Cafranga Costilla, José (de). Salamanca, 15.VIII.1780 – Madrid, 31.V.1854. Profesor de Leyes de la Universidad de Salamanca, concertador del tercer matrimonio de Fernando VII (1819), ministro impulsor de la transición sucesoria de 1832, senador.
José Cafranga (o de Cafranga) Costilla procedía por línea paterna de Josef (bisabuelo), Tomás (abuelo) y Josef Cafranga (padre), hidalgos originarios de la villa de Larrabezúa, diócesis de Calahorra, señorío de Vizcaya, aunque el último ejercía como comerciante de paños y joyero, establecido en la plaza mayor de Salamanca en el siglo XVIII. Éste casó en 1778 con María de la Encarnación Costilla Sánchez, nacida en Salamanca en 1751, viuda de Alonso Pérez, y descendiente de Lucas (bisabuelo del biografiado) y Ramón Costilla (abuelo), originarios de Villafáfila y Toro (Zamora), respectivamente, con antepasados también hidalgos, aunque Ramón ejercía como sastre en Salamanca.
Fue bautizado con los nombres de Joseph Jacinto María, el 16 de agosto de 1780, en la parroquia de San Martín de Salamanca. Un hermano mayor, Ángel Román (nacido el 28 de marzo de 1779) y otros dos, menores, Eugenio María (13 de noviembre de 1783) y Francisco Javier Eugenio (3 de diciembre de 1786) fueron allí igualmente bautizados. (En el testamento otorgado por sus padres en 1813 no se menciona a ninguno de estos tres; por lo que cabe pensar que ya habrían fallecido).
No se tienen datos acerca de su infancia y estudios primarios. En los libros de actos, de claustros, de grados, etc., de la universidad salmantina se deduce que recibió el grado de bachiller en Leyes el 19 de abril de 1800, cuya obtención exigía haber cursado cinco años. Una vez cumplida la pasantía, participó en “actos menores y mayores” de su universidad durante los años siguientes, obteniendo el grado de licenciado el 18 de enero de 1805, y el de doctor el 22 de abril de 1805. Poco antes, el 3 de diciembre de 1804, se había desposado con Francisca Pando Iglesias, de diecisiete años, tercera de los nueve hijos del catedrático de Digesto de la universidad salmantina (de origen asturiano) Josef Pando (o de Pando), en la iglesia de San Boal de Salamanca, cuyo párroco les dio también las bendiciones nupciales el 24 de febrero de 1805.
Cafranga fue nombrado sustituto de la cátedra de Código el 4 de diciembre de 1805, pasando a la de “Digesto menos antigua”, vacante, el 18 de octubre de 1806, por cuyo desempeño percibió en el curso 1806-1807, 36.154 reales, actividad compatible con la de “Administrador del Noveno decimal de la Diócesis de Salamanca” para la que fue nombrado por el rey Carlos IV el 23 de febrero de 1806 y que sirvió hasta el 7 de julio de 1807 “con el premio de un cuatro por ciento sobre los líquidos productos, y fianza de tres cientos mil reales”.
Por decreto de Su Majestad, de 5 de julio de 1807, fue nombrado “oficial sexto quarto de la Secretaría de Estado, y del Departamento Universal de Gracia y Justicia”, en Madrid, con el sueldo de veinticinco mil reales anuales. No habiéndose sometido al juramento de fidelidad impuesto por el rey José I Bonaparte, el 29 de agosto de 1809 fue arrestado en Madrid y llevado a la cárcel de la Corona; el 4 de septiembre de 1809, al retiro madrileño; y seguidamente deportado a Montaubán (Tarn-et-Garonne, Francia), donde permaneció prisionero hasta que, terminada la guerra de la Independencia, regresó a España el 15 de mayo de 1814, donde “subsistió cesante” hasta el 25 de julio de 1814, en que fue nombrado Oficial 3.º Sus ascensos sucesivos fueron: a oficial 2.º, el 12 de junio de 1818; a oficial mayor 2.º, el 2 de octubre de 1819; a oficial mayor, el 15 de diciembre de 1819.
Después de acreditar “pruebas de legitimidad, nobleza, y limpieza de sangre con el árbol genealógico”, el 14 de septiembre de 1815 obtuvo el nombramiento de Caballero Pensionado de la Real y distinguida Orden española de Carlos tercero (siendo el último firmante del acta Tadeo Calomarde). Desde esa fecha, su primer apellido aparece en los escritos precedido de la partícula “de”.
Habiendo enviudado por segunda vez el monarca reinante, Fernando VII, éste inició en 1819 gestiones encaminadas a obtener datos fiables sobre la que podría convertirse en su futura esposa (hallándose especialmente interesado en averiguar la previsible capacidad de maternidad de la misma); para lo cual el marqués de Cerralbo (Salamanca), Fernando Bernardo de Aguilera y Contreras, se desplazó a varias cortes europeas como embajador extraordinario, acompañado de José Cafranga como secretario. Desde el 9 de enero de 1819 en que partiendo de Madrid iniciaron el primer desplazamiento, hasta finales de octubre del mismo año, José Cafranga realizó un total de cuatro rápidos, secretos e incómodos viajes —el marqués alguno menos— de ida y vuelta, habiendo estado en Turín (sede de la Corte de Cerdeña); Múnich (capital de la Corte de Baviera), donde conocieron a la princesa Amalia Augusta, a quien Cerralbo consideró como adecuada para posible futura esposa de Fernando VII; y, finalmente, Dresde (capital de Sajonia), donde tuvieron ocasión de apreciar las cualidades de la princesa María Josefa Amalia, que fue la escogida por el monarca español, después del informe favorabilísimo de José Cafranga y el más reticente del marqués (quien hubiera preferido la bávara). Las relaciones entre ambos viajeros, quizá por esto, se habían deteriorado últimamente. Celebrados los desposorios regios en Dresde, el 26 de agosto de 1819, finalizó la misión de Cerralbo (a petición propia), siendo sustituido por el conde de Torrejón. José Cafranga (que disponía de un pleno poder del monarca para concluir las capitulaciones matrimoniales en caso de impedimento del marqués) fue también el coordinador del viaje de venida a España de dicha princesa, especialmente desde la entrega de ésta a las autoridades españolas en la frontera de Irún (27 de septiembre de 1819) y hasta que llegó a Buitrago (cercanías de Madrid), el 18 de octubre de 1819. La participación de José Cafranga en este asunto había llegado hasta la redacción de un borrador en mayo de 1819, para que el Rey solicitara al Papa dispensa para que éste relajara el vínculo de parentesco existente entre ambos contrayentes, por ser primos segundos. Fernando VII concedió al entonces “Oficial primero menos antiguo de la Secretaría de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia” la llave de “gentilhombre con entrada”, en demostración de lo gratos que le fueron los servicios prestados por José Cafranga “como Secretario de la Embajada cerca de la Corte de Dresden”. A partir de entonces, en la lista de gentileshombres de cámara figuró ininterrumpidamente el nombre de José Cafranga hasta 1833, año de la muerte del Rey; no así el del marqués de Cerralbo.
En el mismo año de 1819 nació el primer hijo varón de José Cafranga (José Joaquín) —dos hijas habidas anteriormente ya habían fallecido en esa fecha— y, en 1825, el segundo hijo, siendo en 1827 cuando nació su última hija. Estos tres le sobrevivieron.
José Cafranga aparece, el 24 de junio de 1820 (durante el trienio liberal), como superintendente del Monte Pío de Jueces Letrados de 1.ª Instancia. Las circunstancias de este período debieron de ser las responsables de que pasara a la situación de cesante, en 1822, y le obligaran a solicitar que se le acreditara un tercio de los cincuenta y dos mil reales que percibía en activo. Pero, superada esa etapa, el 22 de octubre de 1823 fue nombrado secretario del Consejo de las órdenes militares, con el sueldo de sesenta mil reales. Y el 24 de marzo de 1824 ocupó el cargo de secretario de la Cámara de Gracia y Justicia y Real Patronato de Aragón, con el mismo sueldo anterior (desde octubre de 1830 pasó a serlo de la misma Cámara en el Patronato de Castilla).
En 1821 y 1823 solicitó y obtuvo dispensa de algunos meses para trasladarse a Ledesma (Salamanca) con objeto de recuperar su salud, pues sufría de fuertes ataques de nervios. Esta recuperación debió de conseguirse, a lo menos parcialmente, ya que en 1832 José Cafranga realizó su actividad profesional más importante, a consecuencia de los denominados sucesos de La Granja: Habiendo fallecido el 18 de junio de 1829 la reina Josefa Amalia, a los veinticinco años en Aranjuez, a consecuencia de unas fiebres (¿palúdicas?), el soberano decidió casarse por cuarta vez.
El 8 de diciembre de 1829 llegaba, desde Nápoles a Aranjuez la nueva esposa, María Cristina de Borbón (quien era además sobrina carnal del rey y hermana de la cuñada de éste, doña Luisa Carlota). En la concertación de este matrimonio no intervino José Cafranga, sino el embajador en Roma, Pedro Gómez Labrador, en coordinación con el primer ministro, Calomarde, principalmente. Se estima que la nueva reina, de veintitrés años, era de cultura no muy refinada, sonrisa fácil, y ecléctica en sus opiniones políticas; bien distinta, por tanto, de la recientemente fallecida, a la que se consideró como más apta para la vida del claustro que para la actividad política.
La publicación por Fernando VII, el 27 de marzo de 1830, de la Pragmática Sanción de 1789 invalidaba la prelación sucesoria de los varones y favorecía los derechos de su hija mayor, Isabel, en detrimento de los del hermano del rey, el infante don Carlos.
Hallándose en el Real Sitio de La Granja de San Ildefonso (Segovia) los monarcas con la mayor parte de la familia real desde el 2 de julio de 1832, las dolencias (principalmente de gota) que padecía el monarca se agudizaron en el mes de septiembre, temiéndose un fatal desenlace el día 13. Ante la impugnación de la Pragmática por el infante don Carlos y el peligro de una previsible guerra civil, fue derogada la citada Pragmática el día 17 como consecuencia de una reunión entre los íntimos del Rey, celebrada el 14, atribuyéndose —tal vez exageradamente— un papel muy importante en esta decisión derogatoria al primer ministro, Calomarde. Pero habiendo mejorado inesperadamente la salud del monarca el día 21, en coincidencia con la llegada a La Granja, el 22, de la infanta doña Luisa Carlota —y la subsiguiente bofetada (o no) por ella propinada a Calomarde—, al no mantenerse por éste el secreto de la derogación y animados los soberanos por dicha infanta, volvieron éstos a restablecer la situación de mantenimiento de dicha Pragmática, que aseguraba la sucesión de la Corona a favor de su hija mayor. Unas “Notas sueltas” existentes en el Archivo General del Palacio Real aclaran las fases siguientes del mismo y demuestran la decisiva participación inmediata de José Cafranga Costilla en el afianzamiento de esta última situación.
El Rey sustituyó a un tiempo todos los ministros.
José Cafranga fue encargado, 1 de octubre de 1832, del Ministerio de Gracia y Justicia y se posesionó además interinamente del de Estado, hasta que Francisco Zea (o Cea) Bermúdez, embajador en Londres, viniera a ocupar este último cargo. Pero Zea tardó en llegar; su regreso no se produjo hasta el 23 de noviembre de 1832. Así, José Cafranga fue durante un mes y veintidós días (como mínimo) el ministro de mayor responsabilidad y capacidad legislativa, pues, habiendo concedido el Rey habilitación para el despacho de toda clase de asuntos a favor de la inexperta Reina —considerada como carente de talento político por quienes la conocieron—, fue por arriesgada iniciativa y acertada decisión de José Cafranga como se tomaron, entre otras, las siguientes resoluciones que cambiaron irreversiblemente el curso de la Historia española: “un indulto general a toda clase de presos [que se hallaren] en las cárceles de Madrid y demás del Reino” (7 de octubre de 1832); la reapertura de las universidades (7 de octubre de 1832), cerradas desde hacía dos años por motivos extraacadémicos; y la mayor amnistía concedida hasta entonces para toda clase de exiliados políticos (15 de octubre de 1832), que autorizó el regreso a España de políticos opuestos al absolutismo del Rey (como el duque de Rivas, etc.), los cuales se hallaban principalmente en Londres y París, algunos de los cuales ocuparon años más tarde puestos relevantes en los sucesivos (y muy numerosos) gobiernos que hubo. Éstas y otras medidas aperturistas (además de la sustitución de los mandos civiles y militares no afines), reglamentadas adecuadamente en breve espacio de tiempo, facilitaron la transición desde el absolutismo de un moribundo Fernando VII hasta un régimen monárquico-liberal que aseguró la sucesión de la Corona a favor de la hija mayor del Rey —la futura Isabel II— e impidió (superadas las guerras carlistas) la implantación de un absolutismo aún más riguroso que el fernandino, que era el defendido por el infante don Carlos y sus seguidores.
Todo ello lo llevó a la práctica José Cafranga, quien se opuso prudentemente a que la Reina cediera a presiones del entorno que la incitaban a detener al mencionado infante.
Opuesto José Cafranga a la creación de un Ministerio de Fomento —hecho que, contra su opinión, tuvo lugar el 6 de noviembre de 1832—, el mismo día solicitó su dimisión a la Reina, quien no la aceptó (probablemente por seguir siendo José Cafranga necesario, máxime no habiendo llegado aún a Madrid Zea Bermúdez). La sesión del Consejo del 24 de noviembre de 1832 fue la última presidida por José Cafranga.
En la siguiente, del 12 de diciembre de 1832, todavía participó, pero sólo como ministro de Gracia y Justicia, siendo ésta la primera en que se menciona a Zea como presente (aunque la Reina fuera quien presidiera, a diferencia de las anteriores, en que lo hizo José Cafranga).
La última en que intervino José Cafranga fue la del 5 de diciembre de 1832. El Rey, recuperado parcialmente de sus dolencias, hizo una “Real declaración”; pero no hubo publicación de las actas de las Cortes de 1789, ni se dieron a conocer tampoco las minutas relativas a la sucesión de la Corona elaboradas independientemente por José Cafranga y Zea (no coincidentes entre sí ni por su enfoque ni por su contenido).
Así concluyó esta etapa de la vida de José Cafranga, a quien el nuncio Tiberi consideró (7 de octubre de 1832) como “uomo di probità riconosciuta”, en coincidencia con la opinión del intrigante representante del emperador de Austria, Brunetti, quien le juzgó como “homme respectable par ses principes et par sa conduite”.
Admitida por la Reina, de acuerdo con el Rey, la dimisión de José Cafranga de la Secretaría de Estado y del Despacho de Gracia y Justicia, fue nombrado (18 de diciembre de 1832) “en atención a sus distinguidos servicios Gobernador del Supremo Consejo de Indias”, con el elevado sueldo anual de ciento veinte mil reales (igual al de su cargo anterior). Pero en este puesto sólo permaneció hasta el 4 de junio de 1834, como consecuencia de una reestructuración en que fueron suprimidos los Consejos de Castilla y de Indias.
Ese año, la Reina le nombró prócer (Estatuto Real del 16 de junio de 1834), no pudiendo asistir José Cafranga a la “sesión regia de instalación de Cortes” (24 de julio de 1834) por hallarse aquejado de cólera, aunque sí participó activamente más tarde: sesiones del 18 de septiembre de 1834, 4 de mayo de 1835 (en que mantuvo victoriosamente una controversia sobre enajenación forzosa de la propiedad frente al duque de Rivas), 20 de mayo de 1835 (sobre el presupuesto de gastos de la Casa Real), etc. Para remediar su precaria salud, José Cafranga solicitó el 16 de junio de 1835 un permiso para trasladarse a Ledesma, que le fue concedido y prorrogado el 6 de septiembre de 1835.
La inestabilidad política durante los meses siguientes —motín de los sargentos, 12 de agosto de 1836— afectaría a José Cafranga, quien pasó a la situación de cesante (29 de septiembre de 1836) “por supresión” del organismo al que pertenecía. Pero la nueva Constitución promulgada en 1837, aceptada por la Reina Gobernadora en nombre de su hija Isabel, facilitó su presentación como candidato a senador por Salamanca, siendo él el más votado (7 de octubre de 1837). En la legislatura de 1837 y en la de 1838 tuvo varias intervenciones (recogidas en el libro de sesiones). Su situación económica debía de ser apurada, sin embargo, ya que en abril de 1838 se queja del “enorme retraso de diez y nueve meses” en la percepción de su sueldo (cuarenta mil reales) que le correspondía como “Ministro cesante del Consejo Real de España e Indias”. Nuevamente en 1840 fue el candidato más votado para senador por Salamanca (quedando muy cerca de él el marqués de Cerralbo). Entre febrero de 1840 y abril de 1843 no se tienen datos sobre José Cafranga, en coincidencia con la hegemonía de poder de Espartero y el destierro de la Reina Gobernadora a Francia (17 de octubre de 1840), así como de los numerosos cambios de Gobierno. El 7 de febrero de 1844 pidió plaza de consejero “en el caso de formación del Consejo”, pero no le fue concedida.
Habiendo regresado del destierro la reina María Cristina el 22 de marzo de 1844, con el Gobierno presidido por Narváez, José Cafranga fue nombrado senador vitalicio (18 de octubre de 1845), cargo del que tomó posesión el 18 de diciembre de 1845. Pocos años después probablemente pasó a jubilado, ya que se le reconoció (el 29 de julio de 1850), a sus setenta años, el haber de cuarenta mil reales, de acuerdo con el sueldo regulador de ciento veinte mil “por clasificación al máximo”; aunque un certificado de 8 de mayo de 1854 acredita que seguía ejerciendo —a lo menos nominalmente— las funciones de senador.
Después de recibir los santos sacramentos, el 31 de mayo de 1854 murió José Cafranga en la casa número 4 de la plaza del Rey, recibiendo los honores fúnebres como senador, y siendo enterrado en la madrileña sacramental de San Martín.
Esta rama Cafranga quedó extinguida en la generación siguiente, al ser sacerdotes los dos hijos varones y permanecer soltera su hija María de la Concepción Josefa, que había nacido el 9 de diciembre de 1827.
La rama Costilla ha perdurado, entre otros a través del primo carnal de José Cafranga, Manuel Costilla Domínguez y sus descendientes, existiendo como sobrinos- tataranietos de José Cafranga. Alfonso y José A. Cabezas Fernández del Campo y Juan A. Fernández del Campo Cuevas (con sus descendientes, y los de Manuel Cabezas Fernández del Campo).
Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, Expedientes personales, HIS-0079-04.
F. Suárez Verdaguer, Los sucesos de La Granja, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1953; J. Gorricho Moreno, Los sucesos de La Granja y el Cuerpo Diplomático, Roma, Iglesia Nacional Española, 1967; J. A. Cabezas Fernández del Campo, José Cafranga, Salamanca, José Antonio Cabezas Fernández del Campo, 1997.
José Antonio Cabezas Fernández del Campo