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Francisco Crespo de Tejada

Biografía

Crespo de Tejada, Francisco. Torre de Cameros (La Rioja), 18.II.1773 – Madrid, 16.III.1837. Político y alcalde de Madrid.

Nacido en el seno de una familia rural en Torre de Cameros, fueron sus padres Diego Crespo de Tejada y Catalina Crespo y Nicolás, ambos del mismo municipio, que se sitúa en el entorno de la Sierra de Cameros, zona que fue especialmente apta para el pastoreo trashumante. Su práctica se basaba en el asentamiento de sus ganados durante el verano en las zonas elevadas de la sierra, al provecho del pasto fresco, para emigrar durante el invierno a las tierras más templadas de los valles del Ebro y del Duero. Con el advenimiento de la Mesta en Cameros se vivió un período de prosperidad extraordinario, gracias a la lana de oveja que se exportaba o trabajaba en las fábricas textiles de la comarca y en sus comarcas limítrofes.

El esplendor económico disfrutado en el pasado aparece indicado en las manifestaciones heráldicas aún existentes en las casonas solariegas de sus pueblos, hoy casi abandonados.

En el siglo xviii la Mesta se convirtió en el centro de los ataques de políticos e intelectuales ilustrados, que veían en la hermandad un reducto de privilegios inaceptables y un obstáculo al progreso. El paulatino hundimiento de la Mesta y de la trashumancia se acusó en la zona camerana a finales del siglo xviii y a principios del xix. La actividad de las fábricas textiles del entorno disminuyó gravemente, y la trashumancia comenzó su proceso imparable de desaparición.

Los cameranos tuvieron que buscar nuevos recursos y la única solución para la población fue la migración a otros territorios. Trashumantes de tantas generaciones, estaban acostumbrados.

La familia Crespo de Tejada afrontó la situación y se trasladó a Madrid, siguiendo la corriente abierta por otros muchos cameranos que se instalan en la Corte. Procedentes de aquellos agrestes parajes de su zona de origen, resulta cuando menos chocante cómo la familia Crespo de Tejada se incorporó, al parecer con notable éxito, a las actividades comerciales y sobre todo financieras de Madrid. En aquel período de gran efervescencia e innovación, las posiciones de los personajes más significados del movimiento ilustrado venían recomendando la modernización del sistema financiero, para dar respuesta a la progresiva incorporación a la economía de mercado que se venía produciendo en España desde mediados del siglo xviii, demandando cantidades crecientes de dinero, de crédito y de descuento y circulación de los instrumentos de giro. Fruto de estas demandas, junto a la necesidad de dar apoyo a los “vales nacionales”, creando una especie de mercado secundario que garantizará su liquidez y estabilizará su cotización, nació el primer banco nacional, el Banco Nacional de San Carlos, creado por Real Cédula de Carlos III, otorgada en Aranjuez el 2 de junio de 1782, al que se concedió, entre otros privilegios, el monopolio de exportación de la plata.

Francisco Crespo de Tejada alcanzó el máximo reconocimiento, en el entorno financiero en el que se movía, con el nombramiento como miembro de la Junta de Gobierno del Banco de San Carlos. La participación activa en la actividad financiera de la familia Crespo de Tejada se evidenció también al considerar que de las dieciséis fichas de “casas de giro” existentes en Madrid en el año 1815, incluido el Banco de San Carlos, dos pertenecían a la familia Crespo de Tejada: una a Francisco Crespo de Tejada, con sede en la calle de Carretas, frente a la de Majaderitos, y la otra a Diego Crespo de Tejada, asentada en la plazuela de Santa Cruz, en los portales de Santa Cruz.

Entre los datos destacables de Crespo de Tejada cabe señalar su designación como caballero supernumerario de la Real y distinguida Orden Española de Carlos III, concedida por decreto de 4 de junio de 1815, a la que accedió, una vez aprobado el expediente de pruebas correspondiente, con fecha 16 de noviembre del mismo año. A partir de aquel nombramiento, tal vez ayudado por el reconocimiento social que tal dignidad le concedía, Francisco Crespo de Tejada se mostró con bastante profusión en los escenarios de la vida pública en aquella etapa tan complicada de la historia, que coincidió con la segunda mitad del reinado de Fernando VII y los inicios de la regencia de la reina María Cristina de Borbón, su cuarta esposa y madre de Isabel II.

En 1820, justo en el inicio del período conocido como Trienio Liberal o Constitucional (1820-1823), Crespo de Tejada fue nombrado miembro de la Junta provisional (Decreto de 9 de marzo de 1820.

Gaceta extraordinaria de Madrid de 9 de marzo de 1820). Con su designación pasó a un primer plano del escenario político nacional. El decreto, expedido por Fernando VII, dispone: “Habiendo decidido por decreto del 7 del corriente Jurar la Constitución publicada en Cádiz por las Cortes generales y extraordinarias en el año 1812, he venido en hacer el juramento interino en una Junta provisional compuesta de personas de la confianza del pueblo, hasta que reunidas las Cortes que he dispuesto convocar con arreglo a la misma Constitución se pueda realizar solemnemente el mismo juramento en la forma que en ella se previene”. El decreto, después de designar los diez miembros integrantes de la Junta, establecía que “Todas las providencias que emanen del Gobierno hasta la instalación constitucional de las Cortes serán consultadas con esta Junta, y se publicarán con su acuerdo”. Puede decirse, por tanto, que Crespo de Tejada vivió activamente, primero como miembro de la Junta y posteriormente como alcalde de Madrid, desde su posición de liberal moderado, con el que fueron calificados los miembros de la Junta por la historiografía de la época, la totalidad de los episodios de la política nacional del Trienio Liberal, abundante en levantamientos sediciosos, asonadas y tumultos populares.

En 1821 intervino en la colocación, como uno de los directores, del empréstito nacional emitido aquel año. Fue miembro de la Junta de Beneficencia de Madrid, en 1822, y de la Junta de Gobierno del Banco Nacional de San Carlos durante el bienio de 1822- 1823.

El 1 de enero de 1823, en la reunión extraordinaria del Ayuntamiento de Madrid, juró su cargo de alcalde, junto con otros cinco alcaldes más, que vinieron a sustituir a los seis que regían la alcaldía en el período anterior. A este respecto ha de señalarse que a excepción de José Pío de Molina, que figura el primero de los seis alcaldes nombrados, no se encuentra constancia de ninguno de los cinco alcaldes restantes en las listas al uso sobre cronología de los alcaldes de Madrid; por el contrario, sí existe constancia de cada uno de los que formaron parte del sexteto sustituido.

Francisco Crespo de Tejada presentó su dimisión a fin de seguir al Gobierno en su exilio hacia Sevilla, despidiéndose del ayuntamiento en la sesión ordinaria celebrada el 23 de marzo de 1823.

El 23 de mayo de 1923 fue nombrado director general del Tesoro. En los años posteriores, Crespo de Tejada se mantuvo apartado de la vida pública, hasta que con motivo de las elecciones a procuradores, convocadas por Real Decreto de 20 de mayo de 1834, reapareció en la política activa, presentándose como candidato por la circunscripción provincial de Toledo, en su condición de propietario con casa abierta y tierras de labor en Las Ventas de Retamosa, que rentaban por sí más de los doce mil reales exigidos para formar parte del estamento de procuradores.

La Junta Electoral lo declaró electo el 30 de junio de 1834 por veintitrés votos obtenidos, del total de veinticuatro electores de su circunscripción. El 24 de julio siguiente juró el cargo de procurador, que ostentó hasta el final de aquella legislatura, el 27 de enero de 1836.

De los datos biográficos de Francisco Crespo de Tejada cabe, finalmente, decir que se casó el 15 de mayo de 1829, cuando contaba ya cincuenta y seis años de edad, en San Roque (Cádiz), con Antonia García Bermúdez, natural de Madrid, vecina de la plaza de Gibraltar, lo mismo que su esposo en el momento del matrimonio, tal y como consta en el certificado de matrimonio. Ocho años después, el 16 de marzo de 1837, murió, sin hijos, en Madrid, este hombre de negocios, hecho a sí mismo en aquella época tan difícil de la historia, que supo adentrarse con éxito no sólo en la actividad bancaria y del comercio, sino que también hizo valer la fuerza de su carácter en los campos de la Administración pública y de la política.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de la Villa de Madrid, Hemeroteca Municipal, Actas del Ayuntamiento de Madrid 1823 (del 1 de enero de 1823 al 23 de marzo de 1823).

P. Abadía, Paseo por Madrid o guía del forastero en la Corte, Madrid, Imprenta de Repullés, 1815, pág. 95; Representación que los accionistas del Banco Nacional de San Carlos reunidos en Junta General hacen a las Cortes, Madrid, 1822, pág. 30; M. María de Maiz y B. Moratilla, Estadística del personal y vicisitudes de las Cortes y de los Ministerios de España: desde el 29 de Septiembre de 1833 hasta el 11 de Septiembre de 1858, Madrid, Imprenta Nacional, 1858; A. Gil Novales, William Maclure. Socialismo Utópico en España (1808-1840), Barcelona, Universidad Autónoma, 1979, pág. 53; P. Tedde de Lorca, El Banco de San Carlos (1782-1829), Madrid, Banco de España-Alianza Editorial, 1988, pág. 352; A. Gil Novales, Diccionario biográfico del trienio liberal (DBTL), Madrid, El Museo Universal, 1991, pág. 53; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El Poder y sus hombres ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998, pág. 453.

 

Rafael Muñoz Hernáez