Tello, Rodrigo. ?, m. s. xiii – Cataluña, 16.XII.1308. Obispo de Segovia y arzobispo de Tarragona.
Eclesiástico castellano que mantuvo una destacada actividad política en los años finales del reinado de Alfonso X y los comienzos del de Sancho IV.
En 1275, tras la muerte del infante heredero Fernando, hijo mayor de Alfonso X el Sabio, don Rodrigo se alineó con los hijos de éste, los conocidos como infantes de la Cerda, frente a las aspiraciones al Trono de Sancho, el hijo segundo de Alfonso X. A comienzos de 1277, y en connivencia con Pedro III de Aragón, ayudó a huir al Reino de Aragón a Alfonso y a Fernando de la Cerda, quienes abandonaron Castilla acompañados de su madre doña Blanca y de su abuela la reina Violante.
El 5 de enero de 1279, siendo abad secular de Cervato, en la diócesis de Burgos, don Rodrigo fue nombrado obispo de Segovia por Nicolás III. Con esta designación el Pontífice romano, haciendo uso de sus facultades, puso fin a una vacante que se había prolongado durante dos años tras el fallecimiento del obispo Fernando Velázquez en Roma.
La participación de Rodrigo Tello en la política activa motivó que el prelado perdiera desde muy temprano el control efectivo de su sede, no conservándose de hecho ningún documento en el que aparezca actuando como obispo de Segovia. Tan sólo se sabe que en fecha desconocida concedió a la Catedral de Segovia el diezmo que debían entregar los pastores que transitaban con sus ganados por las tierras de Segovia, Sepúlveda y Pedraza.
Cuando en 1282 se produjo la rebelión del infante Sancho contra su padre, don Rodrigo, como era de prever, no se sumó a los sublevados y permaneció fiel al Monarca legítimo. La abierta oposición del prelado al infante castellano, dueño de la situación y del Trono tras la muerte de Alfonso X en 1284, motivó finalmente su exilio. Esta situación hubiera podido finalizar en 1288, cuando un acuerdo entre Sancho IV y Felipe IV de Francia recogió el compromiso del rey castellano de permitir el regreso a su Reino de los eclesiásticos huidos a causa de su apoyo a los infantes de la Cerda. Sin embargo, Rodrigo Tello no volvió a su sede puesto que ese mismo año, el día 6 de octubre, fue nombrado arzobispo de Tarragona por Nicolás IV.
En Tarragona, alejado ya de la política activa, don Rodrigo pudo dedicarse de lleno a sus tareas como eclesiástico. A lo largo de las dos décadas que permaneció al frente de la sede convocó cuatro concilios provinciales, en 1291 en Tarragona, en 1293 y 1294 en Lérida, y en 1305 de nuevo en Tarragona.
La relación del arzobispo con su Cabildo catedralicio fue muy estrecha. El año 1292 don Rodrigo decidió aplicar un año de las rentas de los beneficios que quedasen vacantes en la diócesis tarraconense durante los siguientes cinco años para colaborar en las obras de construcción de la seo. Preocupado por mejorar el aspecto del templo catedralicio, compró en 1296 una casa que estorbaba el paso entre el palacio arzobispal y el portal mayor con el objeto de derribarla y dejar su solar como paso público. Finalmente el propio Rodrigo fundó dos capellanías en el altar catedralicio de San Agustín.
A comienzos del siglo xiv el arzobispo hubo de hacer frente a dos conflictos de naturaleza jurisdiccional y económica que en ambos casos se resolvieron por la vía del compromiso. En 1302 don Rodrigo acordó con el Monasterio de Poblet que éste conservara todas las propiedades que había adquirido en la ciudad y la diócesis de Tarragona pero a cambio de pagar al arzobispado una renta anual de 1000 sueldos. Al año siguiente, y tras la intervención directa del rey Jaime II, se dictó una sentencia arbitral que ponía fin al conflicto que enfrentaba al prelado con Guillem de Entensa, señor de Falset, por el Coll de Balaguer, tras delimitarse los derechos de ambos sobre el mencionado lugar.
El arzobispo Rodrigo Tello murió el 16 de diciembre de 1308 y su cuerpo fue depositado en el coro de la seo tarraconense.
Bibl.: D. de Colmenares, Historia de la insigne ciudad de Segovia y compendio de las historias de Castilla, vol. I, Segovia, 1637 (reed., Segovia, Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, 1969-1970, 2 vols.), págs. 412 y ss.; J. Blanch i Fontanilles, Arxiepiscopologi de la Santa Església Metropolitana i Primada de Tarragona, vol. IV, Tarragona, Institut d’Estudis Tarraconenses Ramón Berenguer, 1985, págs. 173-177; J. M. Nieto Soria, Iglesia y poder real en Castilla. El episcopado, 1250-1350, Madrid, Universidad Complutense, 1988, págs. 81 y 84-85.
Bonifacio Bartolomé Herrero