Liberal (1820-1823) se posicionó abiertamente con la progresía del círculo donostiarra de los Collado, Brunet, Ferrer, Mendizábal y Lasala. Fue diputado provincial y reclutador de la milicia de voluntarios contra las tropas del duque de Angulema. Los excesos de la masa atemperaron esta primera actitud. Ya en 1831 tuvo ocasión de demostrar públicamente su distanciamiento respecto a la progresía con la que antaño se había alineado. Aquel año, la burguesía donostiarra se dirigió a las Juntas Generales (a través del Ayuntamiento de San Sebastián y la Junta de Comercio de la ciudad) solicitando que modificaran los Fueros, de modo que garantizasen el futuro económico de la ciudad. Aranguren integró la comisión designada por la Junta de Azpeitia para informar sobre la petición, y su dictamen fue contrario a la misma. Desde su postura liberal moderada se adhirió a la causa isabelina durante la Primera Guerra Carlista (1833-1839).

Fue designado senador por la provincia de Guipúzcoa (1840, 1841-1842). Fue prócer del reino en 1834.

En la capital se integró en la tertulia del conde de Villafuertes, de la que eran también asiduos Jacobo M.ª de Parga, el general Zarco del Valle, Fausto de Otzau, Juan Esteban de Izaga y Pedro de Egaña. Fue testigo de la entrevista que sostuvieron en Madrid Muñagorri y Toreno en julio de 1835, efímero y estéril intento de pacificación del país. En 1836 fue designado secretario cuarto del Estamento de Próceres. En 1839 era diputado general adjunto primero en las Juntas Generales de Guipúzcoa, haciendo de primer diputado en ejercicio en defecto del duque de la Victoria, Espartero. En 1840 fue designado primer diputado foral.

Fue uno de los líderes de la “octubrada”, levantamiento antiesparterista en Guipúzcoa en octubre de 1841. Aranguren veía con desagrado la gestión de Espartero en la Regencia y temía por el futuro del edificio foral. Una serie de disposiciones gubernamentales (entre ellas la supresión del pase foral en enero de 1841) fueron recibidas por las diputaciones vascas como atentatorias a sus derechos consuetudinarios, lo que las llevaron a levantarse en armas. En el mes de agosto, Aranguren había aducido motivos de salud para justificar su inasistencia en el Senado. Nombrado comisario regio de Guipúzcoa por Montes de Oca, lanzó una proclama en octubre de 1841 en la que llamaba a derribar lo que él denominaba un gobierno “impío” y “perjuro”. Decretó un alistamiento para defender a María Cristina y a los Fueros. Pero no halló apoyo alguno en un país recientemente asolado por la Guerra Civil. En tales circunstancias, la rebelión fue pronto sofocada y Aranguren partió exiliado a Francia.

Se hallaba en el país vecino cuando fue convocado por el Senado en el mes de noviembre. Comoquiera que los otros dos candidatos de la terna para designar al senador único por Guipúzcoa, el general Gaspar de Jáuregui y Joaquín Francisco Berroeta Aldamar, se hallasen también exiliados, el Senado se planteó la representación por la provincia. Finalmente, la Comisión de Actas dictaminó que se sobreseyese el caso, “no apareciendo causa pendiente contra el expresado Sr. Conde, y hallándose en el caso idéntico que otros Senadores que aún no se han presentado en el Senado a pesar de haberse reunido éste dos y tres veces después de haber sido nombrados”.

La Reina lo nombró senador vitalicio en la legislatura de 1845 a 1846, pero no llegó a jurar el cargo.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Casa Zavala, n.º 455, sign. 69.22; n.º 456, sign. 69.23; n.º 458, sign. 69.25; n.º 459, sign. 69.26; n.º 460, sign. 69.27; Archivo Histórico Diocesano de San Sebastián, cod. par. 06.033, M 372-02, fol. 208r. y M 404-01, fol. 54v.; Archivo del Senado, Expediente personal, HIS-0298-04.

N. de Soraluce y Zubizarreta, Historia General de Guipúzcoa, t. II, Vitoria, Litografía y Librería de la Viuda de Egaña e Hijos, 1870, lib. IV, págs. 454 y 455; J. Múgica Múgica, Carlistas, moderados y progresistas (Claudio Antón de Luzuriaga), San Sebastián, Biblioteca Vascongada de los Amigos del País, 1950, págs. 37 y ss.; F. Arocena, Diccionario Biográfico Vasco, San Sebastián, Auñamendi, 1963, pág. 36; J. Agirreazkuenaga, “Aranguren Gaytan de Ayala, Manuel María. Conde de Monterrón”, en Los Parlamentarios Vascos (1800-1876), Vitoria-Gasteiz, Parlamento Vasco, 1993, págs. 162-163; A. Cajal Valero, “Paz y Fueros: el Conde de Villafuertes: Guipúzcoa entre la “Constitución de Cádiz” y el Convenio de Vergara (1813-1839), Madrid, Biblioteca Nueva, 2002, págs. 57 y ss.

 

Elena Legorburu Faus