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Sebastián Herrera Barnuevo

Biografía

Herrera Barnuevo, Sebastián. Madrid, 4.V.1619 – 29.III.1671. Pintor, escultor y arquitecto.

Hijo del escultor Antonio de Herrera, tuvo una educación inicial con su padre, pero la llegada a Madrid de Alonso Cano en 1638 tuvo que ejercer una influencia fundamental sobre él, pues Palomino dice que “se arrimó a su escuela”. En 1642, contrajo matrimonio, que se truncó once años después, en 1683, sin que haya noticia de hijos. En 1645, fecha del retablo de la Virgen de la Paz, en la Magdalena de Getafe, de Alonso Cano, Herrera pintó una Adoración de los pastores firmada. En 1649 Palomino dice que intervino en las fiestas de Madrid para festejar la entrada de la reina Mariana de Austria especialmente en el Monte Parnaso, que se ejecutó en el Prado, donde se encargó de la ejecución de los retratos de escultura de los poetas españoles antiguos y modernos, que le valió el pasmo “ de toda Corte y aún de toda España”.

El éxito le movió a pretender la plaza de ayuda de cámara que no obtuvo. Sí debió de mejorar su situación económica, pues en 1654 volvió a contraer matrimonio con una viuda rica, amiga de su primera esposa. En 1653 fecha la hermosa capilla de la Virgen de Guadalupe en el monasterio de las Descalzas Reales, costeada por la infanta Ana Dorotea, hija del emperador Rodolfo II, monja en el convento. Las pinturas y las tallas de esta capilla muestran su madurez, y la influencia de los pintores venecianos, Tintoretto y Veronés especialmente, y su relación, evidente, con Cano.

En febrero de 1655 se le pagó un dibujo, que presentó al concurso del trono de la Virgen del Sagrario de Toledo. No se eligió su modelo, pero el dibujo se conserva en el Museo del Prado, testimonio de su producción arquitectónica, lo mismo que el dibujo proyecto de altar para la capilla de San Isidro que se conserva en la Biblioteca Nacional, de subido barroquismo, quizás en relación con un pago de diciembre de 1657 “por lo que ha asistido” en dicha capilla. En 1658 aparece declarando como testigo en las pruebas de la concesión del hábito de Santiago a Velázquez, afirmando que le conocía de “treinta y seis años a esta parte”, es decir, desde su infancia. En ese mismo año, según Álvarez de Baena, se sitúa su actuación en el jardín de la Isla en Aranjuez, donde trazó las fuentes de Apolo y de Hércules y la Hidra. En enero de 1662 obtuvo el título de maestro mayor de Obras Reales y se le concedió ayuda de la furriera. Su primera labor en el nuevo cargo fue la reconstrucción de la iglesia de los dominicos de Atocha, destruida en un incendio en 1652. A lo largo de 1662, dio diversos dibujos y redactó condiciones para la ejecución de la capilla y de su retablo. En 1663 se le dieron los aposentos que ocupaba Juan Bautista Martínez del Mazo, en la Casa del Tesoro, donde había vivido Velázquez. En 1665, año en que murió Felipe IV, fue encargado de trazar el túmulo para las exequias, que realizó Pedro de la Torre y que se conoce por un grabado. Cuando falleció Mazo en 1667, se apresuró a solicitar el puesto de pintor de cámara. El título no se extendió hasta 1668, pero se le reconocieron los efectos económicos desde el día siguiente de la muerte de Mazo, lo que significa que se debió sentir designado. En el testamento de Cano en Granada en agosto de 1667 se refiere a él como “Maestro Mayor de Su Magestad y su pintor de Cámara”, a quien encargó que diera razón de las obras que había dejado en Madrid, testimonio claro de la amistad y familiaridad entre ambos artistas.

En 1668 constan diversas actividades de carácter arquitectónico, y trazó la iglesia de Montserrat de Madrid, la más ambiciosa obra de su invención, que se encuentra inacabada. Estaba desde 1666 enfermo “de cuartanas y otros achaques” que le duraron hasta la muerte.

En palacio trazó el Monumento de Semana Santa, que se instaló por vez primera en 1668 y continuó enriqueciéndose en años sucesivos, siempre por sus trazas.

Fue contador de El Escorial y en enero de 1671, juntamente con Gaspar de la Peña y el hermano Francisco Bautista, se le nombró supervisor de los proyectos del puente de Toledo, que se iniciaron entonces.

Falleció el día 29 de marzo de ese año y se hallaba tan enfermo que no pudo testar y dio poder para hacerlo a su esposa.

En cuanto a su obra, no es mucho lo que ha llegado hasta hoy. La colaboración en el retablo de Getafe aludido antes (1645-1646) fue su primera obra conocida; le siguieron la bóveda y el retablo de la Sagrada Familia en la iglesia del Colegio Imperial, hoy San Isidro, que constaba de un lienzo con La Trinidad de la Tierra, hoy en la sacristía, y en el ático los Mártires jesuitas del Japón, fechable entre 1650 y 1655, antes de 1658, y la obra más significativa suya en esos años. En 1653 está fechada la citada capilla de la Virgen de Guadalupe de las Descalzas Reales, que proporcionó, con sus hasta veintiuna figuras femeninas, pintadas sobre espejos, y sus múltiples ángeles, un extenso repertorio para definir su estilo, que parte de Cano, pero que está lleno de evocaciones venecianas tanto de Veronés como de Tintoretto, interpretadas de modo muy personal, un tanto crispado e inestable, con un colorido de tonos violetas, amarillos y verdes de rara intensidad. La Apoteosis de san Agustín que cita Palomino en el altar mayor de los agustinos recoletos, está ahora en San Francisco el Grande, maltratada, y debe de ser su fecha en torno a 1654-1655. Su actividad de retratista de Corte la atestiguan diversos retratos del rey niño Carlos II (Barcelona, colección Gil, c. 1667-1670; Madrid, Museo Lázaro Galdiano) y el prototipo de un retrato ecuestre del Monarca niño, siguiendo los pasos del Baltasar Carlos de Velázquez, del que existen múltiples ejemplares. Se conservan muchos dibujos suyos (Museo del Prado, Biblioteca Nacional, etc.), que confirman su dependencia de Cano.

Obras de ~: Pintura: Adoración de los pastores, 1645; Mártires jesuitas del Japón, San Isidro, Madrid, 1650-1655; Capilla de la Virgen de Guadalupe, monasterio de las Descalzas Reales, Madrid 1653; Apoteosis de san Agustín, San Francisco el Grande, Madrid 1654-1655; Carlos II, 1667-1670.

Escultura: Retablo de Getafe, 1645-1646; Fuente de Apolo y Fuente de Hércules y la Hidra, jardín de la Isla en Aranjuez, 1662.

Arquitectura: Reconstrucción de la iglesia de los dominicos de Atocha, Madrid; Traza de la iglesia de Montserrat, Madrid, 1668.

 

Bibl.: A. Palomino de Castro y Velasco, El Museo pictórico y escala óptica [...], Madrid, Imprenta de Sancha, 1795, págs. 968-969; J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las bellas artes en España, t. II, Madrid Imprenta de la Viuda de Ibarra, 1800, págs. 286-288; H. E. Wethey, “Herrera Barnuevo’s works for the jesuits of Madrid”, en The Art Bulletin (winter 1954), págs. 335-344; “Decorative Projects of Sebastián de Herrera Barnuevo”, en The Burlington Magazine (febrero de 1956); “Sebastián Herrera Barnuevo”, en Anales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas (Universidad de Buenos Aires) (1958), págs. 13-41; D. Angulo Íñiguez, “Herrera Barnuevo y el retrato de Carlos II del Museo de Barcelona”, en Archivo Español de Arte (AEA) (1962), págs. 71-72; H. E. Wethey, “Herrera Barnuevo and his chapel in the Descalas Reales”, en The Art Bulletin (1966), págs. 15-34; V. Tovar Martín, Arquitectos madrileños de la segunda mitad del siglo xvii, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1975; A. Bonet Correa, “El túmulo de Felipe IV de Herrera Barnuevo”, en AEA (1961), págs. 294 y ss.; J. L. Barrio Moya, “Sobre un dibujo de Herrera Barnuevo para un trono de plata”, en AEA, n.º 224 (1983), pág. 407; VV. AA., “Sebastián de Herrera Barnuevo. Maestro Mayor de las obras de Madrid (1665-1671)”, en Villa de Madrid, n.º 99 (1989), págs. 49-56; F. C ollar de Cáceres, “Notas sobre Sebastián de Herrera Barnuevo, pintor”, en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte (UAM) (2003), págs. 113-124; A. Díaz García, “Nuevos datos sobre Sebastián de Herrera Barnuevo en los Agustinos Recoletos y en el Colegio Imperial de Madrid”, en UAM (2005), págs. 51-66.

 

Alfonso E. Pérez Sánchez