Chávarri Salazar, Víctor. Portugalete (Vizcaya), 23.XII.1854 – Marsella (Francia), 29.III.1900. Ingeniero, empresario y político.
Nació en la villa de Portugalete el 23 de diciembre de 1854. Su padre era Tiburcio Chávarri del Alisal (Portugalete, 11 de agosto de 1825 – Santander, 4 de mayo de 1875) y su madre, Natalia Salazar Mac Mahón (Portugalete, 1 de diciembre de 1829 – Bilbao, 9 de noviembre de 1873), procedente de una de las más blasonadas familias de la zona. Su abuelo fue un próspero comerciante de mineral, José Francisco de Chávarri, natural de Güeñes, y su abuela la santurzana María Francisca del Alisal, establecidos en Portugalete a fines de los años veinte del siglo xix.
José Chávarri hizo importantes progresos en el mercado de los minerales de hierro de Triano. Tras abandonar por primera vez la asociación con los Ybarra, el 22 de noviembre de 1827, se asoció con José Antonio Ybarra, José Antonio de la Mier y Nicolás María de Llano para formar Ybarra, Mier y Compañía, la principal comercializadora de mineral de hierro en la época.
El 18 de junio de 1887, en Bilbao, Víctor Chávarri se casó con Soledad Anduiza, hija del arquitecto Atanasio Anduiza, nacido en Bilbao pero de ascendencia bermeana, y de Juana de Goicoechea. El matrimonio Chávarri Anduiza tuvo tres hijos. Víctor, el mayor y con larga trayectoria en el campo empresarial, nació el 18 de junio de 1888 y casó con Josefa Poveda Echagüe.
María de los Ángeles Dolores Martina Chávarri Anduiza, segunda hija del matrimonio, nació el 11 de noviembre de 1891 en Bilbao y casó con José María Olábarri Zubiría (1891-1947). La tercera hija del matrimonio, María de las Mercedes Martina Marina, nació el 18 de julio de 1897 y quedó soltera al dedicarse a la vida religiosa.
Tras el bachillerato, Víctor Chávarri partió a estudiar en Lieja, donde obtuvo el título de ingeniero de Artes y Manufacturas por la Escuela de Ingeniería en 1878.
Regresó luego a Bilbao, donde comenzó a trabajar para los Ybarra; sin embargo, pronto se independizó.
El fundamento de la fortuna y los negocios industriales de Chávarri estuvo en la minería del hierro de Vizcaya, donde había heredado participaciones en un grupo de pequeñas pero ricas minas de Triano. Sus conocimientos técnicos como ingeniero y su iniciativa hicieron que, desde esta base, comenzara la transformación industrial del hierro con la idea de organizar una concentración vertical de la producción siderúrgica desde el mineral hasta el buque. Éste es el origen de su principal contribución, como fue la Sociedad Anónima de Metalurgia y Construcciones Vizcaya —conocida como La Vizcaya—, germen junto con Altos Hornos de Bilbao de la futura Altos Hornos de Vizcaya.
Sobre su actividad minera, tanto desde la empresa familiar Chávarri Hnos. como de la suya particular sobre los cotos de Ollargan, y desde La Vizcaya comenzó una incesante actividad empresarial por la cual participó en los sectores punteros del momento, como los ferrocarriles —Ferrocarril del Cadagua, Constructora de Zalla a Solares, Ferrocarril de Bilbao a Santander, Compañía del Ferrocarril de Bilbao a Lezama, Ferrocarril Vasco Asturiano—, explosivos —Sociedad Vasco Asturiana (Santa Bárbara), Vasco Asturiana Andaluza—, metalúrgicas y de maquinaria —Delta Español, Vasco Belga, Basconia, La Ochandianesa, Chávarri, Petrement y Cía.—, inmobiliarias —Aguirre, Chávarri y Compañía—, transporte público —A. Ruiz de Velasco y Cía., José I. Amann y Cía. Compañía Vizcaína de Electricidad—, además de ampliar sus intereses mineros a otras zonas —Hulleras del Turón, Anglo Vasca de las Minas de Córdoba, Chávarri, Lecoq y Cía. (Minas de Garrucha, Minas de Carracedo) Recaredo Uhagón y Cía., La Constancia—, y otras de diversos sectores: Unión Resinera Española, Sociedad de Fomento de la Cría Caballar Vizcaína, Bolsa de Comercio de Bilbao, Fábrica de Vidrios de Lamiaco o Papelera del Cadagua.
También fue un innovador en otros aspectos, puesto que se construyó un magnífico hotel en la plaza Elíptica, en el entonces vacío Ensanche de Bilbao, como maniobra para poner en valor los terrenos que había adquirido en la zona. También tuvo participación en el desarrollo de Las Arenas como centro de residencia de calidad —el Pinar y Artaza—, aunque por su prematura muerte no pudo hacer más que vallar los terrenos.
Chávarri fue un innovador en muchos aspectos: en el empresarial, en la extensión de la sociedad anónima como un medio de captación de capitales o en aprovechar las oportunidades de negocio en el sector inmobiliario, pero también lo fue en el campo de la política.
Fue diputado a Cortes desde 1886 hasta 1890, y senador por Vizcaya desde 1891 hasta su fallecimiento en 1900, por lo que mantuvo una influencia política evidente y no sólo desde sus escaños, sino también por su predominio claro en el grupo conocido como “la Piña” en la idea de ocupar puestos en las esferas municipal y provincial.
A la hora de tomar partido se decantó inicialmente por el fusionismo sagastino. Tras su paso como diputado, fue derrotado en las elecciones de 1891, pero a Chávarri no lo llamaban por nada, entre sus amigos, “el León”. Varió de objetivo en el momento oportuno y resultó elegido senador por Vizcaya.
Su paso por el Senado fue en principio discreto: se limitó a presentar mociones para concesión de ferrocarriles en los que se hallaba interesado. Pero en 1894, su nombre pasó a la primera línea de la política nacional.
En ese año, Chávarri fue nombrado para participar en las comisiones dictaminadoras de los tratados de comercio, en contra de los que se manifestó de forma inmediata, encabezando el mitin de Bilbao que dio lugar a la creación de la Liga Vizcaína de Productores.
Se le hizo a Chávarri principal responsable de la derrota de Sagasta y de sus iniciativas, aunque no sólo fue su labor la decisiva, puesto que hubo otras circunstancias, incluso de política exterior, que determinaron el fracaso. Su enfrentamiento con Sagasta determinó su paso a las filas conservadoras de Cánovas.
Desde 1893, por la crisis del liberalismo bilbaíno, los resultados electorales de los partidos dinásticos en Bilbao eran cada vez peores, formándose mayorías amplias y estables de republicanos y carlistas, junto con los primeros concejales socialistas. Esta situación se quiso remediar por medio de la Unión Liberal (1897), luego proyectada a las elecciones provinciales y generales. Este grupo político ya mencionado, “la Piña” estaba directamente ligado a los designios de Víctor Chávarri. El resultado de la operación no pudo ser más brillante.
Alrededor de Chávarri, por lo tanto, se configuró un grupo de presión cuya idea rectora era el control de la vida política —a escala municipal y provincial—, con el salto a la política nacional en la medida en que ésta afectaba de forma directa a sus intereses empresariales.
El 29 de marzo de 1900, en el último año del siglo xix, Víctor Chávarri Salazar, senador por Vizcaya, falleció de un derrame cerebral en Marsella. Para sus contemporáneos fue el prototipo de capitán de empresa y de cacique, con amplias antipatías en las fuerzas nacionalistas y socialistas.
Obras de ~: Memoria descriptiva de las instalaciones para la fábrica de hierro y acero proyectada en las marismas de Sestao por la Sociedad de metalurgia y construcciones Vizcaya, 1883 (inéd.).
Bibl.: F. Herrán, “Apuntes necrológicos Vïctor Chavarri”, en Euskal Herria, 42 (1900), págs. 270-271; VV. AA., Víctor Chávarri, Bilbao, Imprenta José Rojas Núñez, 1901; G. de Biona, “Estatuas del País Vasco. Estatua de Chávarri”, en Euskalerriaren Alde, 66 (1913), págs. 586-591; VV. AA., “Detalles de la casa de Chávarri” y “Retrato de Chávarri y homenaje”, en Hermes, 4 (1917), pág. 295 y 369 respect.; J. V. Arroyo Martín, Catálogo de la correspondencia comercial de Víctor Chávarri y Salazar (1890-1893), Bilbao, Banco Bilbao Vizcaya, 1997; M.ª J. Cava Mesa, “Víctor Chávarri y la nueva divisa vasca del industrioso (del patrono al empresario)”, en Bidebarrieta, IV (1999), págs. 227-246; M.ª J. Lanzagorta Arco, “La minería en el entramado familiar y social del siglo xix. Un nuevo planteamiento de la explotación del mineral a través de la familia Chávarri”, en S. Pérez Hernández e I. Reguera Acedo (coords.), 500 años de minería y 75 del Funicular en Trápaga, Trápaga (Vizcaya), Ayuntamiento del Valle de Trápaga-Trapagaran, 2001, págs. 141-160; M. Paliza Monduate, “El palacio de Víctor Chávarri. Una obra de Paul Hankar en Bilbao”, en Goya, 294 (2003), págs. 167-184; E. J. Alonso Olea, Víctor Chávarri (1854-1900). Una biografía, San Sebastián, Eusko Ikaskuntza, 2005.
Eduardo J. Alonso Olea