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Pedro Dávila y Córdoba

Biografía

Dávila y Córdoba, Pedro. Marqués de Las Navas (II). Valdemaqueda (Madrid), 8.V.1527 – Roma (Italia), 1574. Aristócrata, cortesano y diplomático.

Pedro Dávila y Córdoba, II marqués de Las Navas y IV conde del Risco, fue el segundo hijo de Pedro Dávila y Zúñiga, todavía señor de Villafranca y Las Navas, y de María Enríquez de Córdoba, hija de los marqueses de Priego, pero heredó la línea del mayorazgo por la muerte de su hermano mayor Esteban Dávila, muerto en la juventud. Educado según los patrones del humanismo castellano, siempre bajo la supervisión de su progenitor, uno de los más importantes mecenas de la época de Carlos I, entroncó, por su matrimonio con Jerónima Enríquez de Guzmán, con la casa de Alba de Liste (1559). Junto con su padre, antiguo mayordomo de la casa borgoñona del príncipe Felipe, asistió a la entrada de la reina Isabel de Valois en Toledo, estancia durante la cual nació su primogénito, Pedro Esteban Dávila y Enríquez, futuro III marqués de Las Navas (1560).

En 1565, todavía en vida de su padre, el conde del Risco, Pedro Dávila y Córdoba, quedó encargado por Felipe II de llevar a cabo una importante actividad diplomática en Roma ante el papa Pío IV. El objetivo primordial de aquella legación extraordinaria consistió en contrarrestar la labor diplomática del emperador Fernando I respecto a dos asuntos clave para el devenir del catolicismo tridentino: la comunión sub utraque o bajo las dos especies, y el matrimonio eclesiástico. Considerando la escasa viabilidad que a partir de las labores de Dávila en Roma tuvieron estas dos peticiones imperiales, en su época se tuvo al aristócrata abulense como un hábil negociador, pues “su prudençia y destreza en el mando de los negoçios le adquirio el renombre que tubo del Discreto Español”.

En el mismo año de su estancia en Roma, Pedro Dávila y Córdoba asistió como único representante oficial español a las exequias del pontífice Pío IV, de las cuales ofreció un vivo retrato a Felipe II: de ellas le refirió el escaso favor habido por aquél entre los propios cardenales, haciendo un símil con las honras a Paulo IV donde alguno de los cuales se atrevió “con menosprecio infernal, a repelarle las barbas, y no hubo quien lo asiesse habiendo muchos que lo vieron”, comentario aceptado con gusto por el Monarca español.

Tras el fallecimiento del I marqués de Las Navas en 1567, Pedro Dávila y Córdoba heredó los estados patrimoniales de la casa de Villafranca y Las Navas.

Durante los años 1567-1574 permaneció en la Corte de Madrid y en sus estados de Las Navas, cuyo castillo- palacio embelleció con “pinturas y retratos y treçe caueças de marmol de emperadores romanos y una estatua de bronce”, continuando la labor humanística de su padre.

En 1574 fue de nuevo designado embajador extraordinario en Roma, ante el papa Gregorio XIII, para debatir complejos conflictos jurisdiccionales de la Corona de Sicilia, respecto a la que la autoridad papal intentaba hacer valer antiguos privilegios medievales.

En la Corte papal ejerció su cargo “con ostentación y lucimiento [...] a costa de muchos empeños de haçienda a esta casa [de Las Navas]”, causa de futuros problemas financieros durante la vida de su sucesor.

Pedro Dávila y Córdoba falleció por causas naturales en Roma, en ese mismo año de 1574, y allí fue enterrado con todos los honores como enviado especial de Felipe II, el cual no dudó “en honrrar y consolar” a la marquesa viuda tras conocer la noticia en su retiro de El Quexigal, gesto considerado por sus coetáneos como reconocimiento a la labor de Dávila como fiel servidor de la Monarquía hispánica.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Sección Nobleza, Parcent, caja 123, doc. 30; Biblioteca Zabálburu, Fondo Altamira, carpeta 82, doc. 49; British Library, Additional 28409; CODOIN, tomo XCVII, págs. 503-504; Real Academia de la Historia, ms. 11/8544.

L. Ariz, Historia de las grandezas de la Ciudad de Auila, Alcalá de Henares, por Luys Martinez Grande, 1607; F. Pérez Mínguez, Entre Pinares, Madrid, Editorial Voluntad, 1920; F. Pérez Mínguez, Un castillo y varios castellanos, Madrid, Editorial Voluntad, 1927; F. Pérez Mínguez, “El castillo de los Marqueses de Las Navas”, Boletín de la Real Academia de la Historia, 97 (1930), págs. 745-816; L. Fernández y Fernández de Retana, España en tiempos de Felipe II, en J. M.ª Jover Zamora, Historia de España Menéndez Pidal, t. 22, Madrid, Espasa Calpe, 1999; M. A. Ochoa Brun, Historia de la Diplomacia Española, La diplomacia de Felipe II, t. VI, Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores, 2003; S. Martínez Hernández, Don Gómez Dávila y Toledo, II marqués de Velada, y la Corte en los reinados de Felipe II y Felipe III: Nobleza cortesana y cultura política en la España del Siglo de Oro, Valladolid, Junta de Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura, 2004.

 

Roberto Quirós Rosado

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