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Manuel Cussac y Pérez

Biografía

Cussac y Pérez, Manuel. Yecla (Murcia), 1.II.1791 – Alcalá de Henares (Madrid), 3.IV.1861. Herrador y albéitar, mariscal, veterinario.

Perteneciente a una familia de origen francés establecida a mediados del siglo xviii en Yecla (Murcia), Manuel Cussac y Pérez se interesa por el arte de la Veterinaria. Así, el 5 de abril de 1814, a la edad de veintitrés años, obtiene el título de “herrador y albéitar”, tras ser examinado en Madrid por el Tribunal del Protoalbeiterato presidido por Segismundo Malats, primer director de la Real Escuela de Veterinaria creada en España. En diciembre de ese mismo año, el Ayuntamiento de Yecla (Murcia), le otorga el título de “mariscal”, anotación que figura en el reverso de su título de albéitar. Entre 1815 y 1824 ejerce su profesión en esta ciudad murciana, donde se le concede (año de 1821), la Bula de la Santa Cruzada, “al tratarse de una persona muy bondadosa y religiosa”.

A partir de 1826 se traslada a Villajoyosa (Alicante) y aunque trabaja como albéitar, desarrolla una gran labor investigadora en pro de la erradicación de la epidemia de cólera desatada en la comarca durante 1834.

Su fama se extiende por toda la zona, como así lo demuestran diversos certificados, y es requerido por las poblaciones vecinas de Finestrat y Polop, que han quedado sin médico (el médico José Pérez fallece contagiado del cólera). En ellas desarrolla una importante labor humanitaria, entregándose en cuerpo y alma a la atención de todos aquellos enfermos que requerían cuidados, fuera cual fuese su condición social. Ello le llevó incluso a contraer el cólera. Su labor humanitaria y desinteresada llega a conocimiento de la Corona, y en el año 1835 Su Majestad la reina Isabel II expide una Real Orden en la que dispone su Real ánimo a concederle cualquier gracia que pida en la esfera legal.

En torno al año 1840, Manuel Cussac se traslada a Alcalá de Henares (Madrid), donde aplica plenamente sus conocimientos veterinarios, investigando y poniendo remedio a la enfermedad conocida como muermo, que causa importantísimas bajas en la cabaña equina. Así, se hace cargo de la Enfermería Experimental del Muermo, dependiente de la Escuela General de Caballería Militar. En un documento manuscrito detalla los motivos que provocan la enfermedad y el tratamiento que se debe seguir para la curación de los caballos afectados, rebatiendo las opiniones de importantes expertos veterinarios de la época. Sus actuaciones para combatir esta terrible enfermedad son reconocidas oficialmente en junio de 1859, al serle concedida por Real Orden la cantidad de 1.000 reales mensuales, “por sus ensayos sobre la curación del muermo”. Su fuerte implicación en la atención de caballos enfermos le lleva a contagiarse de muermo, y fallece en Alcalá de Henares el día 3 de abril de 1861, a la edad de setenta años.

Tras su muerte, su inmensa labor en pro de la medicina animal y humana fue nuevamente reconocida por los gobernantes de la época. Así, el 2 de junio de 1862, la reina Isabel II expidió un Real Decreto que autorizaba al ministro de la Guerra, Leopoldo O’Donnell, a tramitar en las Cortes un proyecto de Ley para concederle “una pensión vitalicia de 8 reales diarios a la viuda del veterinario D. Manuel Cussac y Pérez y transmisible a sus hijos”. Sus conocimientos quedaron recogidos en dos libros, uno sobre Veterinaria, escrito en 1822, y otro sobre la enfermedad del cólera, publicado en 1834.

 

Obras de ~: Elementos de Medicina Práctica Veterinaria, o sea Compendio de Nosografía Médico-Quirúrgica y Terapéutica, Madrid, Imprenta de El Imparcial, 1822; La Verdadera Medicina, o sea El Sistema Cierto de las Enfermedades, Valencia, Imprenta J. Ferrer de Orga, 1834.

 

Bibl.: P. A. Pinedo Forte, Proceedings XXXVII Internacional Congress of the World Association for the History of Veterinary Medicine & XII Spanish Nacional Congreso on the Veterinary History, s. l., Editorial MIC, 2006, págs. 213-217; P. A. Pinedo Forte, Libro de Actas XIV Congreso Nacional y V Hispanoamericano de Historia de la Veterinaria, I Xornadas Galegas de Historia da Veterinaria, Santiago-Lugo, Editorial Imprenta, 2008, págs. 223-227.

 

Francisco Gil Cano