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Guiomar Manuel

Biografía

Manuel, Guiomar. Sevilla, c. 1352 – Sevilla, 1426. Mecenas y evergeta.

Hija de Manuel Saonín y de Juana González, Guiomar Manuel representa un caso sin precedentes de temprana aparición de ideales ciudadanos y evergetistas en la Sevilla y aun en la España de su época. Sus padres pertenecían a lo que podríamos llamar la burguesía ciudadana de entonces. El padre era de probable ascendencia conversa, pero la madre era de sangre hidalga, hermana de leche del infante don Fernando, hijo de Alfonso XI y de Leonor de Guzmán. Guiomar Manuel fue hija única y debió de heredar un importante patrimonio a tenor de sus donaciones y actuaciones posteriores. Casó con Gonzalo Ruiz, un alto oficial de la Casa de la Moneda del que apenas sabemos que residía en el llamado barrio de Génova, en el corazón del centro de negocios sevillano. Este matrimonio nos confirma la posición económica de doña Guiomar y su medio social.

Hacia 1403, ya viuda y dueña de una importante fortuna, doña Guiomar comenzó sus acciones benefactoras. La primera de ella consistió en la ayuda que prestó a una beata, llamada María la Pobre, para su instalación, junto con sus compañeras, en unas casas de la collación sevillana de San Vicente y su transformación en un convento. Este, tras conseguir el apoyo de don Ruy López Dávalos, condestable de Castilla, y posteriormente de la reina doña Catalina, viuda ya de Enrique III, y del infante regente don Fernando, acabaría convirtiéndose en el monasterio dominico de Santa María la Real.

Unos años después, el 17 de junio de 1411, realizó una magnífica donación a la sede catedralicia hispalense, constituida en su integridad por bienes urbanos de alta rentabilidad, en especial tiendas situadas y arrendadas en la Alcaicería sevillana. Esta donación fue muy celebrada y recordada durante siglos por el cabildo catedralicio hispalense. Pero la obra que ha asegurado la celebridad de doña Guiomar en Sevilla fue la que, conmovida por el padecimiento de los presos, abordó en 1416 con el objetivo de llevar agua corriente a la cárcel pública en tiempos en que prácticamente nadie gozaba de ella en la ciudad. Tal empeño, que fue acompañado de la pavimentación de las calles por las que hizo pasar la conducción del agua, las primeras que se pavimentaron en Sevilla, fue realizada, según declaración de la propia Guiomar Manuel: “amando como era grant servicio de Dios e onrra desta dicha çibdad de Seuilla”, lo que constituye un tempranísimo exponente de ideales ciudadanos y comunitarios, en tiempos en que todavía no se habían manifestado ni entre los grupos rectores urbanos. Esta acción benéfica sobre la comunidad fue completada con la cesión a la ciudad de unas importantes salinas que, ciento cincuenta años después, seguían suministrando sal de forma gratuita a todos los vecinos de Sevilla y su tierra.

Doña Guiomar, que llevó siempre una vida austera y virtuosa, falleció en 1426. Diego Ortiz de Zúñiga, quizá el mejor de los historiadores sevillanos, en pleno siglo XVII, la consideró digna de habérsele levantado estatuas y templos en su honor como a las heroínas de la Antigüedad, y algunos de los más conocidos cronistas de la ciudad en los siglos modernos, como Alonso Morgado, Pablo Espinosa de los Monteros o Juan de Loaysa recogieron sus hechos con admiración. Desde 1879 y hasta hoy, una calle sevillana recuerda su nombre y sus acciones bienhechoras.

 

Bibl. T. Laguna Paúl, "Memorias sepulcrales de las ‘Sauninas’ en la Catedral de Sevilla”, en Laboratorio de Arte, 12, (1999), págs. 27-37; R. Sánchez Saus, La Sevilla de doña Guiomar Manuel. Un ejemplo medieval de evergesía cívica y cristiana, Sevilla, Real Maestranza de Caballería, 2015.

 

Rafael Sánchez Saus

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