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Baltasar Abianelo

Biografía

Abianelo (o Avianelo), BaltasarPaduano. Padua (Italia), p. s. XVI – Milán (Italia), s. m. s. XVI. Ingeniero militar.

Estando en Milán (donde ya estaba considerado como un experto ingeniero) fue llamado por el emperador Carlos V, el cual le otorgó el título de ingeniero militar, por una real cédula firmada en Lieja, con fecha de 10 de noviembre de 1540. En su nombramiento se decía: “Para que entienda y se ocupe en las obras y fortificaciones que en España y en otras partes fuera della le mandaremos hacer”. En el citado año de 1540 fue enviado por el emperador a Utrecht (Flandes), para que ayudara al ingeniero Willem van Noort en las fortificaciones de esa ciudad. Junto al también ingeniero Marcelis Keldermans inspeccionó algunos castillos de los alrededores de Utrecht, como los de Ter Eem, Wijk bij Duurstede y el de Gorinchem. También en otoño de ese año, inspeccionó igualmente la construcción de la ciudadela de Gante, cuyo proyecto se debía a Donato Bono, y de la que denunció, en su informe al emperador, graves fallos. Volvió más tarde a España desde Milán, expresamente destinado a las fortificaciones de Perpiñán, señalándosele 200 ducados de sueldo ordinario, más otros 165 ducados mientras dirigiera la construcción de las citadas fortificaciones. En la plaza señalada de Perpiñán, seguramente siguió las trazas realizadas con anterioridad por el ingeniero Bernardino de Rávena.

En 1541 se le ordenaba, mediante una carta del presidente del Consejo de S.M., inspeccionar las defensas de las plazas de Cartagena (donde debía estudiar los proyectos de Bernardino de Mendoza y Andrés Dávalos), Málaga, Gibraltar y Cádiz, en las que llevó a cabo algunos reparos y de las que, fundamentalmente, realizó proyectos de fortificación que presentó en la Corte a su vuelta a Madrid. Nada más llegar a cada una de las plazas citadas, debía presentar una carta del rey a las autoridades locales (corregidores y alcaides) en la que se les ordenaba que se le mostrase el estado de las defensas de la ciudad. Una vez bien informado del estado de las mismas, era de su responsabilidad realizar nuevos proyectos, pero teniendo en cuenta la necesidad de moderar los presupuestos necesarios. En su visita a Gibraltar estuvo acompañado del ingeniero Juan Guernica, proponiendo ambos una serie de reformas que se comenzaron, aunque su avance fue escaso por falta de recursos financieros.

En ese mismo año de 1541 dirigió los reparos de las fortificaciones de Salses, Collioure, Bellegarde y de otras plazas del Rosellón. También ejecutó obras de fortificación y diversos proyectos, en Pamplona (en donde esperó la visita del duque de Alba en 1542, realizando durante la espera la traza para la fortaleza y su “Cubo”, así como el baluarte de la puerta de la ciudadela y el baluarte de San Lázaro) y en el Rosellón, para prevenir las invasiones francesas. La última comisión del Paduano en la Península, es la que realizó en Perpiñán, de la que se dice que, “habiéndose visto en Consejo la traza de Perpiñán en presencia del Comendador Mayor de Alcántara, de Luis Pizaño y de Baltasar Paduano, y platicado largamente sobre la manera como se había de hacer y continuar el cubo (baluarte) de San Lázaro, se resolvieron en que las “orejas” de él estén de la suerte que las querían hacer; y esto por quitar la diferencia de sacarlas más de como estaba trazado que se hiciese porque pareció que podían servir conforme a los “traveses” de la muralla; y cuanto a las bóvedas y troneras…”.

En 1552 colaboraba con el ingeniero Giovani Olgiati en las fortificaciones de varias plazas y posteriormente pasaba al servicio del emperador Fernando I. Parece que, en atención a su numerosa familia, se le permitió volver a Milán.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar de Madrid, Colección Aparici.

F. de Sojo y Lomba, El capitán Luis Pizaño, Estudio Histórico Militar referente a la primera mitad del siglo XVI, Madrid. Imprenta del Memorial de Ingenieros del Ejército, 1927; R. Quatrefages, “La Fortificación en España durante el Renacimiento (I)”, en Revista Ejército (febrero de 1984), nº 529; T. Benady, “Ingenieros militares en Gibraltar en los siglos XVI y XVII”, en Almoraima, Revista de estudios campogibraltareños, nº 10 (1993), págs. 47-54; P. de la Fuente de Pablo, La ciudad como problema militar: Perpiñán y los Ingenieros de la Monarquía Española (Siglos XVI-XVII), Madrid, Ministerio de Defensa, 1999; A. Cámara“La Corona de Castilla”, en C. J. Hernando Sánchez (coord.), Las Fortificaciones de Carlos V, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000; C. van den Heuvel y B. Roosens“Los Países Bajos. Las Fortificaciones y la coronación de las defensas del Imperio de Carlos V”, en Las Fortificaciones de Carlos Vop. cit.; J. A. Rodríguez-Villasante Prieto, “Buques y Fortificaciones. Aproximación a la defensa de la frontera Marítima del Imperio de Carlos V”, en Las Fortificaciones de Carlos Vop. cit.; VV. AA., Carlos V. Las Armas y las Letras: Hospital Real, Granada, 14 de abril-25 de junio, 2000, Madrid, Sociedad Estatal para la conmemoración de los centenarios de Felipe II y Carlos III, 2000; P. Bragard, Dictionnaire biographique des ingénieurs des fortifications: Pays-Bas espagnol, principauté de Liège, Franche-Comté, 1504-1713, s.l., Les Amis de la Citadelle de Namur, 2011.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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