Hoyos y Rubín de Celis, Isidoro de. Marqués de Hoyos (I), marqués de Zornoza (I). Boquerizo (Asturias), 4.IV.1793 – Madrid, 3.IX.1876. Teniente general, ministro de la Guerra, senador y caballero laureado de San Fernando.
Fueron sus padres el teniente coronel de Infantería Bernabé Alonso de Hoyos y Lasso de la Vega y Florentina Rubín de Celis.
Al estallar la Guerra de la Independencia abandonó sus estudios y en 1808 entró en el Ejército, a propuesta del general Ballesteros, como teniente de la Compañía de Tiradores de Peñamellera.
Participó en la guerra contra los franceses, distinguiéndose en la acción de Celis (Santander), el 19 de abril de 1809, en la que fue el primero en cruzar el puente fortificado de dicha población, sobre el río Nansa, penetrando en el fuerte seguido de su compañía y arrojando de él al enemigo, recibiendo como recompensa la Cruz de San Fernando de 1.ª Clase. El 10 de junio de este año fue hecho prisionero en Santander, permaneciendo en Francia hasta 1814, en que regresó a España. Entre 1816 y 1823 sirvió en la Inspección General de Milicias.
De ideas liberales, apoyó el Gobierno progresista de 1820. El 7 de julio de 1822 tomó parte activa en los sucesos de Madrid, enfrentándose a los batallones sublevados de la Guardia Real. Al año siguiente, como 2.º comandante del batallón de Valladolid, asistió al sitio de Valencia por los realistas y a las acciones de Alcira y Játiva, pero fue hecho prisionero al retirarse hacia Cádiz, cuando se encontraba desempeñando el cargo de ayudante de campo del general Ballesteros.
Separado del Ejército como indefinido hasta la amnistía de octubre de 1832, en ese año fue nombrado comandante del batallón provincial de Córdoba, al frente del cual participó en la primera guerra civil.
En 1834 persiguió en La Mancha a la partida de Manuel Adame, el Locho, siendo recompensado con el empleo de teniente coronel del Regimiento provincial de Laredo y nombrado más tarde comandante de armas de la frontera de Vizcaya, combatiendo a los carlistas en esta provincia y en la de Cantabria.
En mayo de 1835 obtuvo el empleo de coronel del provincial de Laredo y, en octubre del año siguiente, el de brigadier, con el que participó en la defensa de Bilbao durante el tercer sitio, encomendándosele la misión de desplazarse a Madrid para informar al Gobierno de la situación en que se encontraba dicha plaza y solicitar auxilios, rompiendo las líneas enemigas al frente de dos batallones y regresando una vez cumplida su misión, participando en el mes de diciembre en la batalla de Luchana.
Habiendo pernoctado el ejército de Espartero el 12 de marzo de 1837 en Galdácano (Vizcaya), al día siguiente partió hacia Durango y el 16 en dirección a Elorrio, y cuando se disponía a practicar un reconocimiento sobre Mondragón, donde los carlistas tenían catorce batallones, le llegó la noticia de la derrota del general Lacy en Oriamendi, por lo que se dispuso a regresar a Bilbao.
Al pasar Zornoza el día 20, con un numeroso tren de artillería y más de mil enfermos, fueron atacados por el enemigo, pero el brigadier Hoyos, que protegía la retirada al mando de dos batallones del Regimiento de Borbón, dos del de Gerona, el provincial de Chinchilla y un escuadrón del Príncipe, consiguió rechazarlo.
Al día siguiente volvieron a ser atacados con más ímpetu todavía, obligando a Hoyos a ponerse al frente del escuadrón para cargar sobre el enemigo, mereciendo su heroica intervención la Cruz de San Fernando de 4.ª Clase, laureada, y el título nobiliario de marqués.
En el mes de agosto se le confió, sucesivamente, la Comandancia General de Álava, el mando de la 8.ª División del Ejército del Norte y la Capitanía General de Vascongadas.
En mayo de 1838 se halló en la acción de Nanclares y en julio fue relevado de todos sus cargos, dándosele al mes siguiente el mando de la 1.ª Brigada de la 3.ª División del Ejército del Norte y seguidamente el de la vanguardia del mismo.
Puesto al frente de dos batallones del Regimiento del Príncipe y un escuadrón del de Borbón, el 23 de octubre de este último año se le dio la orden de perseguir a la columna de Merino, que había salido de las provincias del norte con tres batallones, dos escuadrones y dos piezas de artillería, para reunirse con las fuerzas carlistas de las sierras de Soria y Burgos. Tras darle alcance, le derrotó en los montes de Vilvestre (Salamanca), apoderándose de la artillería y obligándole a rendirse, consiguiendo huir Merino con cincuenta caballos y setenta infantes. Esta hazaña sería premiada con la Cruz de San Fernando de 3.ª Clase.
Al frente de dos batallones del Regimiento de Luchana, atacó en el mes de diciembre el pueblo de La Población (Santander), pero, detenido por el fuego intenso del enemigo y no disponiendo de artillería, tuvo que retirarse, dejando numerosas bajas en el campo de batalla.
Como compensación, el 17 de julio del año siguiente, triunfó en la acción de Lucena del Cid (Castellón), dirigida por O’Donnell, para socorrer dicha plaza, en la que se encontraba cercado el general Aznar. El 14 de julio se había organizado en Castellón el ejército de operaciones, cuya infantería formaba dos divisiones mandadas por el general Azpiroz y el brigadier Hoyos. Las tropas liberales se enfrentaron con las carlistas, al mando de Cabrera, a la bayoneta calada, obligándoles a retrasar sus posiciones y dejando libre Lucena. Su actuación en el combate le valió el ascenso a mariscal de campo.
Al término de la guerra fue, sucesivamente, capitán general de Burgos, Andalucía y Vascongadas. En 1843 resultó elegido senador por la provincia de Oviedo y en ese mismo año fue nombrado ministro de la Guerra, aunque sólo ocupó este cargo durante cinco días, debido a la caída del Regente.
A raíz del levantamiento contra Espartero permaneció once años en situación de cuartel, volviendo al servicio en 1854 para desempeñar, sucesivamente, los cargos de capitán general de Granada y de Castilla la Nueva, director general de Infantería y de la Guardia Civil y, finalmente, comandante general de Alabarderos. Había ascendido a teniente general en 1855.
En 1866, siendo capitán general de Madrid, intervino en la sofocación de la sublevación del cuartel de San Gil, poniéndose, en unión del marqués del Duero y del duque de la Torre, al frente de tres columnas que se dirigieron al sur de la ciudad para sofocar allí la rebelión civil.
Falleció soltero y desempeñando el cargo de comandante general del Cuerpo de Alabarderos. Había sido senador del reino y caballero Gran Cruz de las Órdenes de San Hermenegildo, Carlos III e Isabel la Católica. Tenía los títulos nobiliarios de marqués de Hoyos con Grandeza de España, otorgado en 1866, y de Zornoza, concedido por Isabel II en 1857.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Célebres, caja 76, exp. 3.
P. Chamorro Baquerizo, Estado Mayor General del Ejército español, t. I, Madrid, 1851-1854; J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.
José Luis Isabel Sánchez