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Ignacio Chomé

Biografía

Chomé, Ignacio. Douai (Francia), 31.VII.1696 – Oruro (Bolivia), 7.IX.1768. Jesuita (SI) expulso, misionero y lingüista.

Es el cuarto de los jesuitas biografiados por Peramàs en el volumen II de su De vita et moribus (1793), fuente principal de Hervás y biógrafos posteriores.

Tras estudiar Humanidades y Filosofía en el colegio jesuita de Douai (1705-1714), entró en la Compañía el 28 de septiembre de 1714 en Tournai (Hainaut, Bélgica). Estudió Filosofía en Lille y enseñó Gramática (1716-1720) en los colegios de Saint-Omer, Dinant y Valenciennes, y Poesía y Retórica (1720-1721) en Cambrai. Hizo la Teología (1722-1726) en Ypres (Flandes occidental, Bélgica), donde se ordenó de sacerdote el 23 de octubre de 1725. Por su notable capacidad para los idiomas (“gran ingenio y felicísima memoria”, según Hervás), los superiores pensaron en destinarlo a la obra de los bolandistas (organización jesuítica dedicada al estudio de la historia eclesiástica), mas Chomé significó su deseo de emplearse en las misiones de los paganos de Oriente, y, a este fin, había empezado a aprender la lengua china. Hervás destaca de su formación que “en su juventud aprendió las lenguas griega, hebrea, francesa e inglesa. Después la española, guaraní, chiriguana, chiquita y zamuca, las cuales, con la latina y con la alemana, que Chomé hablaba como nativa, forman un número tal de lenguas que pide el estudio de toda la vida del nombre”.

Se ofreció para la misión de Filipinas con la esperanza de pasar un día a China, pero en cambio fue destinado a la del Paraguay. Zarpó en la expedición del padre Jerónimo Herrán (1672-1743) y llegó a Buenos Aires el 19 de abril de 1729, donde trabajó un año entre los esclavos africanos.

Enviado (1730) a las reducciones guaranís al este del río Uruguay, fue elegido (1731) para reanudar con Julián de Lizardi (1696-1735), Bartolomé Jiménez y José Pons las misiones entre los chiriguanos (dependientes del colegio de Tarija), interrumpidas desde la rebelión chiriguana de 1727. El superior de la misión, Lizardi, le encomendó (1732) fundar el pueblo de Santa Ana. Hizo los últimos votos el 24 de mayo de 1733 en Tarija (Bolivia).

En 1735, el constante estado de guerra en la región, una de cuyas víctimas fue Lizardi, motivó de nuevo el abandono de la labor misionera entre los chiriguanos, y Chomé pasó a Tarija, desde donde fue misionero itinerante (1735-1738) en el actual departamento de Potosí.

En 1738, el provincial Bernardo Nusdorffer (1686- 1762) lo destinó a las misiones de Chiquitos, a la reducción de San Ignacio de Zamucos. Chomé fue uno de los muchos jesuitas que buscaron nuevas rutas de comunicación por los ríos Paraguay y Pilcomayo entre Chiquitos y las reducciones guaranís de los ríos Paraná y Uruguay, más cortas que la ya conocida, a través de Tucumán, Tarija y Santa Cruz. Esas expediciones tenían, además, el fin de encontrar a las llamadas “naciones bárbaras” de ambos lados del Pilcomayo.

Chomé salió en exploración “con la brújula en la mano” para no perderse en los bosques en 1738, 1739, 1740 y 1745, pero fracasó como los otros en su intento, unas veces por la huida de sus acompañantes y otras por ataques de los tobas. En 1745 surgió un conflicto entre zamucos y ugaranos, que años antes Agustín de Castañares (1687-1744) había juntado en San Ignacio, con la esperanza de reconciliar definitivamente a esos enemigos tradicionales. Tras ocho años de convivencia más o menos pacífica, y sin poder dominar más su mutua antipatía, un día resolvieron irse cada grupo por su lado, lo que causó el abandono definitivo de San Ignacio. Acogidos los dispersos en otras reducciones, también tuvo que irse Chomé, que pasó a San Miguel, Concepción y San Javier (1745-1767), donde le llegó la orden de expulsión decretada por Carlos III.

Cuando tenía ya setenta y un años, y enfermo en cama, el teniente coronel Diego A. Martínez, encargado de ejecutar el extrañamiento en las misiones de Chiquitos, representó el caso al presidente de la Audiencia de Charcas, Victorino Martínez de Tineo.

Éste respondió (5 de diciembre de 1767) que se desechaba como contrario a las reales instrucciones el que quedase algún jesuita en los pueblos, “aun a título de viejo o enfermedad habitual”. Transportado en hamaca rumbo a Lima, Chomé recorrió ciento noventa leguas por las rutas de Santa Cruz, Cochabamba y Oruro, donde murió. En palabras de Hervás: “Veinte y nueve años se había empleado Chomé en misiones del gentilismo cuando en el 1767 fue desterrado, lleno de años, achaques y trabajos apostólicos. Obligado a viajar por ásperas montañas en circunstancias de hallarse algo enfermo, a pocos días de su viaje, en Oruro del Perú, dejó los despojos de la mortalidad a 7 de septiembre 1767”. Luengo resume: “Después de haber sido por 40 o más años misionero intrépido, celosísimo y laboriosísimo entre los guaraníes, chiriguanos y chiquitos, ya en edad muy grande y en mal estado de salud fue cruelmente sacado de los últimos pueblos en vigor del Real Decreto de destierro de la Compañía y murió pocos días después en el camino” (Diario, t. XXVII, año 1793, págs. 463-473).

Chomé imprimió cuatro “largas cartas con su nombre” en las Lettres édifiantes et curieuses de París, remitidas al padre Van Thiennen, de la misma Compañía, fechadas en la ciudad de Corrientes (26 de septiembre de 1730), Buenos Aires (21 de junio de 1732), Tarija (3 de octubre de 1735) y en la reducción de San Ignacio de indios zamucos (17 de mayo de 1738).

Pero lo mejor de su producción literaria quedó en manuscritos (unos diez), enumerados por Diosdado Caballero y Hervás y relacionados con el aprendizaje de las lenguas indígenas. Se distinguió como lingüista y su vida estuvo jalonada por el aprendizaje de idiomas. Antes de su destino al Paraguay destacó ya por sus conocimientos de griego, latín y lenguas europeas modernas. Estudió chino, impulsado por su primera vocación misionera, y las lenguas del Congo y Angola, habladas por los esclavos en Buenos Aires.

Hablaba el guaraní en dos variantes: la de las misiones del Paraná-Uruguay y la chiriguana. En sus visitas por las comarcas de Lípez y Chichas aprendió el quechua; además, el zamuco, que muy pocos jesuitas lograron dominar, y el chiquitano, juzgado especialmente difícil. Escribió gramáticas y vocabularios en zamuco y chiquitano (algunos dispuestos para la prensa en 1767), idioma en el cual dejó también varios sermones. Con la finalidad de adoctrinar a los indígenas tradujo a la lengua chiquita la obra Diferencia entre lo temporal y lo eterno de Juan Eusebio Nieremberg (1595-1658) y la Imitación de Cristo, y redactó la Explicación de la doctrina cristiana en las lenguas chiquita y zamuca. Casi todos estos manuscritos hoy están perdidos, pues quedaron en la misión de los chiquitos al salir Chomé de ella. Descolló también como constructor de iglesias, canales de riego, acueductos y molinos.

En la Biblioteca Arata de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires se conserva un diccionario chiquitano que comprende más de 600 páginas en folio, adquirido entre 1888 y 1904 por el bibliófilo argentino Pedro N. Arata (1849-1922). A pesar de algunas alusiones a él en la literatura, este manuscrito ha permanecido ignorado por los especialistas. Este Diccionario Chiquitano se suele atribuir al misionero jesuita Ignacio Chomé, pero recoge el trabajo acumulado en varios vocabularios y gramáticas por otros jesuitas anteriormente sobre la lengua chiquitana, desde los aportes iniciales de Joaquín Camaño.

Según Hervás, quien se sirvió de sus escritos para informarse sobre las lenguas de Paraguay y de Brasil, Chomé “fue varón insigne en doctrina, piedad y, principalmente, en celo apostólico”. Lo califica de “doctísimo” y resalta que Chomé sabía las lenguas guaraní, quechua, chiquita y zamuca, el chino, dos lenguas de África y casi todas las de Europa (Idea dell’ Universo, t. XVII. Catalogo delle lingue, pág. 47). Nadie mejor que el abate conquense para valorar la capacidad lingüística de Chomé: “La lengua guaraní es no menos difícil de aprender que la griega [...]. De la lengua chiquita, no menos difícil que la guaraní, cuando Chomé fue a la conversión de los chiquitos había gramática y vocabularios muy imperfectos, que prontamente Chomé reformó y perfeccionó, aprendiendo en pocos meses una lengua, cuyo conocimiento pide estudio de años”.

 

Obras de ~: “Cartas”, en Lettres édifiantes et curieuses, vol. VIII, págs. 211-237, 238-248 y 297-347; vol. IX, págs. 156-162, Paris, 1781 (trad. al. en P. Stöckein, Welt-Bott, n.os 559, 560 y 562; trad. al francés en Vie du R. P. Ignace Chomé, de la Compagnie de Jesús [...], Douai, Dechristé, 1864); Arte de la lengua zamuca, s. l., s. f. [ed. de S. Lussagnet, en Journal de la Société des Américanistes, 47 (1958), págs. 121-178].

 

Bibl .: I. Recueil, Lettres édifiantes et curieuses, vol. II, Paris, chez Nicolas Le Clerc..., 1731; VV. AA., Cartas edificantes y curiosas, vol. XIII, Madrid, Viuda de Manuel Fernández, 1753-1757, págs. 290-338; J. M. Peramàs, De vita et moribus tredecim virorum paraguaycorum, Faenza, 1793, págs. 221- 263; A. Possoz, Vie du R. P. Ignace Chomé de la Compagnie de Jésus, Douai, 1864; C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jésus, vol. II, Bruxelles-Paris, O. Schepens-A. Picard, 1890, cols. 1155-1156; P. Hernández, El extrañamiento de los jesuitas del Río de la Plata, Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1908, págs. 174-178; A. Poncelet, Nécrologe des Jésuites de la Province Gallo-Belge, Louvain, 1908; F. X. Charlevoix, Historia del Paraguay, vol. VI, Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1910-1916, págs. VI y 18-61; J. E. Uriarte y L. M. Lecina, Biblioteca de Escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España, Madrid, Imprenta de la Viuda de López del Horno, 1925, págs. 334-336; R. Vargas Ugarte, “Contribución a la bibliografía de las lenguas americanas”, en Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas, 13 (1931), págs. 148-155; G. Furlong, “De la Asunción a los Chiquitos por el Río Paraguay”, y C. Othmer, “Noticia de algunos manuscritos jesuíticos de la lengua de los indios chiquitanos de Bolivia”, en Archivum Historicum Societatis Iesu (AHSI), 7 (1938), págs. 54-79 y 225-228, respect.; Matemáticos argentinos durante la dominación hispánica, Buenos Aires, Editorial Huarpes, 1945; E. Udaondo, Diccionario biográfico colonial argentino, Buenos Aires, Editorial Huarpes, 1945, págs. 270-271; M. Matthei, Cartas e informes de misioneros extranjeros en Hispanoamérica, vol. III, Santiago de Chile, 1972, págs. 309- 322; H. Storni, “Jesuitas valones, flamencos, y franceses, misioneros en el Paraguay”, en AHSI, 49 (1980), págs. 429-430; L. Polgár, Bibliographie sur l’histoire de la Compagnie de Jésus 1901-1980, vol. 3/1, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1990, págs. 489-490; J. Baptista, “Chomé, Ignacio”, en Ch. O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu-Universidad Pontificia Comillas, 2001, pág. 790; L. Hervás y Panduro, Biblioteca jesuítico-española, ed. de A. Astorgano, Madrid, Libris Asociación de Libreros de Viejo, 2007, págs. 744-746; D. Medan, “Un diccionario chiquitano en la Biblioteca Arata, Universidad de Buenos Aires”, en IHS: Antiguos Jesuitas en Iberoamérica, 3, 2 (2015), págs. 109-129.

 

Antonio Astorgano Abajo

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