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Miguel Ángel Alario y Franco

Biografía

Alario y Franco, Miguel Ángel. Carabanchel Bajo, Madrid, 15.I.1942 – Madrid, 26.VIII.2024. Químico.

Nacido en plena posguerra, en el barrio de Carabanchel Bajo, en los difíciles primeros años cuarenta, su familia tuvo unos comienzos precarios marcados por esas circunstancias. Su padre y sus dos abuelas fueron maestros nacionales y municipales y uno de sus abuelos, farmacéutico, lo que podría pensarse influyó en la trayectoria, científica y docente, que Alario iba a seguir.

Tras unos estudios primarios en una escuela de barrio, y luego en un colegio bastante mejor organizado, inició el bachillerato como alumno libre en el Instituto de San Isidro, ingresando a los nueve años. Alumno oficial en el bachillerato superior, obtuvo el título de bachiller con quince años. Licenciado en Ciencias Químicas en la entonces Universidad de Madrid —hoy Complutense—, montó con otros compañeros y diferentes ayudas un laboratorio de prácticas en el que complementaban las aprendidas en la Facultad y donde llegaron a sintetizar, tras diferentes avatares, alguno peligroso, “una gota de tricloruro de boro”, lo que casi constituía una proeza en esas circunstancias.

Alario se doctoró en 1970, bajo la experta dirección del doctor Andrés Mata, profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) entonces y luego catedrático en Granada, tras un trabajo experimental laborioso que incluyó la instalación, partiendo de prácticamente un despacho desierto, de un equipo de adsorción de gases a bajas temperaturas que incluía técnicas de calefacción y vacío simultáneos en un complejo enrejado de mecano industrial. Tras un paréntesis post-doctoral en Reino Unido, vide infra, con dicho equipo se realizaron después varias tesis doctorales dirigidas por Alario y ello supuso el embrión de lo que constituye el primer grupo de investigación en Química del Estado Sólido en España.

La estancia post-doctoral mencionada (1970-1973) se repartió entre la Brunel University, donde profundizó en el estudio de la Textura de Sólidos, y la Universidad del País de Gales, donde, con sir John M. Thomas, FRS (Fellow of the Royal Society), inició sus trabajos en Estado Sólido gracias, sobre todo, a la utilización de la Microscopía Electrónica de Transmisión y la Difracción de Electrones, técnicas incipientes en ese momento en la naciente disciplina de la Química del Estado Sólido en la que ha sido pionero.

A su vuelta, y como colaborador científico del CSIC, consiguió, con el apoyo de Gutiérrez Ríos, la adquisición de dos microscopios con los que se echó a andar, en el entonces Instituto Elhuyar del CSIC (uno de los puntos de partida del actual Instituto de Materiales de Madrid del propio Consejo) una línea de investigación sobre No Estequiometría y Defectos Extensos en Sólidos no Moleculares, que, junto con el estudio de sus propiedades fisicoquímicas, ha seguido cultivando con éxito.

En 1976 Alario consiguió por oposición plaza de profesor agregado y se reincorporó a la universidad, donde estableció el Laboratorio de Química del Estado Sólido y, con el apoyo del vicerrector Municio y la colaboración de sus primeros alumnos microscopistas y algún otro colega, puso en marcha el Centro de Microscopía Electrónica de la UCM, después llamado Centro de Microscopía Luis Bru. En 1983 accedió a la plaza de catedrático en la Universidad Complutense de Madrid, donde continuó en activo a tiempo completo hasta sus últimos años

La labor de Alario en la UCM destacó en los tres vértices universitarios: investigación, docencia y administración.

Como administrador fue decano (1986-1994) de la Facultad de Ciencias Químicas, iniciándose la participación de la Facultad en el Programa ECTS, embrión del actual Erasmus. Como docente, además de contribuir al desarrollo de las enseñanzas de la Química Inorgánica, incluyendo en el programa temas de actualidad como los medioambientales antes de la creación de la especialidad de Química del Medio Ambiente, introdujo la Química de Estado Sólido como disciplina académica que posteriormente se recogió en los Planes de Estudio de la licenciatura y el doctorado.

Además, creó y dirigió el Máster en Materiales de Interés Tecnológico hasta la introducción en la licenciatura de la especialidad de Ciencia de Materiales. En estas condiciones, el descubrimiento de los superconductores de alta temperatura por Bednorz y Muller en 1986 encontró al grupo de la UCM en pleno desarrollo de la Química de los Óxidos Metálicos Múltiples donde se sintetizaron los primeros superconductores hechos en España. Entre ellos un material Ba2SmCu3O7-d, que, con una temperatura crítica de 96,5ºK constituyó, durante un cierto tiempo, la más alta conocida. El grupo suministró (desde muy pronto) muestras a muchos laboratorios españoles, así como al del profesor Cardona en el Max Planck Institut de Stuttgart (Alemania), para realizar diversas medidas, lo que les permitió estar auténticamente en primera línea científica en ese histórico momento. Paralelamente, Alario fue presidente de la sesión de apertura del Primer Congreso Europeo de Materiales Superconductores, celebrado en Génova en 1987 y participó como conferenciante invitado plenario en el Congreso de la Materials Research Society de Estados Unidos celebrado en San Diego en la primavera de 1988 para disertar sobre el tema de “No estequiometría y microestructura de los óxidos metálicos”, cuestión central en el conocimiento de los óxidos superconductores. La asistencia a congresos internacionales fue una constante en la carrera de nuestro científico, que asistió a más de doscientos congresos internacionales, a menudo como conferenciante invitado, y dictó conferencias en más de cincuenta universidades y centros de investigación en cuatro continentes.

Sobre superconductores versó también una serie de importantes trabajos referentes al orden del oxígeno en la estructura de esos materiales que Alario realizó en colaboración con el grupo de superconductores del profesor Marezio en el Laboratoire de Cristallographie del CNRS en Grenoble (Francia), donde pasó largas temporadas como profesor visitante invitado por su director, el profesor E. F. Levi-Bertaut, y donde introdujo la utilización de la Microscopía Electrónica de Transmisión para el conocimiento de la microestructura de materiales, como complemento inevitable de la estructura media obtenida por cristalografía de Rayos X.

Una colaboración análoga tuvo lugar con el Laboratoire de Chimie du Solide del CNRS en Burdeos (Francia), donde se implantó la técnica de microscopía electrónica tras una serie de trabajos comunes con el profesor Paul Hagenmuller iniciados en 1980.

También en esa época, Alario y el profesor José Luis Vicent (catedrático de la Facultad de Física de la UCM) elaboraron un texto sobre superconductividad que sigue siendo el único existente en lengua española. Además de materiales superconductores, en el laboratorio de Química de Estado Sólido se han preparado muchos otros materiales con estructuras variadas: rutilo, corindón, fluorita, y muy frecuentemente perovskita y modificaciones de ellas, y que presentan variadas e interesantes propiedades estructurales, magnéticas y eléctricas. Todo ello le valió en 1992 el prestigioso premio Jaime I de investigación científica y tecnológica que otorga la Generalitat Valenciana. En 1997 obtuvo la Medalla de Química de la Real Sociedad Española de Química y en 2004, el premio Epsilon de Electrocerámica de la Sociedad Española de Cerámica y Vidrio. Finalmente, en abril de 2011 se le concedió el Premio de Investigación de la Comunidad de Madrid “Miguel Catalán”.

Otra faceta importante de los trabajos desarrollados por Alario se refiere a la variedad de métodos de síntesis que puso a punto y utilizó en su laboratorio.

La culminación del trabajo de Alario en este terreno fue, ciertamente, su presencia en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en El Escorial. Alario fue director de los cursos de Ciencias durante cinco años (1991-1995) y director general otros tres (1996-1998); fue el primer científico que ocupaba el cargo.

Alario consiguió nuclear un excelente equipo de coordinadores para las diferentes áreas de la cultura y promovió un marcado incremento de la presencia del conocimiento científico en los cursos y un notable acrecentamiento de su calidad, reflejada en la abundante asistencia estudiantil, la relevancia de los profesores invitados y su resonancia mediática.

De ellos dijo sir Hugo Thomas que eran, en aquel momento, “el mejor festín cultural del verano europeo”. En ellos nació el llamado manifiesto de El Escorial, por él promovido y rubricado por dieciséis de los científicos más relevantes de España que solicitaban a las más altas instancias de la nación que se considerase la Ciencia como Cuestión de Estado.

Un último aspecto que se debe destacar de Alario es su colaboración con universidades iberoamericanas y, en particular, con varias de México: Facultad de Ciencias e Institutos de Materiales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en México y en Ensenada y con la Universidad de Monterrey, y en Argentina —de cuya Academia de Ciencias fue académico correspondiente—. Fue particularmente destacada la colaboración con México desde que en 1996 ocupó la Cátedra América del Instituto de España, lo que permitió que él y un grupo de sus colaboradores dictasen un curso de dos meses sobre Química del Estado Sólido en la UNAM. Fruto de aquella primera semilla, existe hoy día una creciente colaboración con investigadores y profesores mexicanos: no menos de una docena han pasado por su grupo de investigación para estancias sabáticas o para la realización de tesis doctorales y trabajos post-doctorales. Esta vinculación con el país azteca también le permitió conseguir el Premio México de Ciencia y Tecnología en el año 2009.

 

Obras de ~: Microdominios bi y tridimensionales en óxidos metálicos relacionados con la estructura perovskita, Madrid, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1986; con J. L. Vicent, Superconductividad, Eudema Universidad, 1991; De superconductores y otros materiales, discurso leído en el acto de su recepción, Madrid, Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, 1993; “Consideraciones sobre la comunicación de la Ciencia”, en Revista española de física (1997), págs. 2-4; “Los materiales: de las cerámicas a los superconductores, pasando por los diamantes”, en Horizontes culturales: las fronteras de la ciencia: 1998, (2000), págs. 247-262; “Efecto invernadero”, en Horizontes culturales: las fronteras de la ciencia: 1999, (2001), págs. 85-95; “Fotoquímica de la atmósfera: agujero de ozono”, en Horizontes culturales: las fronteras de la ciencia: 2000, (2001), págs. 169-181; “Materiales inorgánicos bajo presión”, en Anales de la Real Sociedad Española de Química, (2002), págs. 5-15; “La química de nuestro tiempo”, en Revista de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (RACEFN), 2 (2003), pág. 319; “Las mil caras del carbono”, en RACEFN, 1 (2005), págs. 69-86.

 

Bibl.: E. Hileras Rabadán, “Un país sin ciencia es un país sin influencia” (entrevista), Madrid, Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Ciencias Químicas, Departamento de Química Inorgánica.

 

Emilio Morán Miguélez