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Blas de Villate y de la Hera

Biografía

Villate y de la Hera, Blas de. Conde la Valmaseda (II). Sestao (Vizcaya), 3.II.1824 – Madrid, 8.I.1882. Militar.

Fueron sus padres José de Villate y Balparda y Cecilia de la Hera y de la Puente. En el mes de mayo de 1837 ingresó en el Colegio General Militar de Segovia. Tres meses después intervino en la defensa de la ciudad ante el ataque de las fuerzas carlistas del general Zaratiegui. Obligados los defensores, entre los que se encontraban los cadetes, a refugiarse en el Alcázar, una vez se produjo su capitulación se trasladó con el resto del Colegio General a Madrid, donde continuó sus estudios.

En marzo de 1838 fue destinado con el empleo de alférez al Regimiento Ligero de Caballería de Castilla, al tiempo que seguía como alumno del Colegio General. En 1839, una vez terminados sus estudios y ascendido a teniente, fue trasladado al Regimiento de Lanceros del Rey, perteneciente al Ejército de la Isla de Cuba, al que se incorporó en La Habana. Los años siguientes prestó servicios en la capital y en las villas de Sancti Spiritus y Villaclara. En 1844 intervino en la sofocación de la insurrección que se había producido en la Jurisdicción de Matanzas.

Afectada su salud por el clima de aquellas tierras, en 1845 se vio obligado a regresar a la Península, donde a los pocos meses de su llegada se le destinó al Regimiento de Coraceros del Rey, en el que en 1847 fue ascendido a capitán por gracia particular. En el mes de marzo pasó a desempeñar sus servicios en la Sección de Guerra y Marina del Consejo Real de España, a cargo del Negociado de Caballería, y fue nombrado en noviembre ayudante de campo del presidente del Consejo de Ministros, general Narváez.

Desempeñando el anterior cargo, intervino en los sucesos revolucionarios de Madrid de los días 26 y 27 de marzo de 1848, donde demostró gran valentía en el ataque a las barricadas levantadas por la muchedumbre, lo que le valdría la concesión del empleo de segundo comandante por méritos de guerra, ganando una Cruz de San Fernando de 1.ª Clase por su arrojo durante el movimiento revolucionario de Madrid del 7 de mayo siguiente, en el que fue tal el riesgo que corrió que el caballo que montaba resultó herido.

En 1849 fue ascendido a primer comandante y en 1852 a teniente coronel, ambos empleos recibidos como gracia, pasando a continuación destinado al Regimiento de Coraceros de Borbón y en 1854 al de Carabineros del Príncipe, con el que se adhirió al levantamiento nacional del mes de julio y tomó parte en la acción de Vicálvaro. Recibió como recompensa el empleo de coronel, y se hizo cargo a continuación del mando del Regimiento del Príncipe, con el que guarneció en los años siguientes las plazas de Madrid y Alcalá de Henares, y el Real Sitio del Pardo.

Tomó parte en el mes de julio de 1856 en los sucesos revolucionarios de Madrid, por lo que fue promovido a brigadier, concurriendo seguidamente al bloqueo de Zaragoza. En el mes de octubre de 1859 se le confió el mando de la 1.ª Brigada de la División de Caballería del Ejército Expedicionario a África, a cuyo frente se halló dos meses después en la batalla de Sierra Bullones. Al año siguiente combatió en multitud de acciones, entre ellas en las batallas de Los Castillejos y Tetuán, ganando el 31 de enero la Gran Cruz de Isabel la Católica por su destacada actuación en la batalla de Wad el Jelú, en la que realizó una carga contra fuerzas de caballería muy superiores, y la Cruz de San Fernando de 3.ª Clase en la batalla de Wad Ras, en la que, al tratar de reconquistar unas posiciones, perdió más de la tercera parte de las fuerzas que mandaba.

De vuelta a la Península en el mes de mayo de 1860, tres meses más tarde fue destinado de nuevo al Ejército de la Isla de Cuba. A su llegada se hizo cargo de la comandancia militar y política de la Jurisdicción de Trinidad, y en 1862 pasó a desempeñar el mismo cargo en Puerto Príncipe.

En 1864 fue nombrado comandante general interino del Departamento Oriental, y se le encomendó la organización de la división que debería operar en la Isla de Santo Domingo, en la que intervendría al mando de dos batallones que, en un principio, deberían proteger el desembarco de las fuerzas que mandaba el general Primo de Rivera. El 17 de mayo asistió, al mando de una brigada, a la toma de Monte Christi, continuando en operaciones contra los insurrectos hasta que en el mes de julio cayó gravemente enfermo, por lo que debió trasladarse a Cuba para su recuperación. Sin hallarse totalmente restablecido, regresó a Santo Domingo en el mes de agosto, tomando parte en la toma de Puerto Plata y regresando al mes siguiente a Cuba nuevamente aquejado de una enfermedad.

En abril de 1865 fue autorizado a volver a la Península, y dos meses después fue ascendido a mariscal de campo por méritos de guerra y nombrado comandante general de la 1.ª División de Caballería del Ejército de Castilla la Nueva.

Al sublevarse en enero de 1866 los Regimientos de Caballería de Bailén y Calatrava en apoyo del general Prim, se le encomendó la defensa de la Familia Real, encargándose de la guardia interior del Palacio Real. En el mes de abril siguiente fue nombrado segundo cabo de la Capitanía General de la Isla de Cuba. Entre los meses de septiembre y diciembre de 1867 se hizo cargo interinamente de la Capitanía General de la Isla de Cuba, debido al fallecimiento de su titular, el general Manzano.

En el mes de noviembre del año siguiente el general Lersundi le dio el mando de las tropas de los Departamentos Oriental y Central, con la misión de disolver a las partidas rebeldes que el mes anterior habían proclamado en Yara la República Cubana y ocupado Bayamo para hacer de esta población la capital de la naciente revolución. Iniciadas las operaciones, consiguió que los insurrectos depusiesen las armas en Camagüey, tras ofrecerles el perdón. A continuación se dirigió a Nuevitas, que lograría tomar después de enfrentarse a los rebeldes en varias acciones, ocupando tras intensos combates la población de Las Tunas, y siendo detenido su avance por los rebeldes entre el río Salado y Cauto del Paso. Vencida esta resistencia, logró atravesar el río Cauto para caer en el mes de enero sobre Bayamo, que había sido saqueada y quemada por los rebeldes antes de huir. En enero de 1870 fue ascendido a teniente general por méritos de guerra.

Animados los insurrectos tras la amnistía concedida por el gobierno del general Serrano, se recrudeció la sublevación, por lo que, tras hacerse cargo en el mes de diciembre de 1870 de la Capitanía General, hubo de continuar en operaciones, estableciendo la trocha de Júcaro a Morón para tratar de evitar el paso de los rebeldes hacia occidente, y recuperando y mejorando el enlace telegráfico entre los diferentes puntos de la Isla.

En junio de 1872 le fue admitida la dimisión del cargo de capitán general de la Isla de Cuba, regresando a la Península, donde obtuvo el cuartel para Madrid. Aprovechó su situación de cuartel para intervenir a finales de 1874 en el pronunciamiento a favor de Alfonso XII, proclamando la restauración de la monarquía el 28 de diciembre en Ciudad Real, al frente de escasas fuerzas de caballería, guardia civil y carabineros, pasando posteriormente a formar parte de la comisión encargada de acompañar a Alfonso XII en su viaje a España.

En febrero de 1875 fue nombrado por segunda vez capitán general de la Isla de Cuba, manteniéndose en este cargo hasta enero de 1876, permaneciendo los siguientes cuatro años en situación de cuartel. Durante los meses de octubre a diciembre de 1879 estuvo al frente de la Inspección General de Caballería, volviendo a la situación de cuartel hasta que en febrero de 1881 fue nombrado capitán general de Castilla la Nueva.

Poseía las Grandes Cruces de San Hermenegildo (1872) y al Mérito Militar con distintivo rojo (1880), así como el Gran Cordón de 1.ª Clase de la Orden de Santa Ana de Rusia. En 1877 había sido nombrado senador con carácter vitalicio. En 1859 se le había concedido el derecho de sucesión al título de conde de Valmaseda, perteneciente a su tío el general José Santos de la Hera y de la Puente, haciéndosele en 1881 merced de la Grandeza de España para sí, sus hijos y herederos legítimos.

Había contraído matrimonio en 1856 con Teresa Carralón y de la Rúa.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exps. personales, leg. B-2879.

A. A. de Cadenas Y López y V. Cadenas y Vicent (compils.), Elenco de Grandezas y Títulos Nobiliarios Españoles, Madrid, Instituto Salazar y Castro-Ediciones de la Revista Hidalguía, 2003; J. de Salazar y Acha, Los Grandes de España (siglos XV-XVI), Madrid, Ediciones Hidalguía, 2012.

 

José Luis Isabel Sánchez