Rey y Caballero, Antonio María del. Valladolid, 10.VI.1814 – Madrid, 6.VIII.1886. Teniente general del Ejército y ministro.
Hijo de Hilarión del Rey, intendente de provincia y senador en la década de 1850, y de Dolores Caballero, ambos naturales de Valladolid. Ingresó en el Ejército como subteniente de milicias provinciales de Trujillo el 7 de septiembre de 1837, y el 9 de enero de 1938 pasó al Segundo Regimiento de Infantería de la Guardia Real. Incorporado como alférez a la Brigada de Granaderos, combatió a las órdenes de Espartero durante la Primera Guerra Civil, asistiendo a las batallas de Peñacerrada (1838), donde obtuvo la Cruz de San Fernando, la toma de los fuertes de Ramales y Guardamino (1839), sitio y toma de Castellote y Morella (1840) y toma de Berga (1840). Por Real Orden de 24 de febrero de 1840 se le confirió el grado de teniente de infantería. Terminada la guerra, finalizó su carrera de abogado en 1841, y tras vivir los sucesos de octubre de 1841 en Zaragoza, tomó pasaporte y fue destinado, al parecer injustamente, a Ciudad Real como excedente tras la extinción de la Guardia Real. En abril de 1842 solicitó en vano su ingreso en Infantería, y llegó a pedir licencia absoluta el 27 de octubre. Intervino desde Ciudad Real contribuyendo al alzamiento nacional antiesparterista en calidad de capitán graduado en un escuadrón del Regimiento de Almansa en el Ejército de Andalucía bajo el mando de Manuel de la Concha, y detuvo en Bailén al coronel Mendicutti, que traía pliegos del Príncipe de Vergara para Van Halen.
El 30 de julio de 1843 dio alcance a la escolta de Espartero en el Puerto de Santa María, e hizo prisioneros a los generales Álvarez, Oset, Santa Cruz y otros jefes esparteristas, “habiéndole con esto cabido la fortuna de dar el último golpe al tirano hasta arrojarlo de España”. Por todo ello fue declarado por la Junta Provisional de Gobierno de Ciudad Real benemérito de la Patria, y ascendido el 15 de octubre de 1843 al empleo de capitán del Regimiento de la Unión. Destinado al Regimiento de la Princesa, el 14 de diciembre de 1843 se le destinó al Regimiento de Córdoba, removiéndosele al de La Unión en abril de 1844 por unas deudas que ascendían a 12.400 reales. Propuesto para ayudante de campo del capitán general de Castilla la Vieja, su nombramiento quedó sin efecto por Real Orden de 15 de octubre de 1844, al haber solicitado la continuación en filas. Nombrado capitán graduado de Infantería el 9 de agosto de 1845, en 1847 pasó al Regimiento de Cazadores de Vergara, y quedó en situación de reemplazo en Madrid en noviembre de ese año. El 28 de diciembre de 1847 se le concedió el empleo de segundo comandante.
Por Real Orden de 23 de febrero de 1848 fue destinado en la Dirección General de Infantería a los trabajos de la Comisión de Táctica. Obtuvo el grado de primer comandante el 25 de abril de 1848 y de teniente coronel por su actuación frente a los acontecimientos revolucionarios que se produjeron en Madrid el 26 de marzo de 1848. Más tarde, en noviembre, fue destinado al Regimiento de Infantería de la Princesa, y con el Regimiento de Infantería de Astorga (donde dejó deudas por valor de 3430 reales) tomó parte en las operaciones que se desarrollaron en Cataluña a finales de 1848 contra las partidas montemolinistas, por cuyo acto le fue concedido el empleo de primer comandante del Regimiento de Infantería de Astorga el 18 de mayo de 1849. Tres meses después retornó a su destino en el Regimiento de la Princesa.
Fue ascendido a coronel por antigüedad por Real Orden de 10 de enero de 1852, y pasó a la Corte en situación de reemplazo en enero siguiente. Como resultaba inevitable por su trayectoria anterior, cayó en desgracia a la llegada de Espartero al poder. Ros de Olano le destinó como teniente coronel mayor al Regimiento de Infantería de Guadalajara el 14 de agosto de 1854, y dos días más tarde pasó al batallón de Cazadores de Figueras. Por Real Orden de 30 de diciembre de 1855 se le concedió el empleo de coronel por las acciones del 9 y 11 de octubre de 1855 contra la facción del cabecilla Borges, aunque en 1859 le fue incoado un procedimiento por pérdida de armamento en esa ocasión. Tras quedar de nuevo en situación de reemplazo, volvió a Madrid, donde vivió con su padre.
El debilitamiento del esparterismo le permitió relanzar su carrera. El 13 de marzo de 1856 fue nombrado para el mando del regimiento de infantería de Guadalajara, y al frente de una columna contribuyó a sofocar el movimiento revolucionario en Barcelona del 18 al 23 de julio. Pero a finales de año se le ordenó volver a Madrid, donde fue arrestado quince días por una disputa pública con el coronel Manuel Fernández Ibarra, que profería ofensas al Gobierno. El 6 de octubre de 1858 pasó a la situación de reemplazo en las islas Baleares, y luego a Ciudad Real. A instancia de su padre, retornó a Madrid en el verano de 1861, y en junio de 1863 fue destinado como coronel al Regimiento de Infantería de Burgos, acantonado en Valencia. Nombrado brigadier de Infantería el 29 de marzo de 1864, fue dado de baja en el servicio activo y pasó a situación de cuartel a Madrid, con un sueldo de 20.000 reales anuales. Fue nombrado gobernador militar de la provincia de Ciudad Real el 16 de agosto de 1864, y más tarde vocal de la Junta Permanente de la Inspección de Infantería, cargo del que dimitió el 14 de diciembre de 1864, por el mal estado de su salud.
Tras quedar de nuevo en situación de cuartel, el 12 de enero de 1865 fue nombrado jefe de la Segunda Brigada de la Segunda División de Infantería del Cuerpo de Ejército de Castilla la Nueva, pero quedó de nuevo en expectativa de destino tras la disolución de las unidades de ese cuerpo del Ejército por Real Orden de 24 de abril de 1865. En mayo pasó a las órdenes del gobernador militar de Madrid, y se encargó de la Presidencia de la Junta de Vestuario para Ultramar. El 25 de junio de 1865 fue nombrado jefe de la Segunda Brigada de la Primera División de Infantería de Castilla la Nueva, y el 22 de junio de 1866 intervino a las órdenes de O’Donnell al frente de una compañía de ingenieros en los combates de la calle Preciados y de la plaza de Santo Domingo. Tras pasar al mando de la Primera Brigada de la Primera División de Infantería del ejército de Castilla la Nueva, en febrero de 1867 acudió a Badajoz a investigar un conato de insubordinación del regimiento de Infantería de Gerona. Esta actuación, junto a sendas comisiones de servicio en Cataluña en mayo y en septiembre en Aragón le valieron la Cruz de 3.ª Clase del Mérito Militar (Real Orden de 10 de octubre de 1867) y la promoción a mariscal de campo por Real Orden de 9 de diciembre de 1867. El 24 de abril de 1868 fue nombrado comandante general de la plaza de Ceuta, donde actuó proclamando la Ley Marcial y haciendo alarde de sus ideas contrarias al alzamiento nacional hasta que llegó la flota rebelde.
Intervino en la batalla de Alcolea de 28 de septiembre, y por estos servicios fue nombrado el 16 de diciembre por el general en jefe del Ejército liberal y ascendido a teniente general con la antigüedad del citado día. Accedió a la Capitanía General de Granada el 4 de octubre de 1868. Allí intervino en la pacificación de Andalucía, afectada por los levantamientos federales, por lo que fue nombrado hijo adoptivo de varias localidades. Dejó el puesto el 3 de abril de 1871, cuando fue nombrado senador por el Partido Constitucional.
Divididos los partidos, y teniendo que tomar decisiones políticas que consideraba incompatibles con su puesto militar, presentó al rey Amadeo su dimisión como vocal del Consejo de Redenciones el 23 de mayo de 1871, renuncia que no le fue aceptada.
A continuación fue nombrado capitán general de Castilla la Nueva el 10 de noviembre de 1871, y de Cataluña el 14 de febrero de 1872. El 20 de febrero de 1872, Sagasta le confió el Ministerio de la Guerra.
Presentó la dimisión el 8 de abril, pero permaneció en el puesto de forma interina hasta el 26 de mayo, a la espera de su sucesor Juan Zabala de la Puente.
Tras permanecer por un tiempo en situación de cuartel, desde el 5 de enero de 1874 al 17 de mayo de 1874, ejerció el cargo de director general de Administración Militar. Serrano le nombró capitán general de Castilla la Nueva el 17 de mayo de 1874, cargo del que dimitió, alegando razones de salud, el 4 de septiembre.
Quedó de nuevo en situación de cuartel en Madrid, donde le sorprendió el pronunciamiento de Martínez Campos. Tras volver a regentar la Capitanía General de Granada del 21 de octubre de 1875 hasta el 31 de julio de 1876, retornó a Ciudad Real, donde residía su familia. Fue nombrado en 1877 y 1879 senador del Reino por Ciudad Real, y de nuevo director general de Administración Militar el 17 de febrero de 1881. Del 3 de octubre de 1882 al 14 de enero de 1884 desempeñó el cargo de presidente del Consejo Supremo de Guerra y Marina. Pasó a la escala de reserva del Estado Mayor General del Ejército el 13 de junio de 1886, y falleció dos meses después siendo senador vitalicio.
Se casó con María Ramona Medrano y Maldonado (menor de edad) en 1844. Fue padre de Luis del Rey Medrano, gobernador civil de Toledo y Cádiz, director general de la Administración Local y de Correos y Telégrafos, diputado conservador por Ciudad Real en 1879, 1881, 1886 y 1893, senador por Ciudad Real en las legislaturas de 1871-1872, 1876-1877, 1877 y 1879-1880, y senador vitalicio desde el 5 de septiembre de 1881.
Entre sus distinciones destacan: la Gran Cruz de Isabel la Católica (27 de junio de 1866), la Gran Cruz de Carlos III (3 de noviembre de 1869), la Encomienda de Carlos III por su intervención en los sucesos de Barcelona de 1856 (17 de septiembre de 1856), la Real y Militar Orden de San Hermenegildo (18 de junio de 1857), la Gran Cruz de la Orden de Cristo de Portugal (28 de enero de 1867), la Gran Cruz de San Hermenegildo (mayo de 1870) con 1500 pesetas anuales y la Gran Cruz de la Orden del Mérito Militar (4 de marzo de 1878).
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), exp. 1837; Archivo del Senado, Exps. personales, HIS- 0372-03; Servicio Histórico Militar, Exps. personales, rollo 46; Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Condecoraciones, caja 195 exp. 11 y caja 249 exp. 6.
J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Actas, 1998.
Eduardo González Calleja