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Ventura de Tarragona

Biografía

Tarragona (o Targón), Ventura de. ?, f. s. XVI-p. s. XVII – ?, u. t. s. XVII. Superintendente general de fortificaciones de Extremadura, maestre de campo, teniente general de Artillería.

Ventura Targón o Tarragona estuvo sirviendo como ingeniero en España entre 1646 y 1661. Previamente había estado en Milán, Alemania y Flandes, según su propio testimonio, “19 años de guerra viva”, escenarios en los que recibió numerosas heridas. Procedía de los Tercios italianos que se reformaron en Cataluña y “era hombre de provecho y plático en las fortificaciones”.

En 1646, a su llegada a la Península, tenía el empleo de teniente de maestre de campo general. Tras un mal encuentro con otras autoridades, se ausentó de Lérida, donde estaba destinado, marchándose a Zaragoza sin licencia, por lo que se ordenó su prisión en Lérida. En el marco de la sublevación de Cataluña y la guerra con Francia y ante la petición de ingenieros de Flandes o Italia ante su gran necesidad, hubo que atender esta carencia con ingenieros destinados en España. Consecuentemente, en el mes de junio de 1646 el rey Felipe IV enviaba a Ventura de Tarragona a Fraga y Tarragona; de aquí, en mayo de 1647, a Tortosa, retrasándose tras esperar el embarque “pues hay un vergantín y dos barcos largos enemigos”.

El gobernador de Tortosa, don Diego Brizuela Salcedo, el 2 de julio de l647, manifestaba que, reconocidas las fortificaciones por el ingeniero del Ejército maestre de campo don Ventura Tarragona, “las ha dispuesto en mejor forma: […] pero en vez de ceñirse y reformarse como yo deseara ajustándose a menos recinto, se ha dilatado mas y añadido dos medias lunas y dos hornabeques en las eminencias y dado defensa a los Baluartes y Cortadura”. Reconocía el gobernador que eran obras precisas para la seguridad de la plaza, aunque requerían mucho dinero y hombres para la defensa, ambas cosas bien escasas.

En 1648 seguía trabajando en Tortosa y Tarragona, y el 30 de noviembre de ese año, Ventura trazaba una planta para Traiguera y otra para Vinaroz, cuyos planos se desconocen. No obstante, se sabe que la planta de Vinaroz se trataba de un hexágono: “quatro valuartes açia tierra y dos medios y una plataforma sobre la mar encerrando todas las casas del arrabal de dicho lugar”. Por primera vez se concebían significativas obras avanzadas (una gran media luna y tres revellines) siguiendo las innovaciones maduradas por la ingeniería militar hispana en las tres décadas anteriores.

Pasaba posteriormente a Valencia y frontera entre ambos reinos, “habiendo visitado no solo los puestos de Cataluña pero todos los de la frontera de Aragón”. El 28 de enero de 1649 el ingeniero y jesuita padre Francisco Isasi diseñó para Vinaroz una fortaleza de planta cuadrada con baluartes canónicos, a la que se unía una plataforma que conducía a una torre artillada en el mar, tomando como referencia la idea de Ventura de Tarragona.

En el año de 1649 Ventura de Tarragona viajaba a Milán por asuntos familiares. Entre 1653 y 1655 seguía en Cataluña, pasando, más tarde, al ejército de Extremadura, en el marco de la Guerra de Portugal o Guerra de Restauración. Respecto a Tortosa, el 11 de abril de 1655 informaba sobre sus fortificaciones, señalando que necesitaba levantar las murallas tres palmos y siete el parapeto, cerrar agujeros de las tapias, mejoras en el “valuartes de las Monjas” y hacer pasadizo a la torre del castillo, junto a otras mejoras detalladas por dicho ingeniero en su señalado informe.

Tarragona llegaba a Extremadura en 1657, y el 12 de abril de ese año el ejército castellano volvía a presentarse ante Olivenza con la intención de tomar la plaza, obligando a los defensores a realizar distintas obras para reforzar y completar las fortificaciones existentes y contrarrestar las obras de sitio castellanas. Los ingenieros Ventura Tarragona y Luis de Venegas dirigieron los trabajos de sitio de Olivenza. Luis de Venegas dirigía “los aproches deste sitio y en particular los dos del quartel de la Corte y el Duque de Osuna”, mientras que Ventura Tarragona dirigía los trabajos en las minas y hornillos realizados para volar la muralla; además, llevó las negociaciones para conseguir la capitulación de la plaza. El asedio, detallado en un plano de Olivenza realizado por Ventura Tarragona y Lorenzo Possi, concluía con la capitulación de la plaza el 30 de mayo de ese mismo año. Tarragona también realizaba un papel muy activo en la toma de Mourão.

Una vez terminada la Guerra de Portugal, comenzaron los planes para sustituir el tipo de amurallamiento de tierra y fagina de algunas obras de la frontera por otro más consistente y resistente a la artillería. En el caso de la muralla de Olivenza, estaba revestida con camisa y reforzada con un estribo, elemento que daba estabilidad a la camisa, pero facilitaba la escalada; sin embargo, al tratar de suprimir el estribo, se produjo el derrumbe de la camisa. El 2 de mayo de 1658 el ingeniero Ventura Tarragona, a cuyo cargo estaba la plaza de Olivenza, envió un informe que ya había enviado el año anterior: “Por falta de dinero, y por las continuas aguas no se ha prevenido la cal á tiempo, y no se han podio levantar los muros caidos, y aunque se ha procurado ganar los instantes en todos los travajos, el llover tan continuado ha aumentado las ruinas de las murallas, y las caídas de los terraplenes, con que me hallo con dos Valuartes aviertos, que en dos meses haciendo buen tiempo no los puedo levantar; no tengo una estaca para reparo de estas ruinas, y para la defensa de la Plaza; para hierro se desacen los Mosquetes para hacer clavos, no hay en ella ni una acha, ni un martillo, ni carbon para tantos instrumentos que necesita […]”.

El informe de Ventura Tarragona se trató en la Junta de Guerra de 14 de mayo, acordándose socorrer la plaza, pero los fondos disponibles no eran suficientes, por ello Olivenza no estaba asegurada ante un ataque. La situación empeoró en 1658 cuando los portugueses movilizaron un gran ejército capaz recuperar la plaza, pero se decantó por intentar tomar Badajoz. Así mismo, el ingeniero Ventura Tarragona pasó a Badajoz para defender la ciudad del ataque portugués que se extendió entre los días 13 de junio y 14 de octubre de 1658, fecha en la que llegaba el ejército de socorro al mando de don Luis de Haro. Durante el asedio, Tarragona estuvo al mando de la defensa del fuerte de San Cristóbal.

El plano de Olivenza atribuido a Ventura Tarragona nos permite visualizar el estado de las obras tras los primeros años de dominio castellano. El recinto principal contaba con nueve baluartes vacíos y dos puertas (Calvario y San Francisco). El recinto magistral estaba rodeado de foso, camino cubierto y glacis. El camino cubierto contaba con cuatro plazas de armas. En cuanto al levantamiento de planos, Tarragona colaboró como uno de los autores del Atlas de Fortificaciones del Reino de Portugal y Extremadura.

En 1662 pedía, siendo gobernador de la plaza de Arronches, licencia para ir a Milán para contraer matrimonio. Vuelto a Extremadura, en julio de 1667 abandonaba el teatro de la Guerra con Portugal, al ser nombrado superintendente de las fortificaciones de las plazas de las fronteras de los reinos de Aragón y Valencia.

Como consecuencia de las continuas guerras, se consideró necesario en el último tercio del siglo XVII mantener una información básica de todas las localidades relevantes en la defensa de los territorios de la Monarquía Hispánica. En ese sentido, en febrero de 1667 el marqués de Caracena proponía al Consejo de Guerra, que se hiciese una visita general a todas las plazas y fronteras “y se sacase de cada una de las plazas, el estado en que hoy se hallan […]”, proponiendo como director del proyecto al ingeniero Ventura Tarragona.

A Ventura Tarragona se le debe, además, la invención de un antecedente del cañón de montaña, cañón que podía ser trasladado en una caballería y fue utilizado en la guerra de Lombardía en 1630.

 

Fuentes y bibl.: Instituto de Historia y Cultura Militar, Colección Aparici.

J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; Mª. Cruz Villalón, “Problemas de la ingeniería militar española en el siglo XVII. La plaza de Badajoz”, en Norba: revista de Arte, 16 (1996), págs. 203-212; C. Laorden Ramos, “Asedios y fortificaciones de Tortosa en el Siglo XVII, en Revista de historia militar, 97 (2005), págs. 51-98; C. Sánchez Rubio et al., El Atlas Medici de Lorenzo Possi, 1687: “Piante d’Éstremadura e di Catalogna”, Badajoz, 4 Gatos, 2014; J. García Blanco, “La fortificación abaluartada de Olivenza en el siglo XVII. Origen y desarrollo”, en L. I. González Franco y J. J. Vega González (coords.), I Jornada sobre fortificaciones abaluartadas y el papel de Olivenza en el sistema luso-español. Actas, Olivenza, Ayuntamiento de Olivenza – Diputación de Badajoz – Asociación Limbo Cultura, 2018, págs. 35-76; P. Luengo, “Ingenieros italianos al servicio de la Corona hispana. Entre el liderazgo técnico y el espionaje”, en Revista Internacional de Historia Militar, 97, monográfico Presencia de ingenieros militares extranjeros en la milicia española (2019), págs. 15-45; J. Hernández Ruano, “La fortificación del Reino de Valencia en la década de 1640 a la luz de la revolución militar”, en Estudis: Revista de Historia Moderna, 45 (2019), págs. 197-224; C. Sánchez, “Mh: La Puerta que no debió ser”, en 4Gatos, 16 de mayo de 2020 [en línea], disponible en https://4gatos.es/microhistorias/mh-puerta-no-debio-ser/.

 

Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño

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