Orive y Oteo, Salustiano. Briones (La Rioja), 8.VI.1842 – Logroño (La Rioja), 16.V.1913. Farmacéutico y empresario.
De familia de labradores de Briones, Salustiano fue el séptimo hijo de ocho hermanos, y en su infancia destacó como brillante escolar. Ingresó en un seminario del que escapó al poco tiempo. Ejerció como telegrafista y cursó la carrera de Farmacia como alumno libre en la Universidad de Madrid. Trasladado a Bilbao, contrajo matrimonio con Vicenta Ontiveros Torre, también oriunda de Briones. Tuvieron cinco hijos. En su vejez, tuvo Salustiano un hijo natural, a quien dejó heredero de su fortuna. Miembro del Partido Republicano Federal, defendió siempre sus ideas antimonárquicas, y practicó un anticlericalismo acendrado.
En 1870 abrió su botica de la bilbaína calle Ascao. Negocio que alcanzó gran renombre por su entidad comercial y su suntuosa decoración mudéjar, que la convirtieron en la farmacia más próspera y conocida de Bilbao. Además, en su rebotica, donde imperaban las ideas republicanas, se reunían importantes personalidades de la política y la sociedad bilbaína. La farmacia Orive perduró hasta el año 1976, en manos siempre de descendientes directos de Salustiano. En ella elaboró los diversos productos que vendía y allí inventó el conocido Elixir Licor del Polo, de gran éxito comercial y que finalmente le hizo rico. El desarrollo de su actividad le obligó a trasladar su laboratorio al barrio bilbaíno de Deusto, en las afueras de la ciudad, donde fundó la razón social Laboratorios Orive.
Simultáneamente creó en Bilbao el establecimiento de baños higiénicos llamado Balneario Permanente de Salustiano de Orive, que en su propaganda decía: “Baños hidroterapéuticos a la altura de los mejores de Europa. Cuartos pintados al óleo. Bañeras de mármol. Ropa colada y caliente al que la solicite. Lujosos tocadores”. Fue un laborioso comerciante, difusor de productos para la higiene personal —pastas dentífricas, jabón o colonia—, y sobre todo un ingenioso publicista que utilizó la prensa de toda España como vehículo de su propaganda. Cabalgando en los negocios, montó una lechería y casa de labranza en Erandio en la que aplicó sus conocimientos sobre pasteurización de los alimentos, también investigó en abonos. Invirtió en ferrocarriles —colaboró con sus dineros en la creación de nuevas líneas de vía estrecha— y adquirió solares y terrenos rústicos. Además fue impulsor de la Asociación de Comerciantes del Casco Antiguo de Bilbao y en su farmacia se gestó la rebelión por “el impuesto de los huecos”, que enfrentó contra el Ayuntamiento a los comerciantes bilbaínos.
Hacia 1910 fue desterrado de Bilbao al perder un juicio por injurias. Recaló en Logroño, donde levantó una amplia y moderna fábrica —con su chalé personal delante—, los flamantes Laboratorios Orive, S.A., que funcionaron, en manos de sus descendientes, hasta 1982, cuando fueron vendidos a una multinacional.
Salustiano murió en Logroño en 1913 tras dejar, como aroma vital, además de su famoso elixir, una herencia caudalosa de miles de duros y un embrollo testamentario descomunal, al desheredar a hijos e hijas. Además, el chorreo de donaciones y legados a instituciones laicas, la mayoría de su pueblo, Briones, fueron testimonio de su generosidad filantrópica y de su aversión a las religiones.
Bibl.: L. Sáenz Gamarra, “Vida y milagros de D. Salustiano” y “Agonía y muerte de un elixir”, en La Rioja, 11 de enero de 2008.
Luis Sáenz Gamarra