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Enrique Ramos

Biografía

Ramos, Enrique. Desiderio Bueno, Antonio Muñoz. Alicante, 14.II.1738 – Madrid, 1801. Militar y economista.

La pertenencia del alicantino Enrique Ramos al Cuerpo de Guardias Reales revela su procedencia familiar: el ingreso exigía nobleza o ser hijo de militar con suficientes recursos económicos. Las pautas en sus ascensos avalan la segunda hipótesis. Su pasión por la economía política despertó a la temprana edad de veintiséis años, siendo todavía teniente. Sus Reflexiones de Don Desiderio Bueno sobre el papel intintulado: el Trigo considerado como género comerciable (1764) se enmarcan el contexto preparatorio de la Real Pragmática para la liberalización del comercio interior de trigo (11 de julio de 1765) y coinciden, en el tiempo y en los argumentos básicos, con la Respuesta fiscal sobre abolir la tasa y establecer el comercio de granos de Pedro Rodríguez Campomanes.

Tales reflexiones se agrupaban en tres secciones sobre las políticas de granos francesa, británica y española. Ramos fue tan crítico con el proteccionismo colbertista en las manufacturas como con el fisiócrata Mirabeau, para quien la agricultura era la única actividad productiva. Defendió la promoción del cultivo del duque de Sully sin restar importancia al sector fabril, recurriendo a la autoridad de Véron de Forbonnais, Plumart Dangueul y Claude-Jacques Herbert. Tampoco fue partidario de imitar en España las gratificaciones británicas a la exportación de granos, en previsión del desabastecimiento en las épocas de escasez. Ramos sugirió la libertad absoluta en su circulación interior, una intervención flexible sobre los precios en frontera, la contrata de fletes nacionales para su transporte, la prórroga de los arrendamientos para animar la inversión de los colonos, el control de los derechos mesteños y la innovación agronómica.

Sólo un año después publicaba el Elogio a Don Álbaro de Bazán (1765) en homenaje póstumo al nieto del gran almirante, caído en el reciente asedio de Wofembüttel (1761). El ideario político del barón de Montesquieu, citado por vez primera en las anteriores Reflexiones, se traslucía en sus explicaciones de la confluencia de los intereses privados y públicos en los gobiernos moderados y del carácter supletorio del honor frente a la virtud política. El Elogio se inspiraba en la obra de Jean-François Melon —el colaborador francés de John Law— para abordar la reforma de la legislación suntuaria y avanzaba nociones esenciales de la teoría monetaria del Discurso sobre Economía Política (1769): la comprensión del dinero con relación a la producción, no como expresión de la riqueza en sí, y la importancia de su circulación en la variación de los precios de los bienes.

El Discurso iba a ser editado como la Economía de un Cuerpo Político, según afirmara el censor Juan de Aravaca (25 de abril de 1769). Es el primer texto español que exhibe la expresión “economía política” en su título. Según Ramos, la economía política era el instrumento del soberano para promover simultáneamente los intereses de sus súbditos y la opulencia de la nación. La agricultura era la principal fuente de la riqueza: crea las subsistencias y los sobrantes que amplían el número de labradores, remuneran al terrateniente, se transforman en géneros y activan el comercio.

Todos los bienes tienen su equivalente monetario: sus precios dependerán de la cantidad de numerario en la circulación económica. El sobrante exportado atrae la moneda extranjera, y si su entrada se compensa con nuevos empleos, el saldo comercial positivo resultará provechoso. Pero algunas precauciones son precisas en el intercambio: la salida de materias primas y la entrada de géneros desmotivan la creación de empleo, reducen el circulante y quiebran la correspondencia entre los bienes y sus signos. La solvencia del erario sostiene a la Corona y fomenta la agricultura, las artes y el comercio. El endeudamiento crónico español era, por consiguiente, síntoma de decadencia.

Ramos propuso un impuesto sobre las rentas de inmuebles y del trabajo, al desconfiar de un gravamen progresivo sobre los consumos.

En 1775 Enrique Ramos participó en la fracasada reconquista de Argel, coincidiendo con José Cadalso, y fue distinguido por el teniente general irlandés Alejandro O’Reilly, el jefe expedicionario de las tropas de tierra. Aquella experiencia convenció al entonces primer teniente del Regimiento de Guardias Españolas para publicar los Elementos ó primeros conocimientos de la enseñanza y disciplina de la Infantería (1776) que ilustraban la “enseñanza de los soldados, el modo de unirlos en diversas formaciones, y las divisiones de éstas para el mejor y más fácil gobierno” con las innovaciones estratégicas prusianas, francesas, inglesas y holandesas. Ramos tenía en mente el plan de esta obra antes de 1765: sus directrices ya aparecían retratadas en el Elogio.

En los años que siguieron redactó las tragedias El Guzmán, con dos ediciones (1777, 1780) y, coincidiendo con su intervención en el sitio de Gibraltar, el Pelayo (1780). Su actividad literaria fue recompensada con su ingreso en la Real Academia Española, ocupando la letra “D” (1781). El estilo de los versos de Morir viviendo en la aldea, y vivir muriendo en la Corte (1784), cuya atribución ha sido objeto de controversia, parece coincidir con el del alicantino.

Enrique Ramos completó sus enseñanzas militares con la edición de unos Elementos de Geometría (1786) y de la Instrucción para los alumnos de Artillería (1787). Según la Gazeta de Madrid, ascendió a brigadier con ocasión de la exaltación al trono de Carlos IV (22 de septiembre de 1789). Algunos testimonios aseveran que fue promocionado a mariscal de campo por méritos en campaña contra la Francia republicana al mando de un regimiento francés monárquico (1792-1794). Su ascenso ha sido contrastado, si bien no hay todavía pruebas fehacientes de su participación en aquel conflicto. Dejó inédita una memoria manuscrita sobre la historia y la constitución militar en España, de título previsto Re militari, presentada a 10 de junio de 1796 ante Gerónimo Cavallero, secretario del Despacho de Guerra, para remitirla a la Junta de Generales y Ministros constituida por Manuel Godoy. Proponía la modernización de las distintas armas ante el nuevo sistema de reclutamiento de tropas por sorteo. Esta obra no obtuvo el reconocimiento de los anteriores escritos militares: los efímeros trabajos de aquella Junta quedaron anulados por Real Orden dos días antes de su lectura (8 de junio de 1796). La carrera literaria de Enrique Ramos culminó aquel mismo año con un poema dividido en doce cantos, El Triunfo de la verdad.

 

Obras de ~: Reflexiones de Don Desiderio Bueno sobre el papel intitulado: el Trigo considerado como género comerciable. De orden superior, Madrid, Imprenta Real de la Gaceta, 1764; Elogio de Don Albaro de Bazan, primer Marqués de Santa Cruz. Por Don Desiderio Bueno, Madrid, Hermanos Orcel, Herederos de Francisco del Hierro, 1765; Discurso sobre Economía Potica. Por Don Antonio Muñoz, Madrid, Joachin Ibarra, 1769; Elementos ó primeros conocimientos de la enseñanza y disciplina de la Infantería, Madrid, Josef Doblado, 1776; El Guzmán, Barcelona, Carlos Gilbert y Tutó, 1777; Pelayo, 1780; Morir viviendo en la aldea, y vivir muriendo en la Corte, Madrid, Pantaleón Aznar, 1784; Elementos de Geometría, 1786; Instrucción para los alumnos de Artillería, 1787; Memoria sobre la organizacion de constitucion militar en España, 1796 (Real Academia de Historia, Colección San Román, 2-7-3/ms. 46, 4-4); El Triunfo de la verdad, Madrid, 1796.

 

Bibl.: J. Sempere y Guarinos, Ensayo de una Biblioteca española de los mejores escritores del Reynado de Carlos III, vol. IV, Madrid, Imprenta Real, 1785-1786, págs. 134-135; Memorial Literario, vol. XVIII, 1789, págs. 512-526; J. Sempere y Guarinos, Ramos, c. 1796 (Real Academia de la Historia, 9/5208 B124, n.º 118, t. VI, págs. 355-368); Enrique Ramos, c. 1847 (Biblioteca Valenciana, 395/21 n.º 1847, 2 págs.); E. Lluch y S. Almenar, “El ‘grupo de Valencia’ y la revolución de los precios”, en Història de l’Economia Valenciana, Valencia, Diputació Provincial, 1983, págs. 301-306; G. Valdevira, Los militares ilustrados en el siglo xviii. Su contribución a las ciencias humanas y sociales, Madrid, Adalid, 1996, págs. 91-103; V. Llombart y P. Cervera, “El pensamiento económico valenciano: una introducción histórica (1750-1850)”, en De la sociedad tradicional a la economía moderna, Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1996, págs. 615-617; E. Lluch, Las Españas vencidas del siglo xviii. Claroscuros de la Ilustración, Barcelona, Crítica, 1999; V. Llombart y P. Cervera, “Economistas valencianos de la Ilustración (1760-1800)”, en Economía y Economistas Españoles, vol. 3, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2000, págs. 294-296; P. Cervera Ferri, El pensamiento económico de la Ilustración Valenciana, Valencia, Generalitat Valenciana, 2003, págs. 65-103.

 

Pablo Cervera Ferri

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