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Pedro Roget

Biografía

Roget, Juan. Cataluña, s. m. s. XVI – ?, 1618 y Roget, Pedro. Cataluña, s. XVI – ?, s. XVI. Óptica e instrumentación científica.

Los Roget fueron una familia de constructores de lentes o “urellers” cuya actividad sitúa a Cataluña como uno de los escenarios de la invención del telescopio.

Juan y Pedro Roget eran hijos de Ramón Roget (de oficio catador de paños) y de Juana, su esposa, matrimonio residente en Angulema (Francia). Pedro, el mayor, se estableció en Barcelona con obrador y contrajo matrimonio en 1559 con Catalina Isern, falleciendo en 1589. Los hijos de este matrimonio, Juan, Magín y Miguel —que era dominico—, siguieron el oficio paterno, llegando a ser hábiles constructores de telescopios. Juan Roget, hermano menor de Pedro, se estableció en Gerona, practicando la misma actividad que éste. Juan falleció después de 1616 en fecha indeterminada, que puede cifrarse entre 1617 y 1624.

Un primer testimonio sobre la actividad de esta familia se encuentra en la obra de un científico milanés seguidor de Galileo, Girolamo Sirturo, quien, hacia 1609-1610 y provisto de un telescopio, emprendió un largo viaje por Europa para conocer los detalles de la invención del instrumento. Terminado el periplo publicó una obra: Telescopium sive Ars perficiendi novum illud Galilaei visorium instrumentum ad sydera, en la que narra cómo conoció a Juan Roget: “Al llegar a Gerona [...] se acercó a mí cierto arquitecto curioso rogándome le permitiese ver mi telescopio [...] aquel hombre, después de haber observado hasta la saciedad un árbol distante, me volvió a rogar que le permitiera examinar, sacar y manejar los lentes, seguro de que, aun cuando quisiera imitar el instrumento, su edad avanzada no correspondía ya a las fuerzas de su ánimo.

Después [...] me llevó a su casa, y cerrado el cuarto con llave, me enseñó la armadura o los hierros de un telescopio, tomados de orín. Este hombre había sido en otro tiempo constructor de anteojos, y allí estaba latente todo el telescopio. Él después me enseñó las formas del telescopio delineadas en un libro, y a mi ruego permitió que anotase las proporciones con solos tres puntos. Después no me fue difícil reproducirlas íntegras, y luego, examinadas y aumentadas por diarios experimentos, darles perfección y redactar la tabla que presento al lector”. Sirturo habla también de Pedro Roget a quien llama Roget de Borgoña y de los hijos de éste: “Nadie ha trazado telescopios más exactos que estos hermanos Rogetes”, y añade: “Ya me parecía a mí que había aprendido el arte, cuando solamente había aprendido las formas”. Más adelante, Sirturo refiere su entrevista en Innsbruck, el año 1611, con Maximiliano, archiduque de Austria, quien le enseñó un diseño de un telescopio procedente del propio Galileo: “Tras estudiarlo atentamente —narra Sirturo—, me giré hacia el príncipe y le dije que yo poseía lo mismo, pero procedente de España. Reproducidas mis medidas, superpuse la periferia de la primera diferencia de la [lente] convexa que, según los Roget, es la forma de la primera lente (vulgo di vista commun), y era una sección del mismo círculo. Con mis ojos, medí también la periferia del pequeño globo en la lente cóncava y, sin esperar las palabras del príncipe, tracé también la periferia correspondiente a la séptima y última de la lente cóncava, según los mismos Roget, y colocándola en el tablero, resultó ser exactamente la misma”.

Sirturo no afirma que los Roget inventaron el telescopio, sino que éstos fueron los primeros en introducir y establecer este arte en España. En este sentido, menciona al hermano de Juan, Pedro Roget, al que llama “Rogeti Burgundi” o Roget de Borgoña, como autor de dicha introducción. Por ello, si damos crédito al estudioso italiano y, considerando que Pedro Roget murió en 1589, habría que deducir que Pedro tuvo conocimiento del telescopio fuera de España antes de este último año. Si embargo, la primera referencia conocida a una combinación de lentes convexas y cóncavas procede de la edición de 1589 de la Magia Naturalis de Giambattista della Porta.

Además, según Albert van Helden, Porta concibió esta combinación para ayudar a las personas con defectos de la vista, no para ampliar la capacidad visual de las personas con vista normal.

En el IX Congreso Internacional de Historia de las Ciencias, Simón Guilleuma presentó los resultados de sus investigaciones acerca de la familia Roget y la invención del telescopio en Cataluña. Dicho autor hizo notar, por otra parte, que el oficio de anteojero era un arte de larga tradición en varias ciudades de la península.

Desde finales del siglo XIV se había establecido en Barcelona y ya a comienzos de la centuria siguiente había conducido a un comercio de exportación hasta la parte oriental del Mediterráneo. Lo mismo que los fabricantes de otros países, los barceloneses labraron durante mucho tiempo únicamente cristales convexos destinados a corregir la presbicia y sólo a finales del siglo XV o comienzos del siglo XVI iniciaron la fabricación de cóncavos.

En este contexto, el mismo autor mostró, apoyándose en documentos de archivo, que antes de 1593 en estos talleres barceloneses se habían construido “anteojos de larga vista”. En mayo de dicho año falleció Pedro de Cardona, destacada personalidad de la oligarquía ciudadana, que dejó una “ullera larga guarnida de lauto”, cuidadosamente descrita por el escribano, quien resalta su parte óptica y su montura alargada, cuya longitud, según deduce Simón Guilleuma de otros datos, debía de ser de unos veinte centímetros.

Pocos años más tarde otros instrumentos semejantes estaban en poder de mercaderes catalanes: Jaume Galvany, mercader de Barcelona, tenía una “ullera de llarga vista” que a su muerte fue vendida en pública subasta en 1608. Otro mercader, Honorato Graner, poseía asimismo “una ullera de llauna per mirar de lluny”, según revela el inventario de sus bienes redactado el 6 de agosto de 1613.

Con todos estos datos, la hipótesis sustentada por Simón Guilleuma que sitúa a Cataluña como uno de los lugares donde se inventó el telescopio parece plenamente justificada, siendo probablemente los miembros de la familia Roget los artífices de dicha invención.

 

Bibl.: G. Sirturo, Telescopium, sive Ars perficiendi novum illud Galilaei visorium instrumentum ad sydera, Frankfurt, P. Jacobi, 1618; F. Picatoste Rodríguez, Apuntes para una biblioteca científica española del siglo xvi, Madrid, Tello, 1891, págs. 269-271; J. M. Simón Guilleuma, “Juan Roget, óptico español inventor del telescopio”, en VV. AA., Actes du XIe Congrès International d’Histoire des Sciences (Barcelona-Madrid, 1959), Barcelona-París, Asociación para la Historia de la Ciencia Española-Hermann, 1960, págs. 708-712; J. M. López Piñero, V. Navarro Brotóns y E. Portela Marco, Materiales para la historia de las ciencias en España, s. xvi-xvii, Valencia, Pre-textos, 1976, págs. 43-44 (figura además la tabla de esfericidades realizada por Sirturo a partir de los datos que le facilitó Roget); A. van Helden, “The Invention of the Telescope”, en Transactions of the American Philosophical Society (Philadelphia), vol. 67, part. 4 (1977); V. Navarro, Galileo y España, en J. Montesinos y C. Solis (eds.), Largo campo di filosofare. Eurosymposium Galileo 2001, La Orotava, Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia, 2001, págs. 809-831.

 

Víctor Navarro Brotons

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