Villarrasa y Llorach, Juan Lorenzo de. Valencia, f. s. xv – 4.XII.1570. Gobernador y virrey interino en el Reino de Valencia.
Pertenecía a un linaje de caballeros catalanes, quienes desde su establecimiento en el Reino de Valencia (siglo xiii) venían prestando servicios a la Corona en la Casa Real, en países extranjeros y, sobre todo, en el municipio y la gobernación valencianos.
Hijo de Juan Luis de Villarrasa y de Andrea Llorach, Juan Lorenzo Villarrasa fue nombrado (privilegio de Carlos I de julio de 1529) gobernador (portantveus de general governador, en versión valenciana) de la gobernación del norte del Reino de Valencia (la mayor de las dos existentes en el Reino, se extendía desde la frontera con Cataluña hasta la población de Jijona, inclusive), para regir el oficio conjuntamente con su tío Jerónimo de Cabanilles, quien lo venía desempeñando. Mientras éste se reservó el derecho a cubrir las vacantes de los lugartenientes generales o virreyes, Juan Lorenzo de Villarrasa ejerció la mayoría de las tareas propias del cargo de gobernador, recibiendo por ello una parte del sueldo que su tío percibía. Precisamente, la necesidad de compartir el salario y el deseo de Cabanilles de asociar a su hijo (de nombre también Jerónimo) a la gobernación valenciana provocaron un largo contencioso entre tío y sobrino. Sometidos a juicio de residencia y suspendidos en sus funciones (junio de 1544) por el visitador Pedro de la Gasca, fueron finalmente restablecidos en su oficio (mayo de 1545), gracias a la mediación del propio príncipe Felipe en favor de Cabanilles, a quien se quería privar del cargo, alegando su avanzada edad. Pero no se aceptó entonces situar a Jerónimo de Cabanilles, hijo, en el oficio por su inexperiencia, su vida poco ejemplar y la oposición mayoritaria del estamento nobiliario.
Fallecido Jerónimo (julio de 1550) y poco después el virrey duque de Calabria (26 de octubre del mismo año), Villarrasa actuó como regente de la Lugartenencia General del Reino hasta la toma de posesión del nuevo virrey, duque de Maqueda, en enero de 1553. Además de alguna breve ausencia virreinal, volvió a suplir otra larga entre la muerte del duque de Segorbe y la llegada del conde de Benavente (octubre de 1563 a mayo de 1567). Durante sus virreinatos interinos tuvo un destacado papel en las Cortes de 1552, participando también en las de 1563-1564.
Tanto como auxiliar del virrey —en calidad de gobernador—, como en sus virreinatos interinos, en los que asumió la dirección política y militar del Reino, Villarrasa tuvo como principal cometido la salvaguarda del orden público. De sus métodos expeditivos para aplastar la delincuencia ilustran ampliamente las fuentes documentales y los cronistas coetáneos. “El infatigable perseguidor de los bandoleros” dictó contra ellos muchas penas aflictivas, incluida la de muerte. No pudo evitar, sin embargo, la escalada de las guerras privadas entre nobles, que alcanzaron en Orihuela y Játiva especial virulencia y en las que se vio implicado el propio gobernador por sus lazos familiares. Tampoco resultó más fructífera la campaña, solicitada en las Cortes de 1564, para evangelizar a los moriscos, que acababan de ser desarmados en 1563. El incremento de la red defensiva del litoral se realizó paralelamente a los reiterados ataques berberiscos y turcos, que culminaron con el sitio de Malta, resuelto a favor de la Monarquía hispánica en 1565. No llegó Juan Lorenzo a conocer otro éxito mayor, el de Lepanto, pues fallecía en Valencia el 4 de diciembre de 1570. En su testamento de 17 de agosto del mismo año, a falta de descendientes legítimos, declaraba heredero universal al primogénito —nacido o por nacer— de su sobrino Juan Luis de Villarrasa, estableciendo toda una lista de posibles sucesores, en caso de que no se pudiera cumplir la primera opción u otras sucesivas. Esta herencia se veía mermada por distintos legados para personas de su servicio, para obras pías y sufragios o para establecer una renta vitalicia a favor de su hijo natural Juan Lorenzo (hijo de Antonina Boneta), a quien, además, cedía la alcaidía y tenencia del castillo y Bailía del lugar de Alpuente. También, por decisión testamentaria, disponía que sus restos mortales junto con los de su segunda mujer María Ladró Boil —enterrados en la parroquia de San Juan del Mercado de Valencia— fueran trasladados a la capilla de los Juanes del monasterio de Portaceli, donde reposaba su primera esposa, Isabel Saposa.
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Emilia Salvador Esteban
