Cisneros, Gregorio de. Valladolid, c. 1558 – Cuzco (Perú), 8.IV.1611. Misionero jesuita (SI), etnólogo.
Este vallisoletano no entró en la Compañía de Jesús en el cercano noviciado de Villagarcía de Campos, sino que viviendo desde muy joven en Perú, solicitó su ingreso en ese Instituto, siendo recibido por el visitador Juan de la Plaza en los primeros días de 1579.
Concluyó su formación en el colegio de San Pablo de la Ciudad de los Reyes de Lima. Era enviado en 1584 a uno de los primeros domicilios de los jesuitas en Indias, Cuzco, casa que le sirvió como base para sus predicaciones itinerantes. Nunca manifestó un dominio sobre la lengua quechua, razón que no le impidió trabajar entre los indios. En esa ciudad de Cuzco se responsabilizó de la cofradía del Nombre de Jesús, lo que significaba llevar a la sociedad colonial parte de las infraestructuras de una sacralización como la de la metrópoli, implicada dentro de una estrategia de recatolización. Sus misiones itinerantes se repartían por espacio de dos o tres meses, fundando más de un centenar de cofradías. Seguía el modelo de lo realizado en Cuzco, convirtiéndose estas cofradías en un medio de prolongación de los efectos de sus trabajos misionales.
Como buen misionero, relató con profusión muchas de sus experiencias, según lo plasmó en las epístolas que mantuvo con sus superiores provinciales y, muy especialmente, con el padre general. No plasmó nada de ello en un manual. Una correspondencia que permite conocer costumbres de los quechuas, para saber cuáles eran las estrategias misioneras de la Compañía de Jesús, cómo luchaban, por ejemplo, contra la idolatría. Con este tema se dirigió con profusión al prepósito general Claudio Aquaviva al finalizar el siglo xvi (2 de enero de 1599). Tampoco olvidó la trayectoria vital de los más importantes misioneros, que además eran autoridades lingüísticas, saberes que contribuyeron a una mejor eficacia de las estrategias misionales: se habla de Alonso de Bárzana.
Contaba con sus ideas propias en lo que transmitía, como cuando se dirigió al mencionado Aquaviva porque el provincial Juan de Atienza había pretendido suprimir todos los sábados el canto de las letanías a los santos y la Salve, en las costumbres devotas de las mencionadas cofradías. Aquaviva, cuando respondió en 1592 —casi un año y medio después de la carta de Cisneros—, apoyaba la disposición del provincial, pues no lo consideraba una práctica devocional muy propia de la Compañía. Eso sí, hacía una excepción: en los días de las festividades principales. A principios del siglo xvii, Cisneros se quejaba, de nuevo a Roma, de que no todos los jesuitas ejercían trabajos entre los indios, los que se conocían como “obreros de indios”.
Por eso proponía que los jesuitas se hicieran cargo de la doctrina de indios de Andahuayllas, a cinco leguas del colegio de Cuzco. En aquel campo de trabajo, los jesuitas jóvenes podían dedicarse a la necesaria preparación lingüística, de la cual sentirían menester en un futuro. No le importaba insistir a Roma en la necesidad de que todos los miembros de la Compañía se implicasen en estos trabajos, para conseguir que en todos los momentos del año, excepto en las estaciones intensas de lluvias, prosiguiesen los trabajos apostólicos itinerantes. El provincial del Perú, el padre Juan Sebastián, hacía el habitual elogio de su “vida y ocupaciones” en una carta publicada al final de su existencia.
Era la fecundidad de la vida de un misionero, en este caso, coadjutor espiritual formado: “¿Quién dirá las almas de indios e indias perdidos que convirtió; las confesiones generales que hizo; los amancebamientos que remedió, los adultos que bautizó, los adoratorios que destruyó, los hechiceros que desterró, los pueblos enteros que enseñó, las enemistades que compuso, los pobres que sustentó y las cofradías que instituyó?”
Bibl.: A. Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en su Asistencia de España, vol. IV, Madrid, Razón y Fe, 1913, págs. 758-759; R. Vargas Ugarte, Los jesuitas del Perú 1568-1767, Lima, Tipografía Peruana, 1941; F. Mateos (ed.), Historia general de la Compañía de Jesús en la Provincia del Perú, Madrid, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, 1942, vols.; R. Vargas Ugarte, Historia de la Compañía de Jesús en el Perú, vol. II, Burgos, Imprenta Aldecoa, 1963-1965, págs. 257-259.
Javier Burrieza Sánchez