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María Coronel

Biografía

Coronel, María. Sevilla, 1334 – 1409. Dama noble, religiosa clarisa (OSC) y fundadora de monasterios.

También llamada María Fernández Coronel, fue hija de Alonso Fernández Coronel y de Elvira Alonso de Biedma, y nació en las casas que su linaje poseía en la sevillana collación de San Pedro. La alta posición alcanzada por Alonso Fernández en la Corte de Alfonso XI se vio refrendada por el matrimonio de sus hijas. Si Aldonza casó con Alvar Pérez de Guzmán, señor de Olvera, María lo hizo con Juan de la Cerda, señor de El Puerto de Santa María y de Gibraleón, en 1349.

En 1350 muere Alfonso XI y cambia drásticamente la suerte de la familia. La caída en desgracia de Alonso Fernández Coronel se salda con el cerco de su fortaleza de Aguilar por Pedro I, su apresamiento e inmediata ejecución en 1353. La posterior rebeldía de Juan de la Cerda en 1357 termina trágicamente con la muerte de éste por orden del Monarca, tras haber sido derrotado en batalla campal entre Niebla y Trigueros por la milicia concejil sevillana. María Coronel se retiró a una ermita y casa de la collación de Omnium Sanctorum, llamada de San Blas, donde estuvo hasta que profesó en el convento de Santa Clara de Sevilla. En los años siguientes se sucedieron los infortunios: muere, al parecer muy joven, su único hermano, arruinando la varonía del linaje; muere también, en el exilio, su cuñado Alvar Pérez, y ella y sus hermanas pierden todo el patrimonio familiar, ya muy mermado tras la rebelión paterna, por incautación real.

Es en este contexto en el que se desarrollan los pretendidos o reales intentos de Pedro I de conseguir los favores de la joven viuda, en los que se recrea la tradición sevillana, con sucesos prodigiosos que estorbaban los fines del Rey. Finalmente, para evitar el ultraje, María llegó al punto de desfigurarse con aceite hirviendo para hacerse aborrecible a los ojos del Monarca.

Estos hechos dotaron a su figura en Sevilla de un aura de leyenda que llega hasta hoy, magnificados sin duda por la posterior propaganda trastamarista, que hizo de ella una víctima de la insaciable lujuria de Pedro I, y por la vida ejemplar que María llevó hasta su muerte.

El éxito fugaz de las armas de Enrique II en 1366 permitió la recuperación de los bienes familiares, pero la vuelta de Pedro I tras la batalla de Nájera la obligó a buscar el exilio en Aragón. De allí regresó al entrar de nuevo en Castilla Enrique II, siendo restituida otra vez en sus posesiones. Desde entonces, con la ayuda del propio Enrique II, orientó sus esfuerzos hacia la fundación del monasterio de monjas clarisas de Santa Inés, cuya bula alcanzó del papa Gregorio XI el 5 de octubre de 1375, aunque hasta 1376 no fue efectiva.

Con ello se convertía en continuadora de la tradición femenina familiar, muy vinculada al monasterio de Santa Clara de Guadalajara. Situada la nueva fundación junto a la parroquia sevillana de San Pedro, en las casas que habían sido morada de María y de su linaje, ha mantenido hasta hoy su solar inicial. María Coronel vivió en el monasterio hasta su muerte en 1409. Yace incorrupta en el coro de su iglesia conventual.

 

Bibl.: D. Ortiz de Zúñiga, Anales eclesiásticos y seculares de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla, vol. II, Madrid, Imprenta Real, 1795, pág. 147, 5 vols.; M. A. Ladero Quesada, “Los señores de Gibraleón”, en Cuadernos de Historia. Anexos [...] Hispania, 7 (1977), págs. 33-96 (también en Los señores de Andalucía. Investigaciones sobre nobles y señoríos en los siglos xiii al xv, Cádiz, Universidad, 1998, págs. 97-156); C. Ros, Doña María Coronel. Historia y leyenda, Sevilla, Monasterio de Santa Clara, 1980; R. S ánchez Saus, Linajes Sevillanos Medievales, Sevilla, Guadalquivir, 1991, 2 vols.

 

Rafael Sánchez Saus