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Gaufrido de Rocaberti

Biografía

Rocaberti, Gaufrido de. Castillo de Rocaberti, La Junquera (Gerona), m. s. XII – Monasterio de Piedra (Zaragoza), 1201 ant. Cisterciense (OCist.), primer abad y fundador del Monasterio de Piedra.

Los documentos del Monasterio de Piedra que han llegado a nuestros días y se conservan en el Archivo Histórico Nacional (Madrid) le citan como Abad Gaufredo, Gaufridus o Godofredo, sin que conste en ellos como miembro de la familia Rocaberti, el conocido linaje de los duques de Austrasia que gobernó una parte de la Marca Hispánica desde el siglo IX. El primero en recogerle como Gaufredo de Rocaberti es el padre Finestres, en 1752, y, desde entonces, el dato ha sido dado como verdadero por la historiografía, por coincidir con los árboles genealógicos de esta familia de la nobleza catalana. Gaufredo debió de nacer en el castillo de Rocaberti, que está a unos kilómetros de La Junquera (Gerona), en algún momento de la segunda mitad del siglo xii. Miembro destacado de la familia de los vizcondes de Rocaberti, profesó como monje cisterciense en el Monasterio de Poblet (Tarragona).

El 10 de mayo de 1194, bendecido por el abad de Poblet, Pedro Massanet, fue nombrado abad de un nuevo monasterio que se había de fundar en algún punto indeterminado del área conquistada a los musulmanes en las cuencas del Jalón y el Jiloca. Se le encomendó el gobierno de doce monjes (emulando la comunidad apostólica) que debían encontrar el emplazamiento más adecuado. Se ignora el itinerario que siguieron, pero, en un primer momento, consta la intención de hacer la nueva fundación muy cerca de Teruel. De hecho, el 19 de mayo estaban instalados, provisionalmente, en Santa María de Cilleruelos, en el valle del río Alfambra (Teruel), entre los términos de Peralejos y Cuevas Labradas. Existen documentos anteriores a 1194 que demuestran que en Peralejos ya existía un monasterio, probablemente un eremitorio mozárabe, de modo que se ha supuesto la presencia de Gaufredo de Rocaberti para reformar a estos monjes de rito isidoriano y convertirles al rito romano que ellos practicaban e integrarles en el nuevo cenobio.

Los monjes permanecieron en Cilleruelos hasta noviembre de 1194, fecha en que transformaron el cenobio en un priorato, y se trasladaron a un segundo monasterio provisional, llamado de Piedra Vieja o de Nuestra Señora de los Argalides, emplazado en lo alto de un cerro a la orilla izquierda del río Piedra, del que queda únicamente una ermita y la cueva de Don Gaufrido, que era un eremitorio semirrupestre.

La ermita era un edificio de adobe y madera, construido aprovechando los restos de un pueblo taifa arruinado. Se ignora si el traslado lo hacen por orden del abad de Poblet o por iniciativa de Gaufrido y de los monjes que viven sujetos a su autoridad.

Al año siguiente, en mayo de 1195, Alfonso II emitió el privilegio fundacional en el que confirmaba una importante cesión de tierras, que habían sido de titularidad regia, a favor de Gaufredo y sus doce monjes.

La donación conforma el coto inicial del Monasterio de Piedra y determina que sea un Real Patronato que existió desde su fundación hasta su desamortización en 1835. Las tierras recibidas pertenecían al área suroccidental de Zaragoza y noroccidental de Teruel: Castillo de Piedra, Villar del Saz, Santa Eulalia, Cilleruelos, Tiestos, el molino de Alfambra, Abimrabín y las villas que habían quedado reducidas a escombros durante la conquista para que las repoblasen con sus vasallos y siervos. Como el castillo de Piedra había sido donado a la familia Malavella por Alfonso I el Batallador, Alfonso II, en presencia del abad Gaufredo, hubo de firmar una concordia con Juan de Malavella para que renunciase a los posibles derechos feudales que le pudieran corresponder sobre Piedra. A cambio, recibió la heredad de Alacón (Teruel). A partir de esta fecha, se inicia la construcción, por orden de Gaufrido de Rocaberti, del Monasterio de Piedra Nueva, tercer y definitivo emplazamiento para el real monasterio cisterciense, que se construyó en buena piedra aprovechando partes del castillo románico de la familia Malavella y se consagró en una espectacular ceremonia celebrada en 1218. En 1199 Gaufrido de Rocaberti recibió como monje profeso a fray Domingo Abd al Fabit (Habibit en otros documentos), y, con él, un conjunto de propiedades en Carenas.

Gaufrido de Rocaberti murió en fecha incierta en algún momento anterior al año 1201 ya que, cuando el papa Inocencio III emite el Privilegio Romano o de Exención de Piedra, que independiza a la abadía de la jurisdicción episcopal y la hace depender directamente de Roma, se cita a Arnaldo como segundo abad de Piedra. Dado que los abades de Piedra lo eran a perpetuidad, el que se cite a Arnaldo en 1201 equivale a afirmar la muerte de Gaufredo entre 1199 y 1201. La Tabula abacial cita el fin de su prelacía en 1200, pero no se indica de dónde toma la información.

Fue enterrado en la sala capitular de Piedra, que, por aquel tiempo, estaba en construcción.

Algunos documentos afirman que el abad gerundense vivió sujeto a la autoridad de san Bernardo, pero tal cosa no puede ser cierta por razones cronológicas.

Se debe a una confusión de los antiguos cronistas de Piedra que confundieron, intencionadamente, a Gaufredo de Rocaberti con san Gaufrido, que fue amigo y colaborador de san Bernardo y fundó filiales de Claraval en Francia, Flandes e Inglaterra, pero que jamás llegó a estar en la Península Ibérica.

 

Bibl.: J. Finestres y de Monsalvo, Historia del Real Monasterio de Poblet [...], t. II, apéndice a la disertación VI, Cervera, 1752, pág. 139 (Barcelona, Orbio, 1947); V. de la Fuente, España Sagrada, vol. L. Las Santas Iglesias de Tarazona y Tudela, Madrid, Imprenta de José Rodríguez, 1866, págs. 246-247; A. de Bofarull, Historia crítica (civil y eclesiástica) de Cataluña, Barcelona, Juan Aleu y Fugarull, 1876-1878; A. Masrieta, “La casa Rocaberti”, en Próceres catalanes de vieja estirpe, Barcelona, 1912; C. Contel Barea, El císter zaragozano en el siglo XII: las abadías predecesoras de Nuestra Señora de Rueda de Ebro, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1966, págs. 68-138; H. González Zymla, “Sobre los posibles orígenes del Real Monasterio de Santa María de Piedra: precisiones acerca de su primera ubicación y sentido iconográfico de su advocación mariana”, en Anales de Historia del Arte (Madrid, Universidad Complutense), 13 (2003), págs. 27-82; El altar relicario del Monasterio de Piedra, Madrid-Zaragoza, Real Academia de la Historia-Institución Fernando el Católico, 2013.

 

Herbert González Zymla

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