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Catalina Moncada de Castro

Biografía

Moncada de Castro, Catalina. Duquesa de Montalto (VII). Zaragoza, 2.XI.1611 – Denia (Alicante), 1660. Dama de la reina Isabel de Borbón.

Hija del marqués de Aytona, Francisco de Moncada, y de Margarita de Castro y Alagón, Catalina tuvo dos hermanos, Gastón y Guillermo Ramón, y dos hermanas, María Magdalena y Estefanía. Las vicisitudes de los jóvenes Moncada fueron trágicas desde su infancia por la muerte de sus parientes más cercanos y la lejanía de sus padres, que se encontraban en Flandes, siendo su padre gobernador general al lado del cardenal infante don Fernando. Después de un largo peregrinar, llegaron al monasterio de Pedralbes (cerca de Barcelona) fundado por la mitológica Elisenda Moncada, su antepasada.

Pedralbes, una vez obtenida licencia para ingresar en el monasterio, se convirtió durante algún tiempo en la residencia de las hijas del marqués de Aytona.

El monasterio era entonces etapa de los viajes devocionales y era frecuente que las hermanas Moncada coincidiesen con ilustres personajes que iban a visitar el sagrado lugar, fue el caso de la reina de Hungría María de Austria, esposa de Fernando III, hermana de Felipe IV y futura Emperatriz, de camino desde Madrid hacia Viena. Ésta hizo una parada en Cataluña para visitar el monasterio de Pedralbes, donde conoció a Catalina Moncada y le tomó tanto cariño que escribió palabras de gran admiración sobre esta dama a su cuñada la reina de España Isabel de Borbón, para que la escogiese como dama de su Corte madrileña.

Una vez en Madrid, Catalina tuvo que enfrentarse con un delicado tema de equilibrio cortesano, la simpatía con que la miraba Inés de Zúñiga, dama de la reina Isabel y esposa del todopoderoso valido de Felipe IV conde-duque de Olivares, hubiera podido alejarle de la confianza de la misma Soberana. De hecho, el cariño que le tuvieron los Olivares (en parte determinado por la posición estratégica y por la misma lejanía del marqués de Aytona) condicionaba en sentido negativo el acceso a la intimidad con la Reina, por quien, no teniendo mucha confianza con dicha pareja, miró con inicial sospecha a la joven dama a pesar de los apasionados elogios de la Emperatriz.

Sin embargo, para Catalina fue suficiente con tomar distancia de las atenciones de Inés para conquistar a la Reina y volverse una de sus mayores confidentes. La relación entre las dos mujeres fue sin duda una “gustosa unione”, según las palabras de Giovanni Agostino della Lengueglia, cuyo punto de encuentro fue la común aversión hacia el conde-duque. La atención de las mujeres de la Corte hacia el problema catalán era enorme en aquel momento, sin embargo, la fuerte amistad entre Catalina y la Reina nació también sobre la condivisión de otro tema: la joven Moncada había recibido una carta desde Flandes en la que su padre le pedía buscar (a través de la intercesión de la misma Reina) el consentimiento de Felipe IV para obtener licencia para volver a España. El marqués había hecho muchas peticiones en este sentido al valido, quien, sin embargo, no le había ni contestado.

Ella dio lugar, entonces, a una práctica de captatio benevolentiae hacia Inés para que persuadiese a su marido a llamar a la Corte al marqués de Aytona; el valido, por su parte, trató de utilizar a Catalina para que su padre se quedara en Flandes. Mientras la dama y el conde-duque intentaban ponerse de acuerdo sobre el futuro del marqués, éste murió en 1635. A partir de entonces las relaciones entre el valido y la dama siguieron empeorando y, cuando la Reina empezó a preocuparse por el futuro de su favorita (el no estar casada habría de ser un obstáculo para acceder a los más altos cargos palaciegos), el conde-duque aprovechó la propuesta de un enlace matrimonial para alejar a Catalina Moncada de la Corte y del lado de la reina Isabel.

Cuando en 1639 Luis Guillermo Moncada-Aragón y La Cerda, viudo de la duquesa de Alcalá, puso su casa en las manos del Rey, Olivares planeó las bodas entre los Moncada. Entre otras cosas, la unión entre las dos ramas de la familia catalano-aragonesa, que había quedado separada durante trescientos años, habría sido un gran homenaje a la memoria del difunto marqués de Aytona.

Celebrada la boda —que tuvo lugar en Madrid en 1643 justo en la época en la que se acababa con el valimiento olivaresiano—, los Moncada se fueron a Cerdeña, donde Luis Guillermo había sido enviado como virrey, y allí vivieron hasta 1649.

Después de algún tiempo, en 1652, su marido fue nombrado virrey de Valencia, donde la pareja se quedó durante seis años y donde creó una Corte magnifica muy famosa por su vivacidad cultural y en la que los Moncada solían hospedar a ilustres personajes de todas partes de Europa.

Al final del gobierno valenciano, Catalina Moncada se fue a Denia, donde, a pesar de las atentas terapias de su médico el doctor Farina, el 28 de noviembre de 1659 murió por los efectos de un cáncer de mama.

Sus restos mortales se conservan en la iglesia de San Domenico Maggiore en Nápoles, cuna sepulcral de los soberanos aragoneses y de los duques de Montalto, sus supuestos herederos, junto a aquellos de su marido el duque-cardenal Moncada.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Valencia, Correspondencia del capitán general, Libro 104, Duque de Montalto al marqués de Castel Rodrigo, Madrid 4 de diciembre de 1659; Biblioteca Nacional de España, Ms. 12621, Memorial de servicios propios del duque de Montalto cardenal en los goviernos de Sicilia, Cerdeña y Valencia, y cavallerizo mayor, c. 1663 (inéd.); Archivio di Stato di Palermo, Protonotaro del Regno. Processi d’Investitura, busta 1617: “Testamento del Eminentisimo Señor Don Luís de Moncada y Aragón Cardenal de la Santa Yglesia de Roma”, Madrid, 9 de aprile de 1672 (inéd.).

G. Bocángel y Unzueta, Triunfo de amor y marte en las felices bodas del excelentissimo señor don Luís Guillén de Moncada, Aragón, Luna y Cardona, Principe de Paternò, y la excelentissima señora doña Catalina de Moncada, dama de la Reina nuestra Señora, s. l., c. 1643; G. A. della Lengueglia, La staffetta privata, Génève, Benedetto Guasco, 1656; Ritratti della Prosapia et heroi Moncadi nella Sicilia. Opera Historica-Encomiastica, Valenza, Vincenzo Sacco Impressor Viceregio, 1657, 2 vols.; G. Farina, Apologia in curatione excellent, dominae Catherinae Moncatae, ducissae Montisalti, Venezia, Valentino Regio Palatio, 1658; F. Mugnos, Teatro della nobiltà del mondo, Napoli, de Bonis, 1680; G. Pillito, Memorie tratte dall’Archivio di Stato in Cagliari riguardanti i regi rappresentanti che sotto diversi titoli governarono l’isola di Sardegna dal 1610 al 1720, Cagliari, Tip dal Commercio, 1874; VV. A., Gran Enciclopedia Catalana, vol. X, Barcelona, Edicions 62, 1977; J. Gutiérrez, “Don Francisco de Moncada, el hombre y el embajador. Selección de textos inéditos”, en Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, LVI (1980), págs. 3-72; T. J. Dadson, The Genoese in Spain: Gabriel Bocángel y Unzueta (1603-1658). A biography, London, Tamesis Books, 1983; J. H. Elliott, Il miraggio dell’impero. Olivares e la Spagna: dall’apogeo al declino, Roma, Salerno ed., 1991, 2 vols.; Ll. Guía Marín, “Els Virreis i la pràctica del govern: serveis a la monarquia i ordre públic a València i Sardenya a mitjans segle XVII”, en VV. AA., XIV Congresso di Storia della Corona d’Aragona, Sassari, 1997, págs. 181-196; A. Álvarez-Ossorio Alvariño, “Proteo en palacio. El arte de la disimulación y la simulación del cortesano”, en ASSO (1998), págs. 131-175; VV. AA., Petras albas. El monestir de Pedralbes i els Montcada (1326-1673), catálogo de exposición, Barcelona, Museu d’Història de la Ciutat, 2001; M. V. López Cordón, “Entre damas anda el juego: las camareras mayores de Palacio en la edad moderna”, en Cuadernos de Historia Moderna, 2003, págs. 123- 152; L. Scalisi y L. Foti, “Il governo dei Moncada (1567- 1672)”, en La sicilia dei Moncada. Le corti, l’arte e la cultura nei secoli XVI-XVII, ed. de L. Scalisi, DS, Catania, 2006, págs. 19-61; L. Scalisi, “Giovanni Agostino della Lengueglia: l’artefice e i suoi heroi”, en La sicilia, op. cit., págs. 63-73; R. Pilo Gallisai, El médico sardo Gavino Farina: un científico galénico en la corte de rey de España, Actas de la IX reunión científica de la Fundación Española de Historia Moderna, Málaga, Área de Historia Moderna de la Universidad, Fundación Española de Historia Moderna, 2009; L. Oliván Santaliestra, “Egregia virago: la mujer como agente de poder en la corte de Mariana de Austria”, en VV. AA., Actas del XIII Coloquio Internacional de la Asociación de Estudios Históricos de la Mujer (en prensa).

 

Rafaella Pilo Gallisai